Por: Marcela Barbaro* Imagen: Film Damiana Kryygi: la reparación histórica de los pueblos originarios
Un análisis del documental de Alejandro Fernández Mouján, quien junto a su equipo reconstruyen el pasado y la historia del pueblo al que perteneció Damiana, víctimas de la violencia y el atropello de los colonos europeos que “en nombre de la ciencia”, fueron arrasando con los pueblos originarios de Sudamérica a fines del siglo XIX.
“Entonces, ¿qué somos nosotros sobre la tierra?”
Cochengo Miranda
El etnicidio perpetrado por el colonialismo, aún, sigue socavando en la vida de los pueblos originarios, quienes además de ser expulsados de sus tierras ancestrales, han sido masacrados en los diversos conflictos que atravesaron desde los tiempos de la conquista seguida por la ofensiva genocida durante la Campaña del desierto a fines del siglo XIX. Los que resistieron fueron cautivos de toda clase de sometimiento y opresión. Sin duda, la violencia ejercida sobre hombres, mujeres y niños los condenó a una invisibilidad conveniente y naturalizada por gran parte de la sociedad, crecida a expensas de una concepción e imagen negativa sobre los nativos que favoreció el racismo y la intolerancia de respetar la identidad y diversidad cultural de los pueblos originarios.
Adolfo Colombres en su libro “Cine, Antropología y Colonialismo” alude a que “todo lo que deshumaniza al oprimido juega a favor del opresor”, una frase que refleja el tratamiento abordado en el documental “Damiana Kryygi” (2015) del reconcido y premiado cineasta argentino Alejandro Fernández Mouján (Huellas de un siglo; Pulqui, un instante en la Patria de la Felicidad; Los resistentes).
Ni bien las imágenes toman lugar, observamos la foto de Damiana, una joven de 14 años perteneciente a la etnia Aché, un pueblo de cazadores y recolectores del Paraguay oriental mientras en off Fernández Mouján se pregunta ¿Cómo se puede reconstruir su historia?
A partir de ese interrogante junto al rostro de esa joven fotografiada en 1907 con su cuerpo desnudo, en pleno mayo, frente al antropólogo alemán Robert Lehmann-Nitsche, quien la abordó como objeto de estudio para comparar “caracteres raciales”; la película emprende una exhaustiva investigación en torno a los hechos y a los restos hallados. Lejos de la humillación que revela la imagen, de la que Damiana no pudo escapar, esa imagen fue la prueba de su existencia; la tuberculosis que padecía terminó con su vida dos meses más tarde. Su mirada tímida y desconcertada, transmite una tristeza apabullante y desoladora, de esas que no se olvidan y nos interpelan, más allá de su vulnerabilidad y desprotección, como fiel testimonio de la violencia ejercida por el hombre blanco.
A partir de allí, Mouján junto a su equipo reconstruyen el pasado y la historia de ese pueblo al que perteneció Damiana, víctimas de la violencia y el atropello de los colonos europeos que “en nombre de la ciencia”, fueron arrasando con los pueblos originarios de Sudamérica a fines del siglo XIX.
En virtud de esclarecer los hechos y resignificar el daño causado, la voz en off del realizador guía la narración, al tiempo que participa de la escenas, mientras la armonía de la cámara explora la exuberante vegetación de la selva paraguaya, ex territorio aché, al que intercala la recopilación de fotos y documentos que testimonian los rostros de los científicos que participaron de la masacre cometida en 1896 sobre los miembros de ese pueblo, en represalia por la muerte de un caballo. Damiana era muy pequeña y fue apropiada por los colonos y trasladada a la casa de una familia blanca para criarla como sirvienta. Una práctica, como relatan varios testigos, que perduró hasta hace poco tiempo y es conocida como “criadazgo”. Otros integrantes, eran separados de sus familias y cambiados por animales.
Luego de unos años, la joven llega a la Argentina como esclava y en su adolescencia -tras su despertar sexual- fue internada en el neuropsiquiátrico Melchor Romero ubicado en la provincia de Bs. As. a cargo del Dr. Alejandro Korn, donde tuvo lugar aquella fotografía autorizada y su posterior deceso. Tras la muerte, el cuerpo fue objeto de estudio en el Museo de ciencias naturales de la Plata y su cabeza – catalogada como india Guayaquil- enviada a Berlín en post del bienestar de la ciencia. El relato construído por aquellos hombres en las páginas de sus libros de estudio instalaron el estereotipo de los aborígenes considerados fenómenos primitivos y salvajes que vivían en la edad de piedra, profundizando la dicotomía civilización y barbarie.
La restitución de los restos de aquella joven a su tierra natal será el motor que impulse el sentido humano de una obra magníficamente narrada, sensible y respetuosa en su tratamiento visual y sonoro, como cercana y políticamente correcta desde su postura ética e ideológica.
La habilidad cinematográfica del documentalista al explorar e intercalar el pasado con el presente, logra un relato cíclico en el que cobra importancia cada una de las escenas e imágenes con las que construyó una película dura y conmovedora. Así comprendemos la finalidad de aquel pozo que vemos cavar al principio, como la idea de separar el título de la película, primero Damiana, nombre dado por sus captores justo en el día de San Damián, y finalmente Kryygi, como la llamaban sus ancestros.
En el marco del “Día del Respeto a la Diversidad Cultural”, término que reemplazó en el 2010 a la denominación “Día de la Raza”, la película nos acerca no sólo la importancia del testimonio histórico revisionista sino también a las voces de los aché, los verdaderos protagonistas de esta historia, quienes llevan en su interior el peso de la persecución de sus genocidas. Los 2000 sobrevivientes, pese a que fueron expulsados del bosque en la década del 70 abandonando su autoarquía económica, siguen resistiendo en post de preservar su identidad, las formas de subsistencia, los valores ancestrales y sus derechos como comunidad.
Como decía el gran Osvaldo Bayer “llegó el momento de debatir la problemática nuestra dado que los pueblos originarios también tienen derechos a sus costumbres, a sus lenguajes y que no deben estar siempre sometidos a las culturas de los dominadores, sino que pueden convivir dos culturas o abrir un espacio para el multiculturalismo”.
DAMIANA KRYYGI
Damiana Kryygi, Argentina (2015)
Dirección y guion: Alejandro Fernández Mouján, sobre la investigación conjunta con Susana Margulies.
Fotografía: Diego Mendizábal /Montaje: Valeria Raccioppi /Sonido: Gaspar Scheuer.abel Tortorelli/ Música: Sami Bucella.
Duración: 92 minutos.
El documental puede verse de modo gratuito en Cine.ar
https://play.cine.ar/INCAA/produccion/5466
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El Investigador Principal del Consejo Nacional de Ciencia y Técnica (CONICET) y titular de la Cátedra Unesco confirma que los gobiernos no lograron urbanamente la depuración étnica y genocidio. Como expone, una senadora nacional por Jujuy, desde el Congreso; marginando y liberando su odio y desprecio en discriminación y racismo-“negra, coya, sucia, india, ladrona”; y, que los exponentes, diputados, acompañan para justificar esa discriminación y racismo con : “interculturalidad”, “paradigma de la diversidad”, “racismo estructural”, y enfatizado con las palabras del presidente del Consejo Interuniversitario Nacional “respaldo a la propuesta de actualización de la LES” Están sellando a la educación para promocionar la discriminación y fundamentar el racismo en este caso, idioma, raza, lugar, costumbre, tierra, analfabeto. Señalar con una universidad para los originarios o la Ley de Educación Superior en favor de los pueblos originarios, es nada más ni nada menos discriminación y racismo en: cultural, institucional, político, económico e internacional; en consecuencia, debe ser acusado aquel en juicio de promover diferencia racial y no dar importancia a las leyes de igualdad de la Constitución Nacional e Internacional.