CULTURA

La funcionalidad histórica del documental: Se va a acabar (Relatos de la resistencia de los trabajadores en dictadura)

Por: Marcela Barbaro*
Imagen: Movilización de trabajadores de Ford en 1975

“David Blaustien y Andrés Cedrón parten de una posición ideológica en relación a lo que muestran, con el fin de rescatar la trayectoria y el presente de quienes, ya mayores y jubilados, se atrevieron en los setenta a no paralizarse a pesar del miedo. Los seis protagonistas llevan un pasar austero, dejando un legado solidario en sus hijos y nietos. El compromiso y su participación ayudó a cambiar la historia, desde su lugar de trabajo o desde la clandestinidad. Sin duda, sus pequeños actos hicieron la diferencia, teniendo en cuenta que el 66 % de los 30.000 desaparecidos fueron trabajadores y trabajadoras activistas y delegados/as sindicales. Datos que aporta la película hacia el final en base a informes de la Comisión de Derechos Humanos”.

El discurso cinematográfico sobre lo real nos permite una lectura crítica en relación a la problemática social y política de un determinado periodo. De esa manera, el documental histórico interviene en la reconstrucción de los hechos, focalizándose en los testimonios de sus verdaderos protagonistas, muchos de los cuales, no tuvieron la difusión suficiente dentro de la historia argentina. Es el caso de los trabajadores y trabajadoras de la resistencia peronista y el rol que ejercieron durante la última dictadura militar.  

Poco se sabía de lo que pasaba en el interior de las empresas, o en los talleres industriales donde se sostuvo una fuerte resistencia. Se va a acabar, el documental dirigido por el prolífico David Blaustein(Cazadores de Utopías, Botín de guerra, Hacer Patria y Fragmentos rebelados) y Andrés Cedrón (La Caracas), se ocupará de destacar y dar luz a la importancia que tuvieron en la defensa de sus derechos laborales.

El epígrafe del inicio anuncia que durante la dictadura cívico-militar 1976-1983, los trabajadores industriales perdieron 700 mil puestos. Hubo alrededor de 50 mil Pymes cerradas. Los trabajadores pasaron del 48 por ciento al 30 por ciento en su participación en la distribución de la riqueza. A costa de miles de vidas humanas esta sería la primera experiencia neoliberal en la Argentina, pero no la última.  

El plan económico que impulsó la dictadura beneficiando a los poderes dominantes, trajo como consecuencia el endeudamiento externo, el cambio de la industralización por la la sustitución de importaciones, la reforma financiera y arancelaria, entre otras medidas que impactaron gravemente en el sector y en el trabajo de los asalariados. Así lo manifiestan las primeras imágenes que abren el documental con tomas que recorren fábricas abandonadas, talleres vacíos, y estructuras desmanteladas, que traducen y resignifican la ausencia y la devastación.  

La película, basada en un libro de Cedrón, a cargo también de la edición, recoge los testimonios silenciados de quienes enfrentaron la puesta en marcha de un plan sistemático para despolitizar a la clase obrera dentro y fuera de las fábricas, como también desarticular los frentes organizados de trabajadores que reclamaban por el cumplimiento de sus derechos.  La estrategia llevada a cabo por la dictadura cívico-militar, contó con el apoyo de un sector del empresariado que se vio enriquecido a cambio de colaborar y financiar el aparato represivo, entregando trabajadores, permitiendo la logística de los traslados y hasta facilitando el uso de las instalaciones como centros clandestinos de detención y tortura.

Compuesta por seis testimonios que dan forma al relato, el documental realiza un exhaustivo recorrido por la vida de sus protagonistas en relación al contexto político de aquellos años. Los testimonios pertenecen a Carlos Leguizamón (delegado de la fábrica Cattaneo), Roberto Digón (Secretario Gral. del Sindicato del tabaco), María Luisa Rodríguez (delegada textil de Alpargatas), Germán Valdivieso (delegado de subterráneos), Ana María Putelli (delegada bancaria) y César Loza (Secretario Gral. Sindicato Portuario).

Cada una de estas crónicas de vida, se profundizan con el trabajo de archivo al aportar documentos, audios, filmaciones y fotos de aquella etapa, sumado a las reconstrucciones animadas a cargo de Victor Caballero y Leandro Picarreta, que le aportan una nueva subjetividad al documental contemporáneo, en diálogo permanente con la memoria. La interacción de varios formatos narrativos no sólo contribuye al uso de la retórica sino a la veracidad de los acontecimientos, además de permitir nuevas interpretaciones.

Como manifiesta Antonio Weinrichter en “Metraje encontrado. La apropiación en el cine documental y experimental”, el carácter de “archivo vivo” que adquiere toda compilación realizada en el documental, será susceptible de nuevas apropiaciones. Un ejercicio que se ofrece al espectador como testigo de su tiempo y partícipe activo de la historia del país.  

La relevancia de los relatos junto a la investigación, hicieron hincapié en la legitimación que supieron ganarse los dirigentes y activistas sindicales, como destacan en algunas escenas. Una de ellas, fue la denuncia que realizaron los integrantes de la Comisión de los 25 en la Organización Internacional de Trabajo (Ginebra) durante 1978 y mientras se desarrollaba el Mundial de Fútbol. El hecho, comenta Blaustein en un reportaje, permitió una mayor cobertura a sus representantes, a pesar de haber sido detenidos en la Embajada Argentina, donde los presionaron para que no denuncien las detenciones y desaparición de personas en el país. La visibilidad que lograron también les permitió poder hablar sobre las políticas neoliberales que se estaban llevando a cabo, otorgándoles cierto marco de legalidad ante los reclamos y frente a la preservación de sus vidas.

Otros hechos importantes que ayudaron a visibilizar la lucha del nucleamiento sindical y sus trabajadores, fue el primer paro nacional contra la dictadura que tuvo lugar  el 27 de abril de 1979. Y la jornada masiva convocada por la CGT Brasil a Plaza de Mayo, el 30 de marzo de 1982, bajo la consigna ¡Pan, paz y trabajo!. La movilización que avanzaba al grito “¡Se va a acabar, se va a acabar la dictadura militar!” y “¡El pueblo unido jamás será vencido!”, soportó la represión, los enfrentamientos con la policía y más de mil trabajadores detenidos. La marcha movilizó a 50 mil personas en todo el país. Un logro que quedó empañado por la guerra de Malvinas.

A la importancia per se del tema abordado, la intencionalidad del cómo se cuenta y desde dónde se narra, responde a la mirada autoral de sus realizadores, quienes imprimen la perspectiva artística y estética para dar forma y cuidado a las imágenes. En esa misma línea, debemos destacar el gran trabajo de edición, como la armonía músical del Tata Cedrón y su cuarteto.

David Blaustien y Andrés Cedrón parten de una posición ideológica en relación a lo que muestran, con el fin de rescatar la trayectoria y el presente de quienes, ya mayores y jubilados, se atrevieron en los setenta a no paralizarse a pesar del miedo. Los seis protagonistas llevan un pasar austero, dejando un legado solidario en sus hijos y nietos. El compromiso y su participación ayudó a cambiar la historia, desde su lugar de trabajo o desde la clandestinidad. Sin duda, sus pequeños actos hicieron la diferencia, teniendo en cuenta que el 66 % de los 30.000 desaparecidos fueron trabajadores y trabajadoras activistas y delegados/as sindicales. Datos que aporta la película hacia el final en base a informes de la Comisión de Derechos Humanos.

Se va a acabar es un interesante y certero ejemplo de cómoel cine, la política y la memoria se unen para mirar hacia el pasado desde un presente que lo interpela, y del que siempre queda algo más por develar. La importancia del documental revisionista y testimonial en nuestra cinematografía, gesta su propia identidad y funciona como un documento histórico en sí mismo.

Ficha técnica:

SE VA A ACABAR (Relatos de la resistencia de los trabajadores en dictadura). Dirección: David Blaustein y Andrés Cedrón.

Argentina, 2020

Guion: Andrés Cedrón.

Directora de producción: Graciela Mazza; Fotografía: Leonardo Val y Augusto De Antoni; Material de Archivo: Silvina Segundo; Investigación: Francisco Yofre; Sonido:   Tomás Portías;  Postproducción de sonido: Carlos Olmedo; Música:  Juan Tata Cedrón y el Cuarteto Cedrón; Música original: Lolo Micucci;  Ilustraciones y animación Víctor Caballero y Leandro Piccarreta

Duración: 115 minutos

Las opiniones expresadas en esta nota son responsabilidad exclusiva de la autora y no representan necesariamente la posición de Broquel.

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