Por: Juan Manuel Ciucci
Entrevista a Ketzalli Rosas, periodista mexicana y directora de esta investigación sobre la violencia contra las mujeres por razones de género durante la cuarentena por Covid-19, realizada en 19 países de América Latina y el Caribe. “Lo más importante para mí era contar qué estaba pasando sin revictimizar a las mujeres, que quizás muchas estaban atravesando la violencia machista y no tenían la posibilidad de salir, de desprenderse de esa situación violenta”.
Revista Broquel: ¿Cómo surge la investigación Violentadas en cuarentena en América Latina?
Ketzalli Rosas: Surgió justo cuando recién se había confirmado el primer caso de SarsCov2 en América Latina, el 26 de febrero de 2020 en Brasil, cuando la mayoría de los países de la región comenzaron a aplicar la cuarentena, de manera paralela diferentes instancias internacionales encendieron la alarma con la que advertían que el aislamiento podría llevar a un posible aumento de casos de violencia de género. Esa preocupación fue la que detonó esta investigación. Fue a partir de la investigación de 2 jóvenes periodistas, Nicole Martín de Argentina y Carlos Mayorga de Colombia, quienes fueron los que empezaron a indagar cuáles eran las cifras en sus países, qué estaban haciendo los Estados, si se habían aumentado las llamadas de auxilio, si se había implementado líneas nacionales de atención a las mujeres. Al ser ellos integrantes de la red latinoamericana de jóvenes periodistas de distintas latitudes, proyecto del cual yo soy co-directora, me comentaron que esto les estaba llamando la atención. Entonces convocamos a toda la red, que opera en más de 18 países de latinoamericana con periodistas jóvenes, planteamos el tema y fue así como nos propusimos esta investigación, para poder mostrar una visión regional de una problemática que aún sin pandemia es latente. Así fue cómo articulamos el primer equipo, trabajamos durante un primer mes, de manera express, con marchas forzadísimas de trabajo. Investigamos el primer mes de cuarentena en abril, porque marzo fue el mes en que se empezaron a realizar las cuarentenas en los distintos países, pero en abril ya estábamos todos en cuarentena. Armamos equipos de trabajo, analizamos 19 países de América Latina y el Caribe, y cada país contaba con un equipo que podía ser de entre 1 y 3 reporteros. Así comenzamos a indagar qué estaban haciendo los Estados para prevenir este incremento de la violencia contra las mujeres en situación de aislamiento social, y si estaban habilitadas algunas líneas de atención, cómo se estaban presentando las denuncias, qué estaban denunciando las mujeres. Empezamos a contar los diferentes tipos de violencia y los feminicidios.
Así sacamos una primera investigación que publicamos en 30 de abril del 2020, pero justo como esta indagatoria del primer mes nos hizo dar cuenta que hacía todavía falta mucho más que profundizar, ampliamos el margen de investigación que fue del 1 de abril al 30 de junio. Es decir, los primeros cuatro meses de cuarentena, que justo fueron los meses que los países tuvieron cuarentenas más definidas, ya por julio diferentes países empezaron a flexibilizar, o dar ciertos horarios de apertura de negocios, o restaurantes, un poquito esto que se llamó la nueva normalidad. Entonces por eso indagamos en estos 4 meses iniciales de cuarentena, y justamente ampliamos el espectro de tiempo de investigación y publicamos esta investigación a finales de noviembre. Ya en una perspectiva muchísimo más amplia donde pudimos incluir perfiles de mujeres que fueron víctimas de feminicidios, todo esto con un punto de vista interseccional, por ejemplo con mujeres afrodescendientes, indígenas, para poder contar también cómo se vivió ahí la violencia contra las mujeres en los hogares. Hicimos un memorial, identificamos los distintos patrones de violencia y fue una investigación mucho más amplia que es lo que actualmente se ve en el sitio de “Violentadas en Cuarentena” y que se publicó en noviembre del 2020.
RB: ¿Cómo realizaron la investigación y qué impedimentos les impuso la pandemia?
KZ: Para realizar la investigación los retos fueron diversos. Primero poder estandarizar los datos, porque teníamos información de 19 países de Latinoamérica y el Caribe. También fue difícil el acceso a la información pública en plena cuarentena cuando todo estaba cerrado, donde no solamente algunos organismos internacionales y de transparencia de los diferentes países pusieron trabas y dijeron que por la cuestión de la pandemia contaban con menor personal y que las respuestas a las solicitudes iban a demorar más; sino que también los mismos periodistas nos encontrábamos en cuarentena, aislados en casa. Entonces eso fue algo que nos significó un reto, pero no nos hizo imposible realizar la investigación. Por eso, además de hacer esas solicitudes de información pública, establecer contacto con organizaciones de la sociedad civil fue fundamental, ya que estos organismos siempre se han encontrado en primera línea, recabando información y construyendo su propia data. Lo más importante para mí era contar qué estaba pasando en estos 19 países de América Latina sin revictimizar a las mujeres, que quizás muchas estaban atravesando la violencia machista y no tenían la posibilidad de salir, de desprenderse de esa situación violenta. Para realizar esta investigación fue fundamental contar con esta red de periodistas que trabajaron en cada uno de los 19 país que investigamos; eso hizo que fuera más fácil que un periodista argentino estudiara Argentina porque tendría algunos elementos de contexto y conocimiento previo, para saber a qué organizaciones de la sociedad civil o del Estado acudir por información.
Por otro lado empezamos a armar unas matrices de base de datos que hicimos públicas en nuestra investigación, porque creemos que esta investigación no está terminada, posiblemente la sociedad puede consultarla y generar nuevos datos porque al final de cuentas no sabemos si en un futuro no muy lejano tengamos que volver a hacer medidas de aislamiento así de estrictas como fue el año pasado. Entonces empezamos a llenar estas matrices para identificar justamente a partir de las llamadas y denuncias, qué era lo que denunciaban las mujeres e identificar los principales tipos de violencia. Así fue como empezamos a realizar esta investigación, con solicitudes de información, con entrevistas. Cuando construimos nuestro memorial del primer mes de cuarentena, fue darnos a la tarea de estar buscando y rastreando en empresas, redes sociales, diferentes grupos, cuáles eran los feminicidios que se iban registrando en este primer mes, y por eso fue que construimos el memorial, porque fue una forma de dar rostro a esas mujeres que perdieron la vida en este mes de cuarentena, cuando se supone que estando en casa es el lugar más seguro donde puedes estar, y sin embargo estas mujeres fueron asesinadas. Otra de las cosas muy importantes al momento de arrancar la investigación fue hacer la delimitación de qué tipo de violencia o de a quién íbamos a entrevistar, nosotras estábamos interesadas en buscar violencia de género pero nos dimos cuenta al indagar cuáles eran las legislaciones y qué había en los diferentes países sobre esto, que no había una tipificación de violencia de género, que la mayoría de los países tipificaban la violencia contra las mujeres o la violencia intrafamiliar. La violencia de género no sólo incluye a las mujeres, incluye a otras poblaciones de la diversidad, entonces no íbamos a poder abarcar todo eso porque no íbamos a poder acceder a esos datos. Fue entonces una decisión que tomamos y lo centramos solamente en violencia contra las mujeres por cuestiones de género, entonces analizamos datos de violencia contra las mujeres y en algunos países donde pudimos acceder a esa información también incluimos transfeminicidios, por ejemplo. Fue una investigación que pudimos realizar en campo en los 19 países que investigamos, y nos ayudamos muchísimo de redes, organizaciones de la sociedad civil y entes de transparencia.
RB: ¿Qué patrones de violencia de género pudieron registrar en América Latina?
KZ: Al analizar las denuncias hubo países en los que tuvimos mucho éxito y otros en los que no: por ejemplo en algunas solicitudes de información nos daban desagregados los datos, es decir, nos decían de tal mes a tal mes se detectaron tantas llamadas a la línea telefónica que habilitamos que fue el 911 para recibir ese tipo de denuncias, o a la línea de la mujer con la que ya contaba el país. Nos decían “de este mes a este mes se registraron tantas llamadas, y lo que denunciaron las mujeres en este mes fueron violencia tal, violencia tal”, y así. En los países que no teníamos ese desglose fue como ir indagando en notas de prensa, organizaciones civiles, pero al analizar toda la data de los 19 países hubo seis principales tipos de violencia que tipificamos que las mujeres denunciaron, vivieron o padecieron en la cuarentena: violencia física, violencia psicológica, violencia económica, simbólica, sexual y el feminicidio. Esos fueron los seis patrones de violencia que identificamos en esta cuarentena. Para explicar esto hicimos unos textos de análisis para ver cómo se había prestado cada tipo de violencia en los 19 países, y además hicimos videos explicativos para contar cómo se había presentado cada tipo de violencia en esos países.
RB: A raíz de lo investigado, ¿qué acciones pueden realizarse para prevenir la violencia de género en contextos de pandemia?
KZ: En la segunda parte de la investigación nos dimos a la tarea de entrevistar a organismos internacionales que desde hace muchísimos años están encabezando una lucha para erradicar y prevenir la violencia contra las mujeres en los países del mundo. Ante la posibilidad de emprender nuevas cuarentenas o restricciones a la movilidad que encerraran a las mujeres con sus agresores, entrevistamos a María Noel Vaeza, directora regional de ONU Mujeres; a Tatiana Rein Venegas, Presidenta en el Mecanismo de Seguimiento de la Convención para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres; y a la Articulación Regional de Colectivas Feministas del Abya Yala para realizar un balance de las medidas tomadas por los gobiernos para atender la violencia de género. Y cómo ellas dan esta visión de especialistas en el tema para llamar la atención en estrategias que además de atender se pueda erradicar la violencia en los distintos países, sobre todo teniendo en cuenta estos momentos de aislamiento social. En este texto que se llama “Una alerta ante la posibilidad de nuevas cuarentenas, acciones para prevenir la violencia de género” que es uno de los textos que abre nuestra investigación, aparece todo este balance sobre qué hicieron los Estados latinoamericanos pero también qué es lo que todavía hace falta hacer. Por ejemplo en Argentina y Colombia se implementó esto del barbijo rojo en farmacias, o de otra clave de atención para que las mujeres pudieran denunciar a través de distintos mecanismos de denuncia. Porque era muy evidente algo que pudimos ver en la investigación, que había organismos y Estados que decían que las denuncias sobre violencia de género habían disminuido durante la cuarentena y que esto no estaba pasando. Y no es cierto, no quiere decir que porque haya menos denuncias no esté sucediendo, y esto ellas lo explican obviamente porque si tú estás en un mismo hogar con tu agresor no tienes la posibilidad de hacer una denuncia, esa posibilidad se va cerrando. Entonces que no hubiera tantas llamadas en algunos países no era igualitario a que no estuviera ocurriendo la violencia. Esos eran otros elementos que había que tener en cuenta, cómo podemos ampliar esas formas para que las mujeres puedan denunciar a sus agresores cuando comparten un mismo espacio, y esto se dio a través del “barbijo rojo” en Argentina y la “mascarilla 19” en Chile en farmacias. Es decir que los Estados tenían que poner mucho hincapié en medidas con enfoque de género a la crisis sanitaria, no sólo atendiendo a la crisis en sí, sino dándole ese enfoque. Como la atención a las mujeres en hospitales a través de un cuestionario consultando si estaban sufriendo violencia de género en sus hogares, y cómo proteger a las mujeres desde el ámbito digital porque hay cyberviolencia y cyberacoso en los espacios virtuales. Era una solución muy estructural e integral sobre cómo los dos pueden ir reaccionando a los diferentes momentos, algo a lo que se tiene que prestar atención fuera de la pandemia pero que es muchísimo más importante el enfoque de género durante la pandemia. Esperamos que esta investigación pueda servir para que otros puedan seguir investigando para que los Estados, los organismos internacionales, las instituciones, tomen en cuenta esas consideraciones para tomar ese tipo de políticas públicas.
RB: En la publicación hay tanto perfiles como un memorial de las víctimas. ¿Qué ejercicios de memoria podemos realizar y cómo nos ayudan a impedir la violencia de género?
KZ: Cuando arrancamos la investigación y analizamos este primer mes de cuarentena nos dimos cuenta de la cantidad de feminicidios que se estaban presentando en la región. Cuando ampliamos la investigación nos dimos a la tarea de indagar un poco más, rastreamos 1409 feminicidios en los 19 países que investigamos, estos en el periodo de marzo a junio del 2020, según datos oficiales. Esto quiere decir que 11 mujeres fueron asesinadas por día en Latinoamérica y el Caribe solo por el hecho de ser mujeres. Brasil y México son los países que encabezan los más altos números, Brasil tuvo 429 y México 324 en este mismo periodo. Estos países son a su vez los que mayor cantidad de población de mujeres registran en América Latina. Por eso decidimos armar este memorial, como un espacio para honrar la vida de las 361 mujeres que fueron asesinadas en América Latina y el Caribe en el primer mes de cuarentena, este número es casi la totalidad de asesinatos de mujeres que tuvo México en 4 meses, es una cifra muy alarmante. Estas 361 mujeres fueron mujeres que tuvieron que quedarse en un espacio que se suponía seguro, cuando te decían “quédate en casa, es el lugar más seguro que puedes estar”, pero que sin ninguna política y atención por parte del Estado, se vieron enfrentadas a esa violencia que seguramente ya sufrían desde antes pero que se incrementó encerradas y ante la imposibilidad de denunciar o pedir alguna ayuda. También hubo organizaciones que siguieron operando durante la pandemia, pero no tenían la misma posibilidad de hacerlo por el cierre de muchas cosas.
A nosotras se nos volvió muy importante poder darle un rostro a estas mujeres, nos pusimos a indagar quiénes eran, que no fuera solamente un número: 361 feminicidios, es decir 361 mujeres asesinadas: poder brindar al menos información de quienes eran, su nombre, su edad, su ocupación. Y finalmente también esta data que es importante para saber cómo se da este tipo de patrón de la violencia, sobre quién era el agresor para justamente descubrir que en muchos de los casos eran propios familiares, parejas o ex parejas. Eso también es otra demanda que está ahí latente por grupos y colectivas feministas que justamente están luchando para erradicar todos los feminicidios de América Latina y que nos daban los elementos para seguir analizando la información. Elegimos 5 perfiles de mujeres asesinadas para poder profundizar más en sus historias, darles un rostro y decir estas mujeres existían, eran esto y murieron porque los Estados no implementaron políticas asertivas para tener una perspectiva de género durante la crisis sanitaria por la pandemia. La intención es darles un rostro, hacer un ejercicio de memoria y también poder decir qué tenemos que atender, cuáles son los elementos que tenemos que atender en materia de políticas públicas para poder erradicar este tipo de violencia.
Podés ver el memorial realizado haciendo click aquí
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