Por: Redacción Broquel
Compartimos a continuación algunas de las obras que pueden apreciarse en el histórico edificio de la calle Posadas, gracias al préstamo que realiza la Pinacoteca y Galería de Arte del Banco Nación.
Obra: Indígena con quena, óleo sobre tela, 95 x 115 cm
SANTIAGO COGORNO
Nació el 14 de julio de 1915 en Buenos Aires y falleció en el mes de agosto de 2001. En 1923 su familia se radicó en Italia. Comenzó tempranamente (1925) sus estudios artísticos con Raúl Soldi, quien se encontraba en ese país y los continuó de manera más formal luego con Attilio Bernasconi. Regresó por un año a la Argentina, para volver nuevamente a Italia. Entre 1932 y 1935 siguió estudiando en la Academia de Brera, en Milán, con el maestro Aldo Carpi. Debido a la Segunda Guerra Mundial residió en Argentina entre 1939 y 1946, cuando nuevamente partió hacia Milán. Alternó su estancia en el país con otros períodos en los que vivió en Italia. Entre los principales premios obtenidos figuran: 1956, Premio “Augusto Palanza”; 1958, Premio de Honor del Ministerio de Educación y 1966, Premio de la Crítica de Arte al Artista más destacado de su generación.
Santiago Cogorno fue un artista múltiple. Así lo evidencian las diferentes técnicas que empleó durante su trayectoria. Pintura, grabado, dibujo y escultura dan cuenta, además, de una sólida formación académica. En sus primeras obras el artista estaba todavía influido por esa visión academicista que aparece especialmente en sus paisajes y figuras y que se observa en el apego a un análisis objetivo de la realidad acompañado por una paleta baja, de tonos grisáceos. Su técnica, el empleo del color y, fundamentalmente, su concepción compositiva dieron un importante giro a partir de 1950. Con el empleo de una línea de contorno sumamente ágil y rítmica, su figuración fue haciéndose más suelta y libre. El color se enriqueció con una paleta variada, incluso con un trabajo de sutiles transparencias en el registro de la piel, muy característico de sus desnudos, que llegó a estructurar los diferentes planos de la composición. En estas pinturas están presentes reminiscencias cubistas y futuristas. En otras, en cambio, las formas se abrieron hasta planteos casi abstractos. En escultura, Cogorno realizó piezas que se acercaban a una concepción formal y sintética originada en las tallas de África y Oceanía. Cogorno supo también imprimir a su producción plástica un sentido del goce, no sólo estético, sino también de índole vital, que lo conectó íntimamente con los motivos representados.
Obra: El palco, óleo sobre tela, 110 x 90 cm
ALBERTO MARÍA ROSSI
Nació en Bolonia en 1879 y falleció en Buenos Aires en 1965. Se radicó en 1891 en la Argentina y se le otorgó la ciudadanía en 1899. Fue discípulo de Ferri en Bolonia y de Ernesto de la Cárcova.
Recibió el Premio Adquisición del Salón Nacional de 1912 y el Primer Premio municipal de 1926. Rossi perteneció al Grupo Nexus surgido en 1907. Su animador fue Pío Collivadino, los demás integrantes fueron Justo Lynch, Carlos Pablo Ripamonte, Fernando Fader, Cesáreo Bernaldo de Quirós y el escultor Arturo Dresco. Este Grupo propone el intento de una lectura moderada y personal de las nuevas tendencias. Los temas de Rossi están relacionados con la vida de los artistas, el teatro, el baile y la actividad que rodea el mundo del espectáculo. En general utiliza empastes jugosos y colores contrastantes.
Obra: Tapera, óleo sobre tela, 100 x 120 cm
JORGE KRASNOPOLSKY
Nació en Chivilcoy el 9 de noviembre de 1924 y falleció el 11 de enero de 1970. Entre los principales premios obtenidos figuran: 1950, Premio de Ridder; 1958, Medalla de Oro Exposición Internacional de Bruselas; 1962, Primer Premio Salón Nacional y 1964, Gran Premio de Honor del Salón de Santa Fe.
Krasnopolsky desarrolló una obra que, en sus inicios, abrevó en la figuración, con temáticas consideradas clásicas, como naturalezas muertas, paisajes y figuras de una moderada expresión. Pero su pintura fue transitando otros registros, hasta arribar a un trabajo de abstracción especialmente particular, dada la intensa textura de sus composiciones y el equilibrio logrado por medio de las gamas de color empleadas. Una de las condiciones que más le interesaba captar era la sensibilidad que pudiera manifestarse en cada tela, que de este modo se constituía en una pieza única e individual.
Obra: Encuentro de los metales, óleo sobre tela, 66 x 56 cm
PÉREZ CELIS
Nació en Buenos Aires el 15 de enero de 1939. Su formación artística la inició en la escuela “Manuel Belgrano”, pero fue esencialmente autodidacta. Alternó su residencia entre Buenos Aires, Caracas, París, Nueva York y Miami. Se desempeñó como diseñador gráfico hasta que decidió dedicarse a la pintura de manera exclusiva. Pérez Celis se dedicó también a la realización de murales, como los de la Universidad de Morón y los paneles en la cancha del Club Atlético Boca Juniors. A lo largo de su trayectoria artística, Pérez Celis ha transitado por diferentes etapas que se reflejan en series de trabajos bien definidos, siempre dentro de una visión abstracta, a excepción de un breve período figurativo en sus comienzos. En esa época, la influencia de la pintura de Vasarely fue determinante en cuanto al rigor de la disciplina geométrica. En los años sesenta realizó un recorrido por Latinoamérica. Ese viaje dejó en el artista la impronta de un conjunto de obras en las cuales se imponía la fuerza de las formas geométricas precolombinas, temática subyacente en su pintura, “las energías de nuestro continente”, como él las define. De allí la gran presencia de las horizontales y las verticales que aparecen en sus imágenes organizando la composición y que están ligadas al paisaje y a las culturas de Iberoamérica. La horizontalidad de la pampa con la división en dos planos signa este período de la década del sesenta. En la década siguiente, sus telas se pueblan de verticales que no profundizan el espacio, como en la serie anterior, sino que se suceden a lo largo del plano. La incorporación de chorreados y una calidad matérica más densa otorgan una expresiva textura. A su vez, el color es un elemento plástico determinante en la obra del artista. Sus fuertes contrastes y sus ricas degradaciones tonales son características en su obra. La producción plástica de Pérez Celis parece brotar de un centro energético en continuo dinamismo, producto de sus vivencias y visiones interiores.
Obra: Alrededores del río IV, óleo sobre tela, 80 x 60 cm
ANTONIO SEGUÍ
Nació en Córdoba en 1934. En 1952 abandonó sus estudios de derecho para dedicarse a la pintura. Viajó por primera vez a Europa y se radicó en Madrid, España, donde estudió pintura y escultura. Dos años después, en 1954, se trasladó a París y en 1958 se estableció en México. Regresó a Buenos Aires en 1961 y en 1963 se radicó definitivamente en París, Francia. Entre los principales premios obtenidos figuran: 1965, Gran Premio Salón Internacional de La Habana, Cuba; 1966, Gran Premio Construcciones IKA, Bienal de Córdoba y Gran Premio Salón Latinoamericano de Dibujo y Grabado, Caracas, Venezuela; 1967, Bienal Internacional de Cracovia, Polonia y Gran Premio Salón Latinoamericano de San Juan, Puerto Rico; 1968, Gran Premio Salón Internacional de Frenchen, Alemania Federal; 1973, Primer Premio Benson y Hedges.
Si bien durante los años sesenta realizó un conjunto de obras abstractas, Seguí optó por la figuración para realizar una producción absolutamente personal, una iconografía en la que el hombre es su protagonista central. A través de una manera que apela al humor ácido, con un lenguaje que lo emparienta con la caricatura, el artista introduce a ese hombre urbano en situaciones angustiantes. George Grosz, Otto Dix y Max Beckman, a los que Seguí conoció en su adolescencia, le revelaron esta manera de poder analizar la sociedad contemporánea utilizando ese medio gráfico. En los años setenta comenzaron a aparecer en su obra los paisajes lúgubres poblados de inquietantes presencias; las figuras de espaldas al espectador, trabajadas con un lenguaje cercano al pop, caracterizan a este período. Luego, en la década del ochenta, ya utilizó su clásica iconografía urbana, que identifica tanto su producción. El diseño espacial contribuye a acrecentar la sensación de opresión. El dibujo es la técnica básica de su producción, la línea siempre hace su aparición, en la delimitación de los espacios o en la definición de los personajes. La representación de un espacio asfixiante en el cual las figuras deambulan caóticamente y en múltiples direcciones induce la reflexión sobre el carácter angustiante y despersonalizado que define a las sociedades actuales y que Seguí ha sabido traducir magistralmente en sus obras.
Obra: La sombra, óleo sobre tela, 100 x 150 cm
RICARDO SUPISICHE
Nació en Santa Fe el 6 de noviembre de 1912 y falleció en la misma ciudad en 1992. En 1925 comenzó sus estudios artísticos de dibujo y pintura en la Academia Reinares. Dos años después, en 1925, conoció al grabador Sergio Sergi y asistió durante cuatro años a sus clases. Se dedicó al dibujo publicitario, incluso dictó clases de esa disciplina en el taller del Liceo Municipal de Santa Fe. En 1939 organizó la Escuela Provincial de Bellas Artes, donde ejerció la cátedra de Pintura. En 1951, durante su viaje a Italia, se puso en contacto con la pintura metafísica y el empleo de la luz de la escuela veneciana que luego se verán reflejados en su producción. Entre los principales premios obtenidos figuran: 1963, Primer Premio del Salón IKA, Córdoba.
La pintura de Supisiche refleja de manera única el paisaje litoraleño. Las imágenes elaboradas por el pintor reducen a lo esencial la idea de narración y representación, lo que, por otra parte, acrecienta el enigmático significado de la composición, llegando incluso a un planteo abstractizante de la figuración. Espacio y color unifican su criterio compositivo constituyéndose en los dos elementos plásticos fundamentales; el color, a su vez, crea las amplias dimensiones espaciales que denotan su carácter metafísico. El equilibrio, otro factor importante en sus pinturas, se manifiesta por el juego acentuado de verticales y horizontales, típica estructuración del paisaje elegido. Supisiche solía referirse a esta fuerte impronta plástica que se evidencia en sus obras cuando declaraba que su pintura era surrealista, ya que empezaba jugando con el color y, de repente, aparecía el cuadro. Supisiche no registra una realidad descriptiva, su motivo es el hombre frente a su paisaje, lo que también significa posicionarse frente a su destino. Lo telúrico, las mitologías locales, lo fantástico aparecen en su obra como otro recurso que enlaza la temática de sus representaciones.
Obra: Puerto de Rosario, óxidos sobre tela, 150 x 120 cm
CARLOS RAFFO
2006, Segundo Premio Salón Nacional de Pintura, Fundación Banco de la Nación Argentina
Nació en Buenos Aires el 15 de agosto de 1947. Estudió escenografía en el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón. Posteriormente continuó trabajando como pintor, guiado por el artista Santos Leto y la pintora Lucía Franco. Desde el año 1973 vive y trabaja en Rosario.
Premios y distinciones recibidos: 1966, Mención Especial, Sección dibujo, Salón Municipal Manuel Belgrano; 1976, Mención de Honor, Salón Musto, Rosario; 1988, Segundo Premio de Pintura, Salón Artistas Plásticos Rosarinos, Museo Castagnino; 1995, Primer Premio en Pintura, Salón FAIA, Rosario; 1997, Mención especial “Hilarión Hernández Larguia . Salón de Otoño. Museo Castagnino.
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