Por: Redacción Broquel
Entrevista a Julia Epstein, Directora Ejecutiva del Instituto Nacional de Juventudes. “Si uno ve los problemas que tienen los jóvenes, no son muy distintos a los problemas del resto de la sociedad, sólo que la diferencia es la inserción en el mercado laboral, la vivienda, etc. Parten de otra base, pero no son distintos a los problemas del resto de la sociedad. Entonces creo que lo que pedimos, en algún punto, es estar en la discusión de esa cadena productiva de lo que necesita la Argentina de acá a diez, veinte, treinta años, desde un lugar en el que tenemos mucho más para decir que de los temas que quieren que solamente hablemos”.
Revista Broquel: ¿Cuál es la misión del INJUVE? ¿Qué tareas lleva adelante?
Julia Epstein: El Instituto Nacional de Juventudes es el organismo del Estado que centraliza las políticas de juventud. Antes estaba en Desarrollo Social, eso cambió en 2020 con nuestro gobierno, pasó a la Jefatura de Gabinete, un poco con la idea de que interactúe con todas las áreas del Estado, para que tenga esa interacción con el resto de los ministerios. La realidad es que la política de juventud es una política transversal, como es en general para el resto de la sociedad, pero con sus complejidades que requieren que haya un espacio específico pensando en políticas para este segmento. El INJUVE lo que hace básicamente es, con un presupuesto (el cual depende de Jefatura de Gabinete), pensar y ejecutar esas políticas públicas específicas para las/os jóvenes. La idea es que sea articulado con el resto de los ministerios, con las políticas de trabajo, de vivienda, de salud, desarrollo. Todo lo que tiene que ver con la cadena productiva de cómo los jóvenes se desarrollan en Argentina y tratar de generar políticas públicas que mejoren ese piso, sobre todo que puedan proyectar una mejor vida de los jóvenes acá.
RB: En diciembre del 2022 desde INJUVE presentaron “Diagnóstico Joven”. ¿Podría comentarnos de qué se trata esta herramienta?
JE: Nosotros llegamos a esta gestión en septiembre del año pasado. Lo que nos pasó fue que cuando llegamos no había datos. O sea, no hay datos en general del segmento de 15 a 29 años, que es el segmento que el INJUVE interpela y su población objetivo. Un poco lo que empieza a pasar muchas veces cuando no hay datos, es sentido común lo que uno hace: hace política sobre lo que cree que les pasa a los jóvenes pero no sobre lo que efectivamente te dicen los números. En ese sentido, la última Encuesta Nacional de Juventudes fue en 2014, hace diez años. Nuestra idea era, porque llegamos en septiembre y nos queda un año de gestión, empezar a ir hacia una encuesta, pero más que nada con los datos que ya existen, dentro del mundo académico, público, privado, fundaciones, ver qué de esos datos sirven para dar un diagnóstico. Un insumo que nos permitiera a todos los que trabajamos con política juvenil o política en general, ver qué datos necesitamos para atender ese segmento.
Ahí hicimos un primer encuentro con Diagnóstico Joven. Es un operativo que la idea es replicar con actores, ir sumándolos a esa mesa, que de esos mundos puedan ofrecer que es lo que ya tienen escrito para jóvenes tanto en encuestas cuantitativas como cualitativas. Un insumo que nos permita sistematizar, y a través de ese insumo generar políticas públicas más certeras y mejor paradas sobre cómo atender esas problemáticas. Tuvimos ya una primera reunión, nos fueron mandando los insumos que tenían y nosotros ahora estamos sistematizándolos para hacer otra reunión que nos permita avanzar en esa mesa con esos distintos actores, cuál es la conclusión sobre esos datos que tenemos.
RB: ¿Qué mirada tiene respecto al impacto diferencial de la pandemia en las juventudes?
JE: Creo que la pandemia cambió el mundo como lo conocíamos, fue un proceso que tuvo un impacto muy fuerte sobre los jóvenes, sobre todo por esta incertidumbre que muchas veces hay en ese segmento etáreo sobre la proyección de futuro, el hoy, cuestiones que terminaron derivando en una ansiedad muy fuerte, que se ven en los números en todo lo referido a salud mental. Post pandemia se nota que hubo un gran problema en ese sentido, que tiene que ver con muchísimas otras cosas. De las primeras conclusiones que sacamos, es que hay cambios sustanciales en la expectativa de los jóvenes sobre sus vidas. El principal cambio que notamos es, sobre todo, en el mundo del trabajo. Es un proceso que ya venía ocurriendo, hay una concepción distinta sobre el trabajo, sobre lo que los jóvenes proyectan. Pero la pandemia aceleró mucho esos procesos porque que se haya incorporado el home office como parte cotidiana de la vida de las personas, permite abrir una puerta a distintos trabajos. Más freelance, más autogestionado, todo el mundo emprendedor, es un mundo que en la pandemia, por la falta de ingreso al mercado laboral tradicional en relación de dependencia que nosotros conocemos, generó la apertura de otros trabajos. Eso cambió la expectativa de los jóvenes.
Vemos también un gran problema en el mundo de la vivienda, que tiene que ver con toda esa cadena que nosotros hacemos: hoy no hay un trabajo remunerado en buenas condiciones que te permita desarrollarte, pagar el alquiler. Ese no poder pagar el alquiler implica que cuesta más independizarte de tus padres, irte de tu casa. Lo que termina generando, lo que sentimos que los jóvenes piden es una estabilidad a largo plazo. Tal vez la generación de nuestros viejos podía calcular de acá a 10, 20, 30 años, comprarse una casa. Eso ni siquiera está en la cabeza de ningún pibe joven hoy, ni en 30 ni en 40 ni en 50 años. Lo cual implica un problema porque tenés que tener un trabajo que te pueda sostener tu vida, tu alquiler, tu casa, tus proyecciones, tus gustos, tus vacaciones. Que hoy por hoy es difícil de visualizar, ¿no? Y eso es una situación mundial más que nada, no es de Argentina solamente, sino que es un problema que ya se venía visibilizando en los últimos años y que la pandemia acrecentó mucho. Otro de los grandes cambios que nosotros vimos después de la pandemia, es el tema de la salud mental. El crecimiento en las consultas con psicólogos, psiquiatras. Me contaba Carla Vizzotti, la Ministra de Salud, que ellos abrieron un 0800 de salud mental para que las consultas más inmediatas se puedan derivar ahí, y los números han crecido mucho después de la pandemia. Hubo un crecimiento de esas preocupaciones, y que hoy por hoy el sistema de salud y el sistema de salud mental, todo lo que tiene más que ver con lo psicológico, no estaba preparado.
RB: ¿Cuál es el rol de INJUVE en relación al diseño e implementación de políticas públicas relacionadas a la salud mental, dirigidas hacia las juventudes?
JE: Hay un tema que nosotros no somos el órgano que ejecuta, que es el Ministerio de Salud, que es el que tiene la parte más técnica, más profesional. Tiene especialistas, médicos, trabajando sobre este tema. Nosotros lo que hacemos es acompañar las prácticas del ministerio e intentar darle la mayor visibilidad e impacto comunicacional posible. Nosotros venimos trabajando en una campaña de comunicación con Salud para poner este tema en la mesa, que después de la pandemia fue difícil. Hay una cosa de esta generación que no lo ve como un tema “de locos”, de que vos vas al psicólogo si tenés un problema muy grave de salud mental, sino que son procesos que te acompañan toda la vida, y que la idea es que se naturalice el diálogo sobre esos problemas.
Ahora estamos trabajando con la Dirección de Adolescencias y Juventudes del Ministerio de Salud, que tiene un Consejo Nacional de Salud Mental que debate con organizaciones y especialistas en estos temas de todas las provincias, cómo pateamos el tablero para adelante. Lo que ellos plantean es que primero no hay suficientes psicólogos formados, recibidos, con experiencia, para atender el problema, sino que esa lógica tradicional del uno a uno muchas veces no sirve, o muchas veces no es necesaria. Hay espacios comunitarios, espacios que se pueden dar en las escuelas, en las instituciones, que simplifican ese problema, y que permiten que además todo el mundo tenga acceso y se democratice. Ellos venían pensando aplicaciones, recurseros, juegos, actividades que te permitan poner estos temas sobre la mesa y empezar a construir más colectivamente ese nuevo concepto de salud. Que por suerte los pibes lo entienden hoy en día de manera más integral, incluyendo la salud mental como parte de la salud, entendiendo que se puede solucionar no siempre vía medicación, entendiendo que eso lo tiene que guiar un profesional. Nosotros ahí estamos acompañando y pensando esquemas de conversatorios y diálogos en todas las provincias junto con el Ministerio de Salud. La idea es que nosotros podamos ser parte de esa instancia para que los pibes puedan hablar, discutir, hacerse preguntas, y sobre eso que el Estado tenga un sostén para acompañar y saber a dónde derivar.
RB: ¿Cómo funciona la plataforma hablemosdetodo.gob.ar?
JE: “Hablemos de Todo” es un programa que viene hace mucho tiempo, antes de esta gestión. Es un programa que toca las temáticas de salud sexual y reproductiva. Toca temas que hoy por hoy son muy tabú en la sociedad, sobre todo los temas que están dentro del paraguas de la Educación Sexual Integral (ESI). Lo que tiene de bueno el “Hablemos de Todo” es que es una lógica muy lúdica, muy divertida con juegos, con memotest, con dados, que lo que permiten es que en espacios donde se juntan jóvenes, puedan encontrar una forma más divertida de hablar estos temas, que los pibes se caguen de risa. Es muy lindo de abordar. El “Hablemos de Todo” es un chat, que no es un chat bot, es un chat en el cual profesionales formados leen y formulan una respuesta. Está abierto gran parte del día y siempre alguien responde, para nosotros era importante que eso sea personal, un humano respondiendo porque no son consultas derivables. Sino una respuesta, un acompañamiento. Ese chat tiene seguimiento y un poco la idea es que esos temas que son tabú, encontrar la mejor forma de dialogar, de hacer esos espacios de escucha, de preguntas, y también, es un espacio de consultas que es anónimo donde los pibes y las pibas pueden meterse a la página de “Hablemos de Todo” y ahí mandar sus consultas sobre estas temáticas. Está claro cuáles son los temas que tocan y sobre eso, sacarse las dudas que tengan.
RB: Además de Salud, ¿con qué otros ministerios interactúan y trabajan en conjunto?
JE: Nosotros tenemos varios programas. Estamos interactuando con el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad con un programa que ya estaba, que es Derecho para Nosotres. Que también es información, es dinámica de juegos, sobre todo los temas que tienen que ver con violencia de género y machismo dentro de la sociedad que también tiene un esquema parecido. Con Turismo y Deporte tenemos un programa que se llama Juventud que es para que los pibes y las pibas conozcan las unidades turísticas de Chapadmalal y Embalse, unidades que este gobierno puso en valor. Están espectaculares, muchos pibes conocen el mar, para nosotros es fundamental eso. Este año vamos a una edición en la cual todas las provincias participan y pueden mandar un micro a conocer Chapa o Embalse que son hermosos. Después trabajamos mucho con Secretaria de Derechos Humanos, con un programa que se llama Juventudes y Derecho que fue una convocatoria abierta para pibes y pibas que presentaban desde un corto, hasta juegos de mesa, un libro, lo que sea referido a temas de derechos humanos, sobre todo teniendo en cuenta los 40 años de democracia. Eso terminó con una convocatoria en la que muchísimos pibes conocieron la Ex-Esma. Vinieron de todas las provincias junto con Educación a conocerla y eso para nosotros fue espectacular porque además fueron Madres y Abuelas a contarles a los pibes como había sido la última dictadura. Para nosotros era súper importante que los pibes puedan estar ahí.
RB: ¿Cómo ve la actual discusión de las juventudes, donde muchas veces predominan discursos de odio asociados a la política o a la violencia social, como en el caso de Fernando Báez Sosa?
JE: Creo que los 40 años de democracia abren una puerta para entrar y dar una discusión que yo creo que, desde el ámbito más de la política, sobre todo la pandemia abrió una puerta a un nivel de violencia mediática general o violencia en términos de cómo se dan ciertas discusiones que se replica en muchos ámbitos. Hoy las discusiones políticas tienen un tono de ir a lo personal y a lo violento muy fuerte. Yo creo que tiene que ver con mañas de la política que no logra superar, y ahí como generación tenemos una nueva tarea que dar. Yo lo digo por el lugar que tengo, pero pibes y pibas que están en otros ámbitos y militan otras cosas u ocupan otros espacios, también la tenemos que dar. Influencers, streamers, que tal vez no tienen nada que ver con el sistema político que cada vez que hacen algo, sea existir, ya eso implica una catarata de violencia en las redes sociales que hoy por hoy nos tiene que preocupar y yo creo que eso requiere un nuevo pacto generacional. Este nuevo pacto democrático del que siempre hablamos, tiene que ser traducido a algo un poquito más fuerte. Ahí la política tiene que dar un ejemplo contundente. Hoy por hoy a todo el mundo le sirve esa pelea medio idiota de pelearse porque sí y eso impacta socialmente. Lo que hoy la gente pide es un punto de consenso, de acuerdo. Creo que lo de Fernando Báez Sosa caló muy hondo en eso y creo que nos permite a todos reflexionar sobre el nivel de violencia que muchas veces manejamos y cómo para volver a barajar tenemos que darnos ciertas discusiones de nuevo. También lo de Cristina en su momento para nosotros fue muy fuerte porque fue el quiebre de un pacto que ya tenía 40 años y la Argentina, además, ha sido modelo en esas reflexiones, en esos pactos y lo tiene que seguir siendo. Pero me parece que no podemos pasar de página como si no pasara nada. En este momento que estamos pasando y luego de la pandemia, tenemos que volver a sentarnos a discutir qué tipo de sociedad queremos construir. Que le pasa, reitero, a la mayoría de las sociedades del mundo, que tienen que volver a sentarse luego de la pandemia y luego de este momento más social y político, a debatir qué nueva sociedad quieren construir, y en qué términos, con las redes sociales de por medio.
RB: ¿Y cómo ve la participación de la juventud en esta discusión? Porque decía “un pacto generacional”, pero muchas veces en los gabinetes o ministerios todavía tenemos una franja etaria bastante alta…
JE: Bueno, varias cosas. La primera es que hay ciertos temas que para la política y la sociedad le corresponden a los jóvenes, temas importantes como género, ambiente. Temas super estructurales, pero que no son los únicos que debate la política, y no son los únicos que tiene que debatir la juventud. Porque hay una idea de que “ustedes debaten lo que respecta a las juventudes”, y eso es lo que respecta a todo el resto de la sociedad. Si uno ve los problemas que tienen los jóvenes, no son muy distintos a los problemas del resto de la sociedad. Solo que la diferencia es la inserción en esos mercados. El mercado laboral, la vivienda, etc. Parten de otra base, pero no son distintos los problemas que tenemos con el resto de la sociedad. Entonces creo que lo que pedimos, en algún punto, es estar en la discusión de esa cadena productiva de lo que necesita la Argentina de acá a diez, veinte, treinta años, desde un lugar del que tenemos mucho más para decir de los temas que quieren que solamente hablemos. Además las juventudes tienen un espíritu profundamente democrático. Tanto la Ley de Aborto, como la Ley de Humedales, como la Ley de Educación Sexual, son leyes muchas veces paridas de los movimientos estudiantiles; y en ese sentido, ese espíritu más democrático que tienen las juventudes se traduce en capacidad de acción, de gestión, de ejecución. Nosotros tenemos mucho para dar en ese sentido. Es una responsabilidad nuestra, formarse para estar en esos espacios de discusión, no porque sí, ni por estar en sí mismo, sino efectivamente generar un quiebre y una discusión distinta para proyectar no solamente cuando los jóvenes de hoy formen parte del sistema sino para adelantarse y empezar a ver desde antes de la llegada, qué cosas podemos transformar y qué cosas no nos pueden volver a pasar.
RB: Por último, ¿cómo fue su experiencia en la llegada al Estado, desde su formación y militancia estudiantil?
JE: Estos tres años de gestión yo trabajé en el Estado en uno de los ministerios, por lo que al Estado lo conozco perfecto. No es que llegué y me tuve que poner a aprender cómo eran los procesos administrativos, lo cual a mí me dio mucha ventaja porque hubiera sido todo mucho más difícil. Fueron tal vez más duras las primeras semanas por el impacto mediático. Pero la verdad es que yo estoy convencida de lo que hacemos, de la gestión, de las ideas. Después uno puede diferir o no, pero la convicción y el trabajo están, como el cansancio de siempre que nos hace bajar un poquito en momentos difíciles, pero creo que eso siempre está presente. Y nada, yo me lo tomo con mucha responsabilidad porque vengo de la militancia secundaria y siempre era ver qué cachito más podíamos conseguir. Y estos espacios, son espacios que a cualquier pibe de la Argentina que milita le encantaría estar. Eso implica una responsabilidad cuádruple de estar, de dar lo mejor, de acompañar a compañeras y compañeros de todo el país, que la verdad desde que llegué, como siempre milité en Capital Federal, no conocía compañeros de todas las provincias y tenemos un capital humano gigante. Son pibes que hacen lo mismo que yo pero en sus provincias, que recorren, que caminan, que se esfuerzan, que la pelean. Nuestra idea de esta gestión es acompañarlos, apoyarlos y que esa Argentina federal de la que hablamos, si ellos no están ahí, yo no tengo mucha forma de entrar y saber cómo están esos territorios, cómo se desarrollan, qué políticas son mejores para acá o para allá. Creo que en ese sentido, nosotros tratamos de impulsarlos y que ellos tengan el mejor desarrollo posible porque si a ellos les va bien, a nosotros nos va bien.
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