Por: Jesús Caraballo
El último día de septiembre trajo una noticia que impactó a lo largo y ancho del país. El gran Joaquín Salvador Lavado Tejón, conocido bajo el seudónimo de Quino, partía de este mundo, justamente un día después del aniversario de la primera publicación de su querida Mafalda.
La obra de Quino destaca por su vigencia y lucidez. Su aporte es transgeneracional, es decir traspasó distintas generaciones de argentinos y argentinas, desde que en la revista “Esto Es” publicara su primera página de humor gráfico a mediados de la década del ´50.
El humor de Joaquín tocó aristas muy ricas y variadas, que pueden ir desde una crítica a la sociedad de consumo hasta un mensaje ecologista, pasando por cuestiones relacionadas con el existencialismo o la explotación laboral.
En 1964 nacería su perla mejor dibujada: la inigualable Mafalda. Entre las viñetas de la niña que odiaba la sopa, Quino dejó mensajes claros con guiños humorísticos. De allí (re)toma el valor que Mafalda sea una niña que en conjunto con sus compañeritos ponen en tela de juicio valores tradicionales de la sociedad occidental, como las aspiraciones de Susanita.
En el año 2014, cuando Mafalda cumplió 50 años, se la incluyó en el Plan Nacional de Lectura, donde 29 mil colecciones y un total de 311 mil libros llegaron de forma gratuita a todas las escuelas. ¿Cuántos chicos y chicas habrán leído a través de Miguelito y Felipe un mensaje que al día de hoy sería válido codificarlo como una consigna vegana?
Mafalda por momentos pareciera dialogar en tiempo presente hasta con la escritora feminista Silvia Federici, la cual manifiesta a través de la frase “eso que llaman amor es trabajo no pago”, una suerte de resumen a su postura en la que encuentra que el trabajo reproductivo y de cuidados que hacen gratis las mujeres es la base sobre la que se sostiene el capitalismo.
Años más tarde Quino reflexionaría sobre la enorme herencia que la tira dejó a viejas y nuevas generaciones: “creo que sería el sentido de justicia y libertad, y que hay que educarse en la igualdad, que entre todos podemos hacer un país mejor”.
Inclusive si uno quiere hilar más fino y acortar por lo más coyuntural, podemos mencionar por ejemplo que estas últimas semanas se ha puesto en discusión los alcances y acepciones del concepto de meritocracia, confundiéndose, a veces de forma menos inocente, con el esfuerzo individual. Por supuesto que Joaquín Lavado sentó su postura muchos años atrás a través del arte de su tinta.
El 30 de septiembre del 2020 falleció Joaquín Salvador, pero no Quino. Él es patrimonio nacional y mundial. Quino es infinito.
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