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Ceremonial gubernamental: reglas y convenciones que guían nuestros comportamientos sociales

Por: Por Marcela Barbaro*
Imagen: Bandera, Sergio Avello, 2007, Museo Nacional de Bellas Artes.

En la Argentina, el origen del Ceremonial se remonta a los años de la Revolución de Mayo, y a uno de sus principales idearios, Mariano Moreno. El documento histórico que por él fuera redactado en su carácter de Secretario de la Primera Junta de Gobierno el 28 de mayo de 1810, lleva el título de “Instrucción para el despacho y Ceremonial” o “Reglamento para el Ejercicio de la Autoridad de la Junta Provisional Gubernativa del Río de la Plata”.

Desde los comienzos de la civilización, las ceremonias en honor a alguien o en tributo a algo, respondieron a la necesidad del hombre de expresar un sentimiento o valoración, que ameritaba celebrarse. Ese acto iniciático, que permite vincularse, cumple una función asociada al ritual; no sólo por su componente simbólico sino por su misión social, a través del cual, nos relacionamos con otros.  

A medida que fueron formándose los imperios, las dinastías y las repúblicas fueron definiendo los usos y costumbres que deben ser observados y puestos en práctica. De esa manera, los distintos tipos de ceremonias de cada cultura, responden a tradiciones, valores y creencias compartidas y aceptadas por la sociedad, como un acuerdo tácito.  

La ejecución y organización de dichas actividades, requirió de una disciplina  llamada Ceremonial, que deriva de la expresión latina “ceremonia”. Una tarea que pone en práctica, un conjunto de reglas y convenciones que guian las acciones y comportamientos sociales. Para hacerlo, crearon códigos de procedimientos, escritos o consuetudinarios, a fin de regular y facilitar la interrelación. Establece un ordenamiento y jerarquiza los roles de quienes participan, asegurando el debido respeto a su función, trayectoria e importancia.

En la Argentina, el origen del Ceremonial se remonta a los años de la Revolución de Mayo, y a uno de sus principales idearios, Mariano Moreno. El documento histórico que por él fuera redactado en su carácter de Secretario de la Primera Junta de Gobierno el 28 de mayo de 1810, lleva el título de “Instrucción para el despacho y Ceremonial” o “Reglamento para el Ejercicio de la Autoridad de la Junta Provisional Gubernativa del Río de la Plata”.

El instructivo daba cuenta de la importancia organizativa de otorgar el debido tratamiento a los procedidimientos administrativos como a la cortesía que debía apliacarse a los funcionarios de la Junta. Esta iniciativa de ordenar, reglar y respetar las jerarquías, promoverá ciertas convenciones que guiarán nuestras acciones protocolares dentro del ámbito gubernamental.

La sanción de aquellas primeras normas sirvió como antecedente durante la celebración de las Primeras Jornadas Nacionales de Ceremonial en la Función Pública, organizadas por la Dirección General de Ceremonial de la Presidencia de la Nación y el Instituto Nacional de la Administración Pública. Las mismas, tuvieron lugar en la Ciudad de Buenos Aires, del 20 al 22 de abril de 1993. En ellas, los responsables de las áreas de Ceremonial y Protocolo de cada dependencia, aprobaron por unanimidad celebrar el “28 de mayo como Día Nacional del Ceremonial Argentino”, ya que hasta ese momento, no había ninguna fecha estipulada que lo recuerde.

El proyecto elevado al Poder Ejecutivo, quien tiene la facultad de disponer sobre el protocolo a aplicar en los actos de gobierno y Estado, refrendó la fecha a la que hacía honor, a través del Decreto Nacional Nº 1574 de 1993. En el mismo, establece en sus considerandos:

“Que la mencionada declaración tiene por objeto poner de relieve la trascendencia e importancia del ceremonial como elemento imprescindible de la organización de todas las manifestaciones oficiales de las administraciones públicas, marcando, al propio tiempo, el punto de partida para una nueva concepción y conformación del Ceremonial Público Argentino, no sólo como disciplina de organización sino, además, como vehículo incuestionable e inmejorable de elevación y fortalecimiento de la imagen cultural de la Nación.”

Sin embargo, aún faltaba un ordenamiento general sobre las precedencias de las autoridades, organismos, instituciones y banderas en los actos oficiales, a fin de establecer las prioridades jerárquicas entre iguales y/o en virtud de cierta escala valorativa. Una forma cortés de evitar conflictos e incovenientes organizativos que resulten perjudiciales a la ceremonia.

La idea prosperó, y en octubre de ese mismo año, se publica el Decreto 2072/93 sobre el “Ordenamiento General de Precedencia Protocolar”, vigente en nuestro país. Su aplicación y obligatoriedad es puesta en práctica por todas las áreas de Ceremonial del Estado.

El orden protocolar en la Argentina ha sufrido transformaciones y fue adaptándose, de acuerdo a los diferentes gobiernos que han dirigido el país. Algunas veces, con más innovación que otras, se orientaron a la austeridad en las formas y en los tratamientos. En dicho caso, como ejemplo, se abolieron los tratamientos honoríficos de su “excelencia” para dirigirse a los Ministros del Poder Ejecutivo y a los Gobernadores provinciales. Otro cambio, fue el dispositivo para el traspaso de mando ante la asunción presidencial; como la elección de edecanes mujeres para acompañar a la señora ex Presidenta y actual Vicepresidnta de la Nación, Dra. Cristina Fernández de Kirchner, entre otros.

La flexilidad del protocolo está acorde a las demandas de un tiempo en constante evolución y atento a las necesidades que fueron surgiendo con el advenimiento de las nuevas tecnologías. Lo que permanece inalterable es el respeto y el compromiso de los encargados de Ceremonial con la tarea que realizan, al preservar la imagen institucional, hacer honor a los símbolos patrios, y asistir a quienes juraron actuar por el bien de todos y todas.

Para finalizar, una cita de quien fuera el padre del ceremonial argentino, el embajador Jorge Blanco Villalta, quien solía decir a sus alumnos: “El Ceremonial consiste en lograr una armonía basada en ciertos ritos de convivencia. Es una de las bellas artes, su materia prima es el ser humano y su objetivo hacer de nosotros una obra de arte”.

*Lic. En Relaciones Públicas y Crítica de Cine

Las opiniones expresadas en esta nota son responsabilidad exclusiva de la autora y no representan necesariamente la posición de Broquel.

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