Por: Juan Manuel Ciucci
Entrevista a Manuela Barral y Claudia Roman, integrantes del Consejo de Dirección de este fundamental archivo que cuenta con 231 colecciones digitalizadas que pueden descargarse y compartirse de manera libre y gratuita: de “Hora Cero” a “Cerdos y Peces”, de “Fierro” a “El Ojo Mocho”. “AhiRa es visitada por investigadores de diversas disciplinas, de la Argentina y del exterior, por docentes y por lectores que buscan rememorar lecturas de infancia o juventud, o que buscan conocer más sobre publicaciones muy conocidas pero que nunca habían podido leer directamente”.
Revista Broquel: ¿Cómo surge AhiRa Archivo Histórico de Revistas Argentinas?
Manuela Barral y Claudia Roman: AhiRa está integrado actualmente por una directora (Sylvia Saítta) y ocho investigadores/as, formados en diferentes disciplinas (historia, literatura, comunicación: Manuela Barral, Diego Cousido, Martín Greco, Guillermo Korn, Soledad Quereilhac, Ana Lía Rey, Claudia Roman, Martín Servelli). A esta estructura se suman dos corresponsales (Marina Maggi en Rosario y Mariela Blanco en Mar del Plata), varios auxiliares dedicados a las tareas técnicas específicas y muchísimos colaboradores ocasionales y espontáneos.
El inicio de esa amplia red fue mucho más sucinto, y obedeció a un diagnóstico bastante objetivo de las condiciones del trabajo y producción intelectual en el área en universidades y organismos de investigación públicos. En 2014, frente a las dificultades para acceder a algunos materiales hemerográficos y a los intercambios reiterados sobre cuestiones metodológicas y discusiones teóricas, pero también frente a las resoluciones “heroicas” para esos desafíos prácticos (dónde conseguir la fuente para completar una investigación, cómo acceder a un archivo privado que corroboraría o falsaría una hipótesis, cómo determinar si lo que estudiábamos era un caso excepcional o la realización adocenada y local de un formato general), decidimos organizar el archivo con el que habríamos soñado trabajar desde un principio, en un momento en el que los archivos digitales institucionales comenzaban a configurarse. Comenzamos con un subsidio UBACyT de la Universidad de Buenos Aires, titulado “Discusiones estéticas e ideológicas en las revistas de izquierda”, con sede en el Instituto de Historia Argentina y Americana “Dr. Emilio Ravignani” de la Facultad de Filosofía y Letras, también de la Universidad de Buenos Aires, que otorgó el primer financiamiento para armar un archivo digital integrado por nuestras propias fuentes de trabajo, que permitió ponerlas a disposición de colegas e iniciar un diálogo que continúa hasta el día de hoy, basado en un intercambio académico que permite poner en circulación tanto las fuentes como nuestras publicaciones y la bibliografía que las informaba. A este primer subsidio, después se sumaron, además de la Universidad de Buenos Aires, los provenientes de Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica y Mecenazgo.
En 2015, lanzamos la primera versión del Archivo Histórico de Revistas Argentinas, que contaba con ocho publicaciones y una selección amplia de bibliografía sobre publicaciones periódicas, las tramas intelectuales que posibilitan y también sobre los vínculos entre la circulación hemerográfica y otras prácticas artísticas y culturales en sentido amplio. Elegimos inaugurar la plataforma con unas pocas revistas cuya puesta en circulación podía tener un impacto epistemológico alto en lo que hace a los sesgos de publicaciones futuras y de las discusiones sobre el campo que podían alimentar. La puesta en línea de colecciones completas era un detalle no menor: unas pocas revistas argentinas habían tenido reediciones facsimilares (de la Academia Nacional de la Historia, del Instituto Zinny; más recientemente, de la Biblioteca Nacional bajo la gestión de Horacio González) pero, sobre todo, habían sido antologizadas o eran citadas fragmentariamente. En el primer caso el acceso a los tomos físicos podía no ser sencillo en la ciudad de Buenos Aires y era mucho más difícil desde otras sedes; en estos últimos, acceder a las revistas implicaba aceptar una hipótesis que podía ser muy estimulante, pero necesariamente limitaba el análisis. Entre las primeras publicaciones que digitalizamos estaban algunas que habían tenido, ya, circulaciones “por fuera de la revista”: Punto de Vista (que contaba con una edición en CD), Los Libros, las dos épocas de la revista Proa y Martín Fierro (de las que existían antologías),la Revista Multicolor de los Sábados, el suplemento cultural del diario Crítica, dirigida por Jorge Luis Borges y Petit de Murat en los años treinta, donde se publican los primeros cuentos de Borges con ilustraciones a todo color (y que también había tenido una edición facsimilar, hacía tiempo inconseguible). Además de esas revistas atesoradas en nuestras computadoras, Elisa Calabrese y Aymará de Llano, editoras de las tres revistas dirigidas por Abelardo Castillo (El Grillo de Papel, El Escarabajo de Oro y El Ornitorrinco), nos cedieron generosamente su versión en CD digitalizada por la Universidad de Mar del Plata para subir a la página.
Nos propusimos que cada revista tuviera su índice completo, una presentación a cargo de un investigador o de algún actor asociado a la revista, y los estudios críticos ya existentes. La página contaba con un buscador por palabra clave, y una pestaña de contacto con los visitantes de la página, que después descubrimos como un instrumento interesante para el diseño curatorial. Este primer modelo tenía referentes de proyectos en otros países y algunos en la Argentina, que compartían el fin de digitalizar patrimonio. Por ejemplo, estaba Trapalanda, la plataforma creada por la Biblioteca Nacional durante la gestión de Horacio González y había otra plataforma -que también se desarmó durante la gestión Macri pero ahora volvió- Prisma. Archivo de la Radio y Televisión Argentina, en donde se veía que la disponibilidad de esas fuentes potenciaba y expandía las líneas de las investigaciones.
CrisisN01RB: ¿Cuáles son los principales objetivos del proyecto?
MB/CR: Los principales objetivos, como puede leerse en la página (ver acá), tienen que ver con la generación de conocimiento pero también con la transferencia de conocimientos producidos en sede académica para un público ampliado: queremos reunir colecciones de revistas para poder compartirlas tanto con lectores especializados (investigadores, docentes, críticos formados en diversas disciplinas) como con lectores curiosos (que no conozcan, en principio, estas revistas) y con el amplísimo público que disfrutó alguna vez de estas lecturas. Esta dimensión masiva de la hemeroteca digital es la que creció más en los últimos años (y muy intensamente, en los años de aislamiento durante la pandemia). Ese crecimiento viene modificando sustancialmente algunas líneas de nuestro trabajo, y esto nos pone particularmente contentos y nos entusiasma, ya que permite una retroalimentación cada vez más fluida (y atractiva, para nosotros) entre aquella sede académica original y la circulación pública de las revistas y de las formas de pensarlas como objeto. El intercambio que sostenemos a través y a propósito de la página con lectores, visitantes, investigadores, colegas nos planteó y plantea preguntas nuevas sobre un corpus conocido; amplió y amplía crecientemente ese corpus con publicaciones que no conocíamos y nos invita casi permanentemente a pensar aspectos de la historia cultural, política, de las visualidades y los discursos verbales que las revistas van cuestionando e iluminando.
escarabajo01RB: ¿Cómo se organiza la selección del material? ¿Cuáles son las fuentes?
MB/CR: El criterio que usamos para seleccionar qué colecciones digitalizar es amplio, porque en tanto investigadores en la historia cultural argentina, entendemos la heterogeneidad de las líneas de investigación y la diversidad de los corpus hemerográficos para rearmar un problema objeto de estudio desde diversas disciplinas y a su vez ofrecer esa colección con un acceso sencillo a un público más amplio. En este momento, el criterio de selección está definido por sus destinatarios, que no tienen un único perfil: AhiRa es visitada por investigadores de diversas disciplinas, de la Argentina y del exterior, por docentes y por lectores que buscan rememorar lecturas de infancia o juventud, o que buscan conocer más sobre publicaciones muy conocidas pero que nunca habían podido leer directamente. Contemplamos entonces un amplio espectro de revistas donde no predomina el corte, ya anacrónico para las investigaciones del siglo XXI, entre lo comercial o masivo y lo “culto” o erudito.
En este sentido, aparece otra variable que define el criterio, y que tiene que ver con la noción de cultura. No privilegiamos la inclusión de una revista literaria o “cultural” en un sentido tradicional, por sobre una colección emblemática de revistas de historietas, ni por sobre una revista de rock. Tanto en nuestras investigaciones individuales, como académicos de CONICET y de la UBA, y como en el armado y la accesibilidad de la página, manejamos la doble acepción planteada por Raymond Williams: una visión “documental” de la cultura, según la cual se puede considerar que la cultura es la masa de obras intelectuales e imaginativas en las que se registran de diversas maneras el pensamiento y la experiencia humana; y una visión “social” de cultura, que involucra un modo determinado de vida, que expresa ciertos significados y valores no sólo en el arte y el aprendizaje sino también en instituciones y en las prácticas cotidianas (R. Williams, 1994).
Tanto las revistas de historietas como Hora Cero y las discusiones intelectuales y literarias de Punto de Vista, son un espacio de indagación inagotable para abordar problemas y temas de nuestra cultura. Entendemos que pueden constituirse ellas mismas, en tanto soportes y enunciados particulares, en objeto de estudio puntual; pero que también pueden integrarse a un gran corpus de fuentes (y formatos) que aporten a, por ejemplo, el rastreo de trayectorias de autor / artista / fotógrafo / editor / dibujante, etc.; a la reconstrucción de polémicas y debates de época; al estudio de la recepción crítica de los libros publicados contemporáneamente a las revistas; al estudio de la lectura en un segmento social o en una época; a la investigación de grupos artísticos o barriales…. Entre muchas otras variables.
El Consejo de Dirección de AhiRa se maneja con estas premisas, y también, complementariamente, tenemos reuniones mensuales y asiduos intercambios virtuales para conversar sobre qué revistas estamos trabajando, el estado de avance de los índices, y qué nuevas revistas, producto de ofrecimientos, derivas e intereses de investigación, podríamos incorporar a nuestro archivo. Esta forma de trabajo tiene cierto carácter de asamblea: proponemos, debatimos, pensamos, acordamos, disentimos. En este funcionamiento confluyen distintos intereses, trayectorias diversas y también una dinámica interdisciplinar. A su vez, aunque tengamos criterios acordados y premisas compartidas, no se trata de un proceso estandarizado, uniforme; cada revista nos enfrenta a una situación distinta, a pensarla en sí misma y luego a considerarla en el contexto del archivo, nuestro kiosco digital.
AhiRa reúne actualmente unas 230 colecciones. Si bien la pandemia y el predominio de lo virtual permitió acrecentar muchísimo el material, lo cierto es que ya antes de 2020 había aparecido una dimensión más colaborativa por parte de nuestros variados lectores, como también de quienes dirigieron o editaron revistas, que se contactaron para que publicaciones —algunas de ellas, muy centrales para pensar ciertos momentos o cortes de la historia cultural argentina— volvieran a circular en formato digital. Durante el período de aislamiento, además, comenzaron a ofrecernos una gran cantidad de ejemplares y de colecciones, en un gesto surgido probablemente de la re-consideración de los objetos impresos. Colecciones largamente guardadas aparecieron y siguen surgiendo, ofrecidas en donación o préstamo. Otro hallazgo fue el que nos acercaran varias publicaciones impresas fuera de la ciudad Buenos Aires y, por eso, muchas veces de difícil acceso o cuya existencia física no conjeturábamos, porque organizar una trama federal de las revistas era una preocupación que rondaba nuestros proyectos desde hacía tiempo atrás.
En suma, nuestro material digital tiene procedencias diversas: colecciones propias de los investigadores; compras de la colección en su totalidad o parte; las recibidas en préstamo o donación por parte de lectores o de los ex directores de las revistas; colecciones ya digitalizadas provistas por terceros, tanto particulares como instituciones; préstamo de la biblioteca de la Facultad de Filosofía y Letras; las derivadas del convenio con el Instituto de Estudios Críticos en Humanidades (IECH) dependiente de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario, que se formalizó en 2021.
Estas diferentes formas de hacer crecer AhiRa estuvieron desde el comienzo: en la primera versión de la plataforma se leía: “Si querés contribuir con revistas o números faltantes escribinos a: ahira.uba@gmail.com“. Es la misma frase que mantenemos hoy, y posiblemente, el poder de convocatoria y retroalimentación es mayor por la visibilidad de la web, y por la velocidad de expansión del giro digital y también porque nos sentimos cómodos pensando un archivo hecho por varias manos y tramado por diferentes experiencias de consumo de la publicación.
ojomocho1RB: ¿Cuáles consideran que pueden ser las revistas más destacadas de la actual colección?
MB/CR: Nuestra página tiene una sección de “Publicaciones destacadas” que se renueva periódicamente (ver acá: https://ahira.com.ar/). Nos interesa mostrar la variedad de temas, intereses y procedencias que reúne el archivo: algunas son “destacadas” porque son una suerte de “figurita difícil” (como los tres números de la revista El Cielo, que co-dirigieron unos jovencísimos César Aira y Arturo Carrera entre 1968 y 1969, y que encontramos en la Biblioteca Central “Augusto Raúl Cortázar” de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA)); otras se destacan porque son revistas que todos leímos o queremos leer (como la Hora Cero donde se publicó por primera vez El Eternauta, o en otro sentido, El Ojo Mocho, o el Diario de Poesía); otras, porque fueron muy populares y permiten que un gran número de lectores se reencuentre con ellas, o las muestre a sus hijos/as y nietos/as… es el caso de Locuras de Isidoro o, incluso, de una revista extraordinaria que es Folklore. Otras, por último, son muy útiles como consulta: desde Martín Fierro a Punto de Vista, Panorama o Crisis, hay revistas que siempre están a mano para estudiar, preparar clases o contenido periodístico, por ejemplo. La colección crece y cambia, por suerte, y las revistas destacadas, también.
Hora-Cero-001RB: ¿Tienen un registro de las consultas de quienes visitan la página? Si así fuera, ¿cuáles son las revistas más consultadas?
MB/CR: Sí, tenemos un registro de visitas desde septiembre de 2018 (está en funcionamiento desde que hicimos un cambio de plataforma, cuando nos pasamos a WordPress). Desde ese entonces, recibimos 3.680.000 visitas. En el último año, fueron 1.455.000 visitas. También podemos ver cuáles son las revistas más consultadas, el top-10, por ahora, es: Locuras de Isidoro (61006), Fierro (49550), Satiricón (47583), Patoruzú (40371), Hora Cero (30120), Lúpin (26207), El Amante (25400), El Péndulo (20955), V de Vian (17897), Diario de Poesía (17209).
mfN01RB: ¿Cuáles son las revistas próximas a sumar a la colección? ¿Qué revistas les gustaría tener y aún no han conseguido?
MB/CR: AhiRa está en un momento acelerado de crecimiento. Gracias a los corresponsales de otras ciudades del país, los convenios con otras instituciones, los mismos investigadores y, sobre todo, a la mayor visibilidad de nuestra página, ha crecido enormemente el ofrecimiento de revistas. Entre las que estarán listas muy pronto está ramona, una revista fundamental para pensar el campo de las artes visuales a principios del siglo XXI. En la otra punta del arco cronológico, estamos preparando también las colecciones de La Aljaba, La Argentina y La Camelia, tres publicaciones muy breves del siglo XIX cuyas ediciones facsimilares nos facilitó el Archivo Histórico Provincial “Dr. Ricardo Levene”. Entre el XIX y el XXI, se viene una revista de poesía lindísima y central para pensar la vanguardia de los 60/70: la rosarina El Lagrimal Trifurca, que nos llega a través del convenio entre AhiRa y el Instituto de Estudios Críticos en Humanidades (IECH), Facultad de Humanidades y Artes, Universidad Nacional de Rosario – CONICET. En mayo nuestro archivo incorporó las colecciones de Literatura Dibujada (Buenos Aires, 1968-1969), Nueve Perros (Rosario, 2001-2004), Paradoxa. Literatura/Filosofía (Rosario, 1986-1996) y Plebella. Poesía actual (Buenos Aires, 2004-2012). AhiRa cuenta ya con 231 colecciones digitalizadas que pueden descargarse y compartirse de manera libre y gratuita. Y habrá más sorpresas, por supuesto…
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