En los albores de la organización del Estado Nacional, existieron distintos procesos, pujas y reconversiones que hicieron evolucionar el cargo que actualmente conocemos con el nombre de Procurador.
Autor: Redacción Broquel
Obra: De vuelta o La vuelta del pago - Autor: Ripamonte, Carlos Pablo
Al comenzar la historia de la Procuración del Tesoro de la Nación, y focalizarnos en el desarrollo del cargo que hoy conocemos con el nombre de Procurador, pudimos ver cómo se tomaron los modelos hispano-borbónicos y norteamericanos para dar lugar a la figura del Fiscal. Por lo tanto, sabemos que es imposible desligar la función del Procurador de la de los primeros Fiscales pero ¿cuáles son las diferencias entre ellos? En los inicios de la República Argentina existió un Fiscal General y después un Procurador General, que recién ahí dio paso a un Procurador del Tesoro como máximo asesor jurídico del Poder Ejecutivo.
Si quisiéramos encontrar el origen de la figura de Procurador General en Argentina nos tendríamos que remontar hasta 1853, cuando Justo José de Urquiza, Presidente de la Confederación, designa como Fiscal General del Estado al Dr. Ramón Ferreira, oriundo de la provincia de Córdoba.
Ocho años más tarde de ese nombramiento llegaría a su fin la Confederación Argentina, una vez producida la batalla de Pavón en 1861, uno de los enfrentamientos armados más trascendentales de la historia Argentina. El mismo tendría un resultado contundente e inmediato: la incorporación de la Provincia de Buenos Aires en calidad de miembro dominante del país. Acontecida la derrota de la Confederación sus máximos referentes, Santiago Derqui y Urquiza, concretaron un acuerdo con Bartolomé Mitre, Gobernador de Buenos Aires y comandante en jefe del ejército porteño. Así fue que una vez electo Mitre como presidente constitucional y organizada la Corte Suprema a través de la Ley 27, el 16 de octubre de 1862 buena parte de las funciones que sostenía el Fiscal General durante la Confederación pasaron al Procurador General, cargo que ocuparía el mismo Dr. Ramón Ferreira.
Si analizamos el origen de la palabra “procurador” podremos observar que proviene del latín “Procurator” e implica la idea de representación y defensa de intereses ajenos, mientras que en esa época “tesoro” equivalía a fisco o erario de la Nación. Pero, ¿cómo fue creado realmente el cargo de Procurador del Tesoro? El marco de discusión más fuerte por esos días surgía principalmente del debate sobre si la figura del Fiscal General debía ser suprimida y, si la función tenía que permanecer, o no, dentro del Ministerio del Interior.
El primero de ellos se daría en la cámara de diputados mientras se discutía la Ley 74 de presupuesto para los años 1863-1864 donde se resolvió suprimir el cargo de Fiscal General, que estaba en el Ministerio del Interior. El por entonces Diputado José Benjamín Gorostiaga justificaría esa decisión: “Yo querría que no hubiese Fiscal de Estado para que se acabe esa tramitación que nos viene del tiempo de la corona o del gobierno español” .
En una sesión posterior en la cámara baja, Dalmasio Vélez Sarsfield, Ministro de Hacienda, solicitaba que el suprimido fiscal fuera sustituido por un Procurador de Hacienda para su cartera, citando como antecedente la organización norteamericana, donde “… a pesar de haber un Procurador General, en el año treinta se dictó la ley creando el Procurador del Tesoro…”. En aquel momento del debate se empezaron a delinear y reconocer las necesidades de asesoramiento y representación en la función pública. Allí Gorostiaga recogió el guante y adhirió “…la proposición para que se nombre un empleado con el título de Procurador del Tesoro, que responda a las necesidades que efectivamente tiene la administración, de contar un agente que no solo vele por el percibo de las contribuciones nacionales, sino también que pueda velar por los intereses del fisco…”.
Cuando el tema llegó a la cámara alta, fue Valentín Alsina, Presidente Provisional del Senado, el que tuvo una intervención que adelantó algunas de las características más fuertes de la libertad de criterio que identifica a la función del Procurador del Tesoro al diferenciar su rol de asesoramiento con el que podría tener un fiscal. “Entre las funciones hay una enorme diferencia, el primero da su opinión como lo crea de justicia, es decir aconsejar, esa es su misión. Al fiscal no, ya que a él se le puede exigir que haga lo que está obligado a hacer un abogado a quien se le entrega una causa. El asesor, en cambio, debe ser severamente imparcial, como debe serlo el Juez cuando va a pronunciar un fallo”.
Así fue como con estas palabras del ex Gobernador de la Provincia de Buenos Aires y la aprobación de la ley de presupuesto para ese período, el 7 de Noviembre de 1863 quedaría asentada la eliminación del cargo de Fiscal General para crearse el de Procurador del Tesoro. Su primer Procurador sería, sin intervalo funcional, el ex Fiscal General: Dr. Ramón Ferreira, un hombre que tendrá mucho peso en la conformación de la Procuración. La historia de los primeros Procuradores del Tesoro de la Nación nos permite conocer en profundidad tanto el origen del organismo, como la función que le asignaría la clase dominante que conformó las bases del Estado Argentino.
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