OPINIÓN

Pocas certezas, pero suficientes para no equivocarnos

El Coronavirus nos interpela. A la ciudadanía, para que rápidamente cambiemos hábitos, algunos más sencillos y otros más complejos que quizás por conectarse en sus extremos parecen generar resistencias, auto resistencias individuales.

Por: Pablo Gutiérrez Colantuono*
Imagen: Óleo de Fernández Muro, José Antonio, 1958.

Quizás haya sido entendible al principio. Debimos rápidamente pasar de miradas individuales hacia las colectivas. Quizás sea este el punto que más nos haya costado, debimos “resetearnos”: migrar  desde la individualidad ciudadana hacia la preservación colectiva. En estos tiempos de pandemia debemos mirarnos desde la auto restricción y  la autolimitación preventiva para lograr la salud colectiva de la sociedad. Y ello a su vez articularlo con la viabilidad social y económica de nuestra nación, de nuestros pueblos. Debimos incorporar en nuestro cotidiano la idea de que cuidarnos a nosotros mismos puede tener efectos sociales incalculables, y elegir no hacerlo también. Libertades limitadas en tiempos de pandemia caracteriza a este “encierro”. ¿Estamos preparados para la prevención y la reducción del riesgo colectivo desde esa restricción individual? O ¿Estamos presos de nuestra propia pandemia al no poder ver más allá de nuestra propia realidad, de nuestro propio bienestar? No es un interrogante con vocación de valoración de cada conducta, pues es claro que nos enfrentamos a nuestros propios miedos en un escenario que se nos presenta incierto, desconocido.

En este contexto los gobiernos intentan diagramar nuevas pautas de conducta ciudadana, nuevas formas de gobernanza. Quizás la característica más visible, palpable, e incómoda sean  las restricciones a nuestras libertades en pos de la saludad colectiva.  Estas han sido necesarias, en parte, porque no supimos o no pudimos  activar suficientemente en este contexto de pandemia la auto restricción y auto prevención como medios de preservación individual y colectiva. Ya nos ha sido dicho: nadie se salva solo. O quizás porque simplemente se requieran aún mayores restricciones a aquellas que somos posibles de imaginar y adoptar, desde la propia auto restricción espontánea, la cual parecería carecer de capacidad de objetivación de lo colectivo. Es en este punto en el cual el rol del Estado aparece como sencillamente ordenador de esa objetividad colectiva que llamamos bienestar general, bien común o interés público. El Coronavirus interpela así a los gobiernos a ceñirse según creo, en dos dimensiones posibles, en la articulación de los diversos intereses – individuales y sectoriales – compatibilizándolos con el bienestar general. Estos son la prevención sanitaria y la contención social actual por un lado, y la viabilidad económica y social para el día después, por el otro. Ambas dimensiones de la política pública en épocas de pandemia deben ser pensadas interdependiente y simultáneamente, conformando entre ellas una sinergia contínua. En cambio  en el plano de la ejecución, la primera es inmediata mientras la segunda pareciera estar llamada a ejecutarse fuertemente el día después. Ahora bien ambas, con sus distintas escalas temporales y diversos momentos para la ejecución, son insumos básicos en el aquí y el ahora para la toma de decisones de los gobiernos. De manera tal que las mismas sean razonables, esto es que el medio elegido sea adecuado a la finalidad seleccionada. Prevención, auto restricción, políticas de cuidado, responsabilidad, sensibilidad, solidaridad, salud colectiva y  bienestar general son algunas de las  palabras que por estos tiempos habrán llegado para quedarse.

Nuestros hábitos deberán cambiar, en lo vinculado a las formas de consumo, al modo en que nos relacionamos con la naturaleza, pero sobre todo nuestros hábitos sociales. Nuestro modo de relacionarnos debe ser otro debiendo primar la mirada colectiva, entendiendo que sin un cambio el individualismo puede ser la peor pandemia de este siglo.

*Director Carrera Especialización en Derecho Administrativo Universidad Nacional del Comahue. Profesor en Derecho Administrativo. Docente de la carrera de la ECAE.

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