“Los asesinatos de Berta y Marielle dan cuenta de la disputa territorial contra los poderes económicos transnacionales en América Latina. Lamentablemente, no son los únicos asesinatos de defensoras de los derechos humanos, pero pueden ser tomados como modelos paradigmáticos de los efectos de las articulaciones entre el poder financiero y la fuerza militar estatal y paraestatal en nuestro continente”.
Por: Agustina Iglesias Skulj*
Marielle Franco fue una militante feminista negra, lesbiana, favelada y defensora de los derechos humanos. Fue asesinada el 14 de marzo 2018 en Río de Janeiro de tres tiros en la cabeza por paramilitares.
Berta Cáceres fue una mujer originaria Lenca, reconocida defensora de los derechos humanos de los pueblos originiarios y el medioambiente. Fue asesinada por hombres armados en el departamento de Intibucá, Honduras el 3 de marzo de 2016.
Las presentaciones, como las que inauguran esta contribución, casi siempre resultan injustas, sesgadas. No tengo la intención de ser exhaustiva, sino de invitarlxs al visionado de los documentales sobre la vida de estas dos defensoras de los derechos humanos, a quienes les dedicó la apertura del Seminario “Cómo defender al Estado” el Director de la ECAE, Dr. Guido L. Croxatto.
En esta breve introducción a los documentales me interesaba proponerles una reflexión que acompañe el visionado: los asesinatos de Berta y Marielle dan cuenta de la disputa territorial contra los poderes económicos transnacionales en América Latina. Lamentablemente, no son los únicos asesinatos de defensoras de los derechos humanos, pero pueden ser tomados como modelos paradigmáticos de los efectos de las articulaciones entre el poder financiero y la fuerza militar estatal y paraestatal en nuestro continente. La violencia que encarna su muerte constituye una imagen elocuente de la racionalidad neoliberal y neoconservadora que atenta contra nuestras democracias y los riesgos a los que se enfrentan quienes luchan por la soberanía popular, feminista y antirracista y anticolonialista.
Les propongo un breve recorrido por sus militancias, un ejercicio de memoria que permite hilvanar las tramas de las violencias institucionalizadas contra las mujeres que reivindican la lucha por los derechos humanos de sus pueblos. Berta fundó junto a otras mujeres en 1993 el Consejo Cívico de Organizaciones Indígenas y Populares de Honduras (COPINH) y lideró las luchas contra el proyecto hidroeléctrico de Agua Zarca que amenazaba con contaminar varios ríos de Intibucá.
Frente a las insistentes amenazas de parte de la empresa DESA (Desarrollos Energéticos S.A.) y Sinohydro, la Comisión Interamericana había dictado medidas cautelares para protegerla, sin embargo, el Estado hondureño no aplicó las medidas ni investigó los diversos abusos que se cometieron durante los últimos años contra dirigentes de las comunidades indígenas. De hecho, el asesinato de Berta puede atribuirse a las empresas constructoras, la policía y los militares que reprimieron sistemáticamente contra lxs activistas y grupos indígenas.
En 2013 fue condenada por los delitos de usurpación y daños. Sus actividades en defensa del medio ambiente y su oposición a la construcción de las represas hidroeléctricas de Agua Zarca la hizo acreedora de reconocimiento internacional. En 2015 fue premiada con el nobel verde: Goldman Environmental Prize. En aquella oportunidad, Berta manifestó: “En nuestras cosmovisiones somos seres surgidos de la tierra, el agua y el maíz, de los ríos somos custodios ancestrales el pueblo lenca. Resguardados por los espíritus de las niñas que nos enseñan que dar la vida de múltiples formas por la defensa de los ríos es dar la vida por el bien de la humanidad y de este planeta”.
El asesinato de Marielle Franco puede leerse como la antesala del gobierno de Jair Mesías Bolsonaro, el auge de un movimiento antidemocrático, racista, neocolonial y violento. Ella declaró en una entrevista que “La disputa política es un gran desafío, principalmente para las mujeres. La lógica machista nos persigue todo el tiempo y la sentimos con intensidad, principalmente cuando decidimos ocupar un espacio en la institucionalidad política (…) ¿Exagero? Para nada. Necesitamos repetir como un mantra: Brasil ocupa el quinto lugar en la tasa de homicidios de mujeres en la lista de 83 países, de acuerdo con el Mapa de la violencia de 2015. Entre 2003 y 2013, el número de asesinatos aumentó 21%. Eso significa que en diez años pasó de 3937 a 4762 víctimas. Son 13 mujeres muertas diariamente. Si hiciéramos el recorte de las mujeres negras, los datos son todavía más alarmantes. Hubo un aumento de 54,2%, de 1864 víctimas en 2003, pasó a 2875 en 2013. El feminicidio se concentra en la juventud de 18 a 30 años”. No obstante, Marielle no levantaba las banderas del punitivismo, al contrario, pregonaba la necesidad de más educación y nuevas estéticas en las que las mujeres protagonizaran la lucha contra el machismo en escenas domésticas, laborales y cotidianas. Las denuncias contra la militarización de las favelas para criminalizar y estigmatizar a sus habitantes, fundamentalmente jóvenes negrxs, le permitieron desarrollar una militancia interseccional y una lucha por los derechos humanos de las travestis, campesinas, lesbianas, estudiantes, sindicalistas, madres, por más espacios de decisión, con una valorización de la lucha colectiva y contra el Ejército en las calles.
El propósito de ofrecerles estos documentales es que conozcamos un poco más de sus luchas por los derechos humanos en el contexto latinoamericano, uniéndolas a las luchas de las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo de las que somos herederxs. Para finalizar, quisiera dejarles una hermosa frase de Marielle para impulsar nuestras vidas, militancias y nuestro rol como abogadxs en la defensa del Estado: “hay una victoria de la vida política, que florece como rosas que rompen el asfalto”.
* Coordinadora del Area de Investigación de la ECAE
Las opiniones expresadas en esta nota son responsabilidad exclusiva de la autora y no representan necesariamente la posición de Broquel.
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