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Mara Gómez: “Yo creía que no iba a poder cumplir mis sueños”

El 7 de diciembre de 2020 fue una jornada histórica para el deporte nacional ya que Mara Gómez se convirtió en la primera futbolista trans en jugar en la máxima categoría del fútbol argentino. Se trató de un evento histórico signado por los valores de la inclusión y el respeto. En esta nota habla de todo: cómo la ayudó el fútbol, la recepción que tuvo por parte de sus compañeras y rivales, su llegada a la primera división, sus metas para el futuro, su lucha por la inclusión y la reivindicación de derechos.

Por Federico Visacovsky 

Revista Broquel: ¿Cómo se sintió el debut en Estudiantes, segundo club en el que juega? ¿Qué expectativas tiene para este campeonato?

Mara Gómez: En lo personal bien. Me encontré con un lindo ambiente de personas. Siento que estoy disfrutando de tener otra oportunidad de estar en el fútbol profesional. Estoy muy contenta. Quiero lograr que Estudiantes llegue lo más lejos posible.

RB: Hace poco se recibió de enfermera…, ¿qué le significó?

MG: Es un logro inmenso. En la adolescencia creía que no iba a poder cumplir mis sueños. Gracias a la lucha y al crecimiento que estamos teniendo en la sociedad en cuestiones de derechos es que puedo decir que soy jugadora profesional y enfermera. Jamás me lo imaginé ni me permití soñarlo. Sin embargo llegué. Quiero seguir creciendo y soñando, no solo por mí, sino por las proximas generaciones.

RB: ¿Cómo combina la enfermería con el fútbol?

MG: Me recibí hace una semana. Ahora tengo que esperar a tener la matrícula para empezar a ejercer, sumar horas en los hospitales y experiencia.

RB: ¿Cómo definirías al fútbol?

MG: Es la mitad de mi vida. Para mí fue una contención emocional, especialmente durante mi adolescencia, una de mis peores etapas. Cuando yo decidí ser Mara, porque sentía eso, tuve que pagar un costo por elegir ser una persona libre. Sufrí mucho la exclusión, la discriminación y el miedo. Tuve que subsistir. Tuve la suerte de que mi familia me contenga. Yo la estaba pasando pésimo, no sabía que iba a ser de mi vida: sufría discriminación, tenía mucho miedo al futuro y tuve episodios de autoeliminación. El fútbol fue lo que me contuvo, fue como una terapia. Me ayudó a transitar el día a día.

RB: ¿Qué le significa ser la primera jugadora transgénero de la Argentina?

MG: Es un montón de cosas. Es el resultado de años de lucha. LGBT es un colectivo violentado física y psicológicamente. Se nos ha negado la posibilidad de ingresar y pertenecer, el trabajo y el respeto. Esto es el inicio de oportunidades para las generaciones que están por venir, que no tengan que sufrir ni padecer lo que me tocó a mí.  

RB: ¿Qué recuerda de aquel debut en Villa San Carlos en diciembre del 2020?

MG: Aquel día lo único que quería era entrar y jugar. Había estado encerrada muchos meses sin jugar y competir y lo único que quería era entrar a la cancha y demostrar que era jugadora profesional. Ese día fue el inicio de algo histórico: la inclusión de una deportista trans en el fútbol profesional femenino. Lo que menos importaba era quien ganaba el partido; todos ganamos al incluir a una deportista trans. Si bien Lanús se llevó los puntos, ese día fue disfrutar.

RB: ¿Cómo fue recibida por el mundo del fútbol?

MG: Al principio no era común ver a una chica trans. Era discriminada y en muchos torneos no me dejaban jugar. A los 18 años entré a jugar en un club (Toronto City): ahí empezó mi carrera como jugadora de liga. Empecé a romper expectativas o paradigmas que tenía la sociedad con respecto a una chica trans: lo primero con lo que me relacionaban era con la prostitución o la droga. Mi presencia en el ámbito de futbol ha ido modificando eso. Hubo un cambio y le mostramos a la sociedad que tenemos derecho a ser y pertenecer, que merecemos respeto y dignidad. El resultado es que hay personas que me siguen y apoyan y comprenden la causa de la inclusión.

RB: ¿Qué siente cuando escucha canciones o comentarios homofóbicos o transfóbicos?

MG: En el futbol femenino es muy raro que haya cantos discriminatorios. Es algo que sucede en el masculino y que en el femenino se trata de no replicar. El fútbol femenino ha sido discriminado e invisivilizado, por lo que se comprende bien que lo que queremos es disfrutar. Acá podés encontrar dos hinchadas mezcladas. La rivalidad es diferente, acá es disfrutar y hacer crecer el deporte. En el masculino se alienta insultando al otro: que si sos de River sos un puto, que si sos de Boca sos un maricón.

RB: ¿Por qué cree que pasa eso?

MG: Tiene que ver con una cuestión ideológica y cultural. El típico futbolista con una novia con un cuerpazo que camina como robot es el estereotipo del típico varón. ¿Qué pasa cuando un jugador de elite se declara gay? Es condenado (en el sentido emocional) por la sociedad, por el ambiente del fútbol, es excluido. Cuesta un montón que en el fútbol masculino alguien se declare homosexual, cuando en el femenino es totalmente normal. Es una conducta machista y heterohegemónica: tenés que tener ciertas conductas y cumplir con ciertas normativas para estar dentro del ambiente.

RB: Antes de debutar tuvo que acceder a las recomendaciones del Comité Olímpico Internacional con respecto a la inclusión de deportistas trans en los deportes profesionales y hacer un tratamiento hormonal. ¿Cómo lo analiza y cómo fue ese proceso?

MG: Cuando me sumé a San Carlos estábamos con esa incertidumbre de qué iba a pasar conmigo. La AFA no nos daba respuestas y ahí se sumó Lorena, mi representante, quien gestionó todo para que se dieran reuniones y ver de qué manera se podía resolver. Tuvimos encuentros con el abogado de AFA y tomamos las recomendaciones del COI, que exige que una deportista trans se debe someter a un tratamiento para cumplir con los parámetros hormonales de testosterona, que es de hasta 10 nanomoles por decilitro de sangre. Es invasivo para el cuerpo, cambia funciones naturales y fisiológicas del organismo y puede tener consecuencias como la reducción de la masa muscular, la resistencia o la densidad ósea. Si no estás dentro de esos parámetros no podés competir, pero es  la única manera dar el primer paso. La última reunión la tuvimos con (Claudio) Tapia. Néstor Fabbri, presidente de Futbolistas Agremiados, también se puso a disposición. No hemos tenido que llegar a ninguna instancia legal. La intención era que escucharan mi historia, que comprendieran que el fútbol es una parte de mí y que merezco poder practicarlo.

RB: Con el objetivo de dañarla circuló una fake news que decía que había hecho 49 goles en 13 partidos. ¿Qué sintió cuando sucedió eso?

MG: Mucha tristeza. Fue de parte de un sector de la sociedad que tiene una conducta machista y heteropatriarcal. La intención fue precisamente lastimarme. Tuve que salir a aclarar que era mentira. Hay sectores que todavía tratan de incentivar la discriminación y la exclusión de nuestro colectivo. También lo veo en el fútbol femenino: veo un resumen de un partido y vas a los comentarios y ves a muchos varones diciendo que tal chica se parece a una tortillera y otra la mandan a lavar los platos. La discriminación no solo es por ser trans, muchos consideran que el deporte es solo para los varones.

RB: ¿Cómo ve al fútbol femenino en la Argentina?

MG: Nosotras no podemos vivir del fútbol, no es como el masculino. La mayoría de las jugadoras tenemos que estudiar y trabajar. Hay muchísimas profesionales de kinesiología, nutricionistas, enfermeras, doctoras. La idea es que el futbol femenino tenga las mismas condiciones de poder vivir del deporte como lo hace el  masculino. Años atrás no había apoyo de las instituciones, todo era muy precario. Hasta hace unos meses la TV pasaba solo dos o tres partidos. Sabemos que el fútbol necesita más y mejores condiciones, pero aun así estamos en una buena etapa y vemos los cambios.

RB: ¿Se siente una referencia para otras chicas?

MG: Totalmente. Gran parte de las jugadoras me han tomado como referente. Puse el cuerpo y la voz y pude llegar acá. Es la apertura para generaciones con otras identidades. Quiero hacer comprender que los deseos y los placeres hay que respetarlos. Hay que acompañar a esas infancias y adolescencias trans para que no sufran, darles confianza, que no sean excluidas y sean contenidas. El rol que me toca no es solo en el deporte, sino con la sociedad.

RB: ¿Cómo proyecta su carrera?

MG: Me gustaría seguir creciendo como jugadora. Hoy tengo mi segunda experiencia en primera división. Quisiera jugar en algún equipo fuera del país y que se pueda lograr la inclusión y jugar en la selección, y si no me toca a mí que le toque a otra. Es un poco difícil, estamos hablando de una competencia mundial y sabemos que hay países que no cuentan con una ley de identidad de género; hay países que criminalizan la homosexualidad o la autopercepción. No todos tienen una ley de identidad de género como en Argentina. Una opción podrían ser los Juegos Olímpicos, donde se han visto deportistas trans. Yo creo que en algún momento va a pasar, no sé si conmigo o con otra persona, no sé cuánto va a llevar, pero FIFA va a tener que trabajar sobre la inclusión.

RB: Cumplió dos objetivos inmensos como ser enfermera y ser la primera jugadora trans profesional. ¿Cuál es el siguiente?

MG: Quiero trabajar e independizarme, quiero un trabajo digno, tener una independencia económica y seguir estudiando. Anhelo desbinarizar a las instituciones. Siento que tengo una responsabilidad de poner el cuerpo y la voz para educar y seguir abriendo puertas. Estoy disfrutando de mi club, por lo que voy a dar todo de mí.

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