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Cine histórico revisionista: Juan Manuel de Rosas por Manuel Antín

Por: Marcela Barbaro*
Imagen: Escena del film "Juan Manuel de Rosas" (1971) de Manuel Antín

“La intervención del cine al abordar los hechos históricos, nos permite entablar un diálogo con el pasado, al concederle una mayor comprensión del presente. Bajo un estilo revisionista, la película de Antín expone una toma de  posición sobre una figura clave, como fue Rosas, en su rol ante la defensa del Estado contra las potencias extranjeras”.

“No basta con tener un gobierno propio también hay que ser independiente” Juan Manuel de Rosas

En el marco de la conmemoración del Día de la Soberanía Nacional, dispuesta por la Ley 20.770, recordamos a través de nuestra cinematografía, aquella épica gestada el 20 de noviembre de 1845 contra las fuerzas colonialistas anglo francesas durante el Combate de Vuelta de Obligado.  

La evocación patriótica y la reconstrucción de los hechos fueron abordados por el realizador Manuel Antín, integrante de la generación del 60, con el estreno de la película Juan Manuel de Rosas (1971) que, luego realizar Don Segundo Sombra (1969), integró el panorama del cine histórico de los setenta, sobre las figuras heroicas más relevantes del siglo XIX.

Durante esos años, Antín se apartó del estilo de sus películas influídas por la nouvelle vague francesa y caracterizadas por su impronta literaria como La cifra impar (1961); Circe (1963), Intimidad de los parques (1964), para acercase a temas que evoquen un espíritu nacionalista, en este caso, encarnado en un hombre polémico sobre el cual afirmó: “el personaje esta presentado con una tesis básica: ni ángel ni demonio”.

La película escrita por el historiador José María Rosa y protagonizada por Rodolfo Bebán en el papel del caudillo, abarca treinta y dos años de la historia argentina: desde el casamiento de Rosas con Encarnación Ezcurra hasta la batalla de Vuelta de Obligado. 

El inicio de la cinta se remonta a enero de 1850, donde dos hechos pondrán en evidencia la orientación del discurso y el tipo de mirada que se inscribirá sobre el Restaurador de las Leyes. Por un lado, se muestra en pantalla la carta que le envió el Gral. Don José de San Martín en apoyo a Rosas y, por otro, la llegada del ministro inglés Southern a la casa de Rosas con el tratado de paz, en el que Inglaterra y Francia reconocen la soberanía argentina. Una escena que se muestra fraccionada, y se irá revelando a lo largo del relato, en sintonía con el accionar de los federales, las luchas civiles y la tensión en el ámbito diplomático.

La exaltación de la figura de Rosas, no está menos destacada que la de su esposa Encarnación Ezcurra, como compañera y consejera política. Una mujer comprometida con sus ideales que expresaba con énfasis “el pais somos nosotros, o son ellos”, alentando a una toma de posición activa y directa contra los enemigos de la patria.

La reconstrucción histórica contó con un gran despliegue visual, donde Antín se destacó, principalmente, en la puesta en escena de dos instancias en las que expone la antimonia civilización y barbarie, contrastando las fiestas populares callejeras en apoyo de la independencia; con las tertulias paquetas de intelectuales unitarios, que sostenían ideales eurocentristas. Otra distinción, que vale la pena destacar, fue la forma compositiva en que rodó el fusilamiento de Dorrego.

Juan manuel de Rosas, al igual que el resto de las producciones del período, no escapó de los diálogos discursivos, de las actuaciones estatutarias, la voz en off, el paisaje telúrico, y las explicaciones sobre los conflictos políticos entre unitarios y federales.

Bajo un estilo revisionista, la película de Antín expone una toma de  posición sobre una figura clave, como fue Rosas, en su rol ante la defensa del Estado contra las potencias extranjeras. “Si no podemos tener una patria respetada, no tendremos ninguna”, señaló Rosas al enviado del gobierno francés.

La intervención del cine al abordar los hechos históricos, nos permite entablar un diálogo con el pasado, al concederle una mayor comprensión del presente.

Asimismo, pensar la interpelación de las imágenes como testimonio de un hombre que tuvo a cargo la protección territorial, supone desenmascarar, desde el discurso audiovisual, el accionar de los grupos opositores que antepusieron sus intereses individuales en detrimento del bienestar del país.

“No es un regreso al pasado”, dijo Manuel Antín sobre su película. “Volver a él significa abrir las tapas que lo ocultan. Eso es un acto en tiempo presente”.

*Lic. En Relaciones Públicas. Crítica cinematográfica y profesora de Historia del cine.

Las opiniones expresadas en esta nota son responsabilidad exclusiva del autor y no representan necesariamente la posición de Broquel.

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