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Procuradores: recuerdos de una gestión

En el marco del 160 Aniversario de la Procuración del Tesoro, entrevistamos a cuatro ex Procuradores que nos cuentan algunas de las experiencias que les tocó vivir: Rodolfo Alejandro Díaz (1995-1999), Osvaldo Guglielmino (2004-2010), Joaquín Pedro da Rocha (2010) y Angelina Abbona (2010-2015).

Por Redacción Broquel

“Fui ministro, secretario de Estado, Convencional Constituyente, entre otras cosas, pero el mejor trabajo que he tenido en mi vida ha sido ser Procurador del Tesoro”, nos cuenta Rodolfo Alejandro Díaz apenas le preguntamos por su paso por la Procuración. “No hay para mí uno mejor, por lo menos mi experiencia: el trabajo en sí, la función en sí y la parte que te toca jugar en el funcionamiento del Estado en la Argentina, no sé si a todos les habrá pasado lo mismo, pero fue una experiencia extraordinaria”.

En ese mismo sentido se expresó Joaquín Da Rocha: “No fue mi primera experiencia como funcionario público, pero sí una de las más gratas que he tenido que desarrollar”. Y nos explica el por qué: “Fue una experiencia realmente muy positiva para mí, ya estaba ambientado dentro de la función pública de la Nación y de las provincias, pero esta fue realmente más importante, porque es nada más y nada menos que desde donde se coordina y se establecen los conceptos para toda la abogacía estatal de la República Argentina”.

Por su parte, Osvaldo Guglielmino indicó que “el recuerdo que tengo es inmejorable, desde el policía que estaba parado -me acuerdo los nombres, Jiménez, Leiva- hasta los directores nacionales de las diferentes direcciones nacionales, que por cierto eran muy buenos”. Y como si fuera una fórmula, sentencia: “El tema es trabajar, trabajar lo mejor posible, todo lo demás carece de importancia. Si tiene perfil alto, bajo, mediano, eso no importa. Lo que importa es al acostarse decir, “bueno, ¿lo dejé todo en la cancha? Sí.” Eso es todo”.

Angelia Abbona, la primera y única mujer hasta ahora en ser Procuradora, contó que se llevó “los mejores recuerdos de la Procuración, en el crecimiento por supuesto profesional pero también humano, con compañeros y compañeras realmente maravillosas, que me acompañaron y dieron lo mejor de ellos”. Al tiempo que recordaba que “tenemos millones de anécdotas de horarios estrambóticos de trabajo, realmente no teníamos ni día ni noche cuando los plazos se venían encima, se trabajaba mucho, y con mucho entusiasmo, no como una carga laboral, sino con un entusiasmo que a mí realmente me ha dejado nada más que satisfacciones”.

Un punto en común que destacaron fue el alto nivel de profesionales con que cuenta la Procuración del Tesoro. Diaz indicó que “el Procurador no se maneja solo, tiene a su disposición probablemente los mejores abogados de la Argentina”. Abbona por su parte refirió que “el plus que tiene el abogado/a del Estado en relación con el privado es que uno está pensando en el bienestar de toda nuestra Nación, no piensa en forma individual”. Y ahí es “donde se nota la pasión que le pone el abogado y la abogada del Estado ya sea en resolver un tema netamente administrativo o resolver un tema judicial a favor del Estado, porque ese interés no es particular, es el interés por defender al Estado que es defender a todos y todas”.

Guglielmino recordó que “la creación de la defensa del arbitraje de inversión internacional empezó de la nada y terminó siendo calificada a los pocos años como uno de los mejores estudios jurídicos del arbitraje de inversión del mundo”. Y explicó que se debe “a la capacidad del abogado argentino, que es algo impresionante, porque hay mucho para elegir, tenemos 70 años de universidad gratuita y eso es una ventaja descomunal”. Por su parte Da Rocha recordó que “la calidad de los miembros de la Procuración, por lo menos al tiempo de mi gestión, fue de primera importancia: siempre recibí ayuda y consejos valiosos para poder desarrollar mi tarea en plenitud y sin inconvenientes”.

Desde la experiencia transitada, Diaz indicó que “nadie pasa por la Procuración del Tesoro y no sale transformado, ni el que es Procurador, ni el que es abogado, nadie. ¿Por qué? Porque la Procuración en sí tiene una tradición que es muy difícil de encontrar en ninguna otra parte”. Y agregó que no hay ninguna institución que esté por cumplir 160 años del tamaño de la Procuración, que es más chica. En una institución tan concentrada, la experiencia se acumula. Si a mí me preguntas, yo creo que hay que reflexionar sobre la producción propia de la misma Procuración y la experiencia de la misma Procuración, que es la mejor guía para garantizar que tengamos una abogacía pública eficaz, concentrada en la defensa de los intereses estratégicos del Estado Argentino”.

Y Abbona recordó que también “había sido la primera Fiscal de Estado en Santa Cruz, y me tocó ser también la primera Presidenta del Tribunal de Cuentas de la provincia. Por supuesto siempre el tema género en las relaciones profesionales, laborales, tiene sus diferencias, sus lados oscuros y sus luces”. Pero indicó que “tuve un equipo afortunadamente muy competitivo, muy importante tanto de mujeres como de hombres, y no lo he sentido en lo personal como si fuera una diferencia por ser mujer y estar a cargo de un organismo tan importante, pero creo que tiene que ver también con la gente con la que una se rodea”.

Guglielmino subrayó que “el recorrido que hicimos estaba marcado por dos límites: de un lado estaba la realidad, obviamente, y del otro lado la dignidad”. Es decir, “dos límites que son infranqueables: la realidad, porque uno rebota contra la realidad, y la dignidad porque sin dignidad nada tiene sentido”. En tanto que Da Rocha indicó que “tener los mejores abogados y con la conciencia de la importancia de lo que están defendiendo, consustanciándose de esa manera, uno puede responder a las expectativas que se ponen en la persona que tenga que dirigir o colaborar en la Procuración del Tesoro y en el resto de las direcciones que existen en todas las instituciones nacionales”.

Pensando en el futuro, dejamos una reflexión final de Diaz: “lo que hay que mirar es la experiencia propia de la Procuración y estar abierto a su propia creatividad que es muy importante”. Porque “a la vez que es una institución que va a cumplir 160 años, está llena de pibes jóvenes, que llevan el modo de ejercer la abogacía de su propia generación. Ahora tiene que haber abogados que tienen 27 años y que llegan con su idea de cómo hay que hacer su trabajo. Hay que escucharlos también, porque todo cambia. Entonces, yo creo que es eso, creo que es lo que podríamos llamar la tradición profesional de la Procuración del Tesoro, es una buena guía para pensar el futuro”.

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