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“Es un orgullo y una gran responsabilidad, ser Director de Legales de la línea de bandera de todos los argentinos”

Nicolás Sykes
Por Redacción Broquel

Entrevista a Nicolás Sykes, Director de Asuntos Legales de Aerolíneas Argentinas, quien ingresó a la compañía en 2009 y tras un breve paso por AYSA (2017-2019), continúa trabajando en la línea aérea de bandera. “La importancia de tener alguien que te ayude en un escenario tan poco esperado como fue el Covid, mostró que no fue en vano el esfuerzo, la inversión que se hizo en la compañía”.

Revista Broquel: ¿Cuáles son las actividades que desarrolla en la empresa? 

Nicolás Sykes: Básicamente dirijo un gran equipo de profesionales, dedicados a una actividad compleja como es la actividad aeronáutica, donde se mezcla el servicio público con la actividad cotidiana de una sociedad regida por el derecho privado, que tiene la particularidad de ser de propiedad del Estado Nacional. Intervenimos en muchas cosas, desde los contratos para traer aeronaves a la Argentina y permitir que estas operen después en aeropuertos en Argentina y el mundo, como en las contrataciones y en las consultas cotidianas. Tenemos una gran cantidad de clientes, llevamos muchísimos pasajeros, y eso genera reclamos, lamentablemente, y sobre estos también intervenimos. En definitiva, coordino un gran equipo de profesionales por lo que no soy “el director de legales” -ya que suena egocéntrico- sino el coordinador de la dirección de legales y parte de ella, mejor dicho. 

RB: ¿Cómo está compuesto su equipo de trabajo? 

NS: Mi equipo de trabajo está integrado por aproximadamente 23 personas, de las cuales 17 son abogadas/os de todas las edades y todas las especialidades. Tenemos equipos especializados en la parte de litigios, de disputas, sobre todo por la gran cantidad de reclamos, especialmente, con todo lo que se ha generado con el Covid. Después tengo un equipo especializado en lo que es asesoramiento interno, básicamente ligado a consultas respecto a cuestiones de origen comercial. Aerolíneas se rige esencialmente por el derecho privado, por lo que tenemos mucho de relaciones de consumo, contratos, ley de sociedades. Tenemos bastante trabajo en eso. Después tengo un equipo encargado de lo societario, lo que es las inscripciones, los registros de la compañía, etcétera. Es una empresa que en lo estructural es muy parecida a cualquier empresa privada, sin olvidarnos obviamente que el Estado Nacional es nuestro dueño. 

RB: ¿Cómo describiría su jornada de trabajo? 

NS: Un día de trabajo mío empieza temprano y termina muy tarde. Aerolíneas Argentinas opera las 24 horas, los 365 días del año. La verdad es que no se si tengo un concepto de día de trabajo, sino que tengo un concepto de trabajo, que trato de mechar con mi vida privada. Es una actividad muy desafiante, trabajo los sábados y los domingos, hay problemas todos los días. Pero bueno, básicamente llego a la oficina muy temprano, coordinamos al equipo, tenemos muchas reuniones de coordinación, tenemos muchas sucursales en el interior y varias sucursales en el extranjero, con lo cual probablemente en el día estoy en muchas reuniones, establecemos una agenda semanal, mensual y en base a eso organizamos el trabajo. 

RB: ¿Cuáles son las consultas o problemas más frecuentes en los que debe accionar su área? 

NS: Básicamente la compañía entiende al equipo de legales como parte del negocio, lo que nos ofrece una mayor dificultad, ello así porque nuestro trabajo nos exige no solo considerar al derecho aplicable, sino también la conveniencia comercial de llevar adelante el negocio. Los mayores problemas que tenemos son variados: intervenimos en diversos temas de flota, tenemos que incorporar aviones, tenemos que traer motores, tenemos que renegociar contratos, todo eso en un mercado que está complejo, no por la situación particularmente de la Agentina, sino por la situación mundial generada por el Covid. Eso nos obliga a renegociar contratos, establecer pautas nuevas, a improvisar soluciones en algo que nunca se pensó que podría suceder, porque nadie pensó que iba a pasar lo que paso con el Covid, que nos obligó, entre otras cosas, a dejar los aviones en tierra. Una de las industrias más golpeadas fue precisamente la industria aerocomercial. Hubo un montón de situaciones donde tuvimos que improvisar soluciones, tuvimos que resolver problemas en un ámbito donde además no solo aplicamos el derecho argentino, sino también tenemos que aplicar el derecho de internacional. 

Después, nos tocó trabajar en el tema de la repatriación de los pasajeros. Cuando se produjo la crisis por el Covid y quedó todo frenado, mucha gente había salido sin pensar ni imaginarse que se iba a encontrar en una situación así de desesperante, enfrentando costos enormes por estar “varada” en el extranjero, teniéndose que quedar en lugares que desconocía, con la preocupación que generaba un virus del que no se conocía nada, muchos de ellos en familia y otros con la familia acá. Tuvimos muchísimos casos en los cuales gente sumamente desesperada nos pedía la posibilidad de que los fuéramos a buscar a lugares donde nunca habíamos operado antes, y nosotros teniendo que improvisar sin ninguna regulación de qué manera íbamos a buscarlos. Porque en ese momento no se podía salir del país. No solo por Argentina, el mundo no recibía a nadie. Tuvimos que rápidamente improvisar desde lo legal y desde lo operativo trabajando como un gran equipo, para traer a la gente que estaba afuera. 

Después otro de los grandes desafíos que tuvimos en los últimos tiempos fue reconvertirnos durante la crisis del Covid en una empresa de transporte de cargas. Aerolíneas transporta carga en sus bodegas, pero nunca trabajó como una empresa dedicada a la carga de manera exclusiva, y menos para buscar las vacunas. Que era algo tan desesperantemente necesario. En esa época el Estado Nacional no tenía chances de conseguir otra alternativa que no fuéramos nosotros, el mundo reclamaba las vacunas y había copado casi todo el transporte de cargas. La gente incluso llego a cuestionar en algunos momentos, porqué Aerolíneas y por qué no una empresa privada que vaya a buscar las vacunas. La respuesta fue siempre sencilla: Porque no había. Porque todo el mundo estaba buscando vacunas. Gracias a Dios teníamos una empresa en la que el Estado Nacional había confiado, que invirtió en su flota y que tenía un equipo con mucho profesionalismo, y salimos a buscar las vacunas a donde fuera. Viajamos a lugares que no habían sido nunca explorados por la compañía, como Rusia, y todo eso en una época complicadísima. Trajimos vacunas con estándares de bioseguridad altísimos. Nunca lo habíamos hecho y lo tuvimos que hacer de un día para el otro. Así que realmente fue una época intensa, la del Covid particularmente. Estos dos últimos años fueron muy intensos para nosotros. 

RB: Fue en ese marco del Covid donde quizás más se valoró la aerolínea de bandera. 

NS: Absolutamente. Uno cuando empieza a trabajar en esta actividad se da cuenta de dos cosas importantes. La importancia que tiene la compañía en Argentina es enorme. Cuando llegamos a una región dentro del país, esa región parece comenzar a existir. Si Aerolíneas no llega, esa región desaparece. La gente piensa y dice “Aerolíneas Argentinas es una empresa que pierde dinero”. Y mire señor, fíjese qué impacto tiene Aerolíneas cada vez que llega a un aeropuerto de la Argentina y, probablemente, se dará cuenta que el impacto económico que se genera justifica el gasto que se hace en la empresa. Argentina es una de las regiones más grandes del mundo, es la octava. Tiene un nivel de descentralización muy extraño, donde lamentablemente está todo concentrado en la capital, y hay lugares que, si no fuera por Aerolíneas Argentinas, realmente no tendrían conexión, no tendrían la pujanza económica que tienen, y por eso cuando uno viaja al interior ve el orgullo de la gente. Muchas veces, cuando ponemos una nueva frecuencia, la gente aplaude, se emociona, llora. Incluso argentinos afuera, cuando los íbamos a buscar, lloraban cuando veían el logo de la compañía. Y por otro lado esto, la importancia de tener alguien que te ayude en un escenario tan poco esperado como fue el Covid, mostró que no fue en vano el esfuerzo, la inversión que se hizo en la compañía. No lo hubiéramos podido hacer si no teníamos Aerolíneas Argentinas. Si la empresa era otra, o no existía, no hubiera existido la posibilidad de que las/os argentinas/os tuvieran las vacunas cuando las tuvieron. Realmente hicimos una de las mejores campañas, en mi opinión personal, del mundo, en cuanto a traer vacunas y cómo las trajimos. Tener una Aerolínea de bandera es importante, sin lugar a duda. 

RB: A partir de las distintas gestiones de gobierno y las críticas hacia el “gasto” que genera AA, ¿cuál puede ser un piso de acuerdo para pensar a futuro la aerolínea de bandera? 

NS: Creo que tenemos un problema respecto a cómo se entiende este tipo de entidades a largo plazo. Cuando el Estado Nacional tomó la decisión de hacerse cargo de la empresa, pasando de una empresa privada que había partido de la base de ser “la empresa más importante de Argentina“ a encontrarse en un estado de desinversión y destrucción importante, se tuvo que realizar una enorme “inversión”, lo que ven ustedes, estas oficinas, los sistemas nuevos, los aviones, etc., lo tuvimos que hacer de cero, se tuvo que refundar la compañía. Toda ese esfuerzo que hizo la Nación y nosotros como empleados de la compañía, le costó al Estado una enorme inversión. Ver que después gestiones sucesivas ponen en duda esa inversión y toman decisiones contradictorias, lo único que genera es que los argentinos perdamos. Podés o no estar ideológicamente de acuerdo con que Aerolíneas Argentinas sea una empresa del Estado. Ahora, una vez que el país tomó la decisión e invirtió tanto dinero, no podemos ponernos a repensar y querer refundar de nuevo todo. Esto solo nos retrasa, hace que perdamos tiempo y sobre todo futuro. 

Creo que tiene que haber una base que tiene que definir la política, una base de consenso donde ya no se discuta más si Aerolíneas Argentinas debe ser o no una sociedad cuyo dueño sea el Estado, así podemos superar el continuo cuestionamiento de si se trata de una empresa deficitaria para poder concentrarnos en que sea una empresa que utilice los recursos de manera eficiente y que el aporte económico que hace a la sociedad supere el gasto que el Estado realiza. 

Yo creo que Aerolíneas es el reflejo de lo que nos sucede en la sociedad. No entender que debe haber consensos, y que tienen que ser consensos que cuiden lo nacional, lo nuestro, creo que es lo que hace que no podamos despegar. Esa parte es la que veo puesta en duda. Hoy es “lo nacional no es bueno”, “lo público no es bueno”. La verdad es que lo público puede ser bueno; tenemos muy buenos profesionales, la gente piensa al abogado y se imagina al burócrata sentado en una máquina de escribir. Aerolíneas tiene abogados que de repente mañana se sientan con Boeing a negociar el contrato de un avión y al otro día se sientan con un/a pasajero/a que tiene un problema y se lo resuelven. Podemos tener algo público que sea bueno. Esa es la construcción que tenemos que hacer como argentinos. Mostrar que nosotros podemos. Que no somos malos como nos dicen. Que las cosas las podemos hacer bien, tenemos muy buenos profesionales, gente honesta, laburante y que podemos ser grandes. Basta de pensar que no. Los abogados en general somos de las profesiones, sobre todo aquellos que trabajamos en el Estado o tenemos proximidad con el trabajo en el Estado, que tenemos esa imagen de precariedad que es falsa. Tenemos grandes talentos. La Procuración del Tesoro es una muestra de eso, es una gran institución con muy buenos abogados. Acordemos que hay una base, que no importa tu ideología, tengamos un consenso y basta de destruir y volver a construir porque lo único que hacemos es perder tiempo y dinero. 

RB: En ese sentido, ¿qué importancia le da a la formación de los abogados y las abogadas? 

NS: Obviamente es muy importante. Esta concepción de lo público puesta en tela de juicio muchas veces ha generado que se invierta poco en la gente. Capacitar a los abogados es fundamental para lograr excelencia. Mostrar que lo público no es malo, que con lo público se puede. Que es una herramienta que sociabiliza, que permite integrar a aquellos que tienen otras circunstancias o situaciones de desventaja. Que sin lo público no vamos a tener una sociedad justa, que crezca, una sociedad segura, una sociedad inclusiva. 

La capacitación es invertir en las personas. No hablar más de “recursos humanos”, sino de personas. Capacitarlas para después obviamente exigirles. Eso es parte de la mecánica. Nosotros exigimos en la medida que también les podemos dar. La Procuración en ese sentido nunca paró y ahora más todavía, con la ECAE, con su sistema permanente de perfeccionamiento, con sus ofertas. Por ahí a veces nosotros no las aprovechamos por lo exigente que es nuestro trabajo, pero realmente este tipo de organismos muestran que si las cosas se hacen bien, se coordinan bien, existe luz al final del túnel. Existe la posibilidad de tener un equipo de abogados profesionales integrantes de un órgano mayor, un Cuerpo que sea competitivo y desterrar definitivamente esta imagen de que lo público no es bueno.

RB: “Antes hablaba de la alegría de la gente que fue repatriada en el 2020, ¿qué significó para ustedes poder transportar a toda esa gente o traer el primer cargamento con vacunas?” 

NS: Traer gente de afuera que estaba en una situación de total y absoluta incertidumbre, y traer cargamentos de vacunas, creo que lo comparo con el nacimiento de mis hijos. Ver llegar el primer avión con gente y ver que muchas de ellas tocaban el piso, o se ponían a llorar, abrazarse con sus familiares, fue muy emocionante. Fue de esas situaciones donde con tanto estrés la viviste que cuando logras traer un avión con trescientos y pico de pasajeros, es un alivio. Y con las vacunas lo mismo. Ver esa sensación de necesidad y, diría yo, desesperación de la gente por tener un recurso y ver llegar al avión nuestro y saber que adentro estaban las vacunas fue sumamente emocionante. La empresa Aerolíneas Argentinas, nuestra marca nacional, tiene eso también. Vos viajás afuera y ver el logo de Aerolíneas Argentinas te genera emoción. Es como cuando escuchás un tango, como cuando ves algo que te refleja esa argentinidad. Aerolíneas tiene eso. Tenemos la ventaja de que nosotros viajamos afuera, porque YPF, por ejemplo, lo vemos acá, no lo vemos afuera. Pero ver un avión de Aerolíneas Argentinas genera emoción y lo comprobé hace poco en un aeropuerto. Eso no pasa con otras aerolíneas. Si a eso le agregas todo el esfuerzo que hicimos para traer vacunas, para mostrar que no era malo que la Argentina tenga una aerolínea de bandera fue como ganar un mundial. 

RB: Pensando en esto, ¿qué significa ser un abogado que defiende a la aerolínea de bandera? 
NS: Ser un abogado que defiende a la aerolínea de bandera es, para mí, una de las mayores responsabilidades que tuve en mi vida. No solo es un orgullo, realmente todos los días lo reconozco y creo que he sido una persona sumamente afortunada, de poder recibir este privilegio de ser designado director de legales de la compañía, de la línea aérea de bandera de todos los argentinos. Es un motivo de orgullo enorme, y también es una responsabilidad enorme. Yo la verdad que entiendo que mi trabajo y el de mi equipo contribuye directamente con un servicio público a cargo del Estado. Y que ayuda a que de a poquito, la Argentina sea cada día mejor. Entonces es como una responsabilidad muy grande. Realmente me creo esto de que gracias a la contribución de Aerolíneas Argentinas, pero sobre todo gracias a que la gente confía en Aerolíneas Argentinas, hacemos un gran servicio. Por eso yo me siento que le debo a la gente, al pueblo, al Estado, mi trabajo. Por eso trabajo sin pensar en un sueldo. Lo tomo como realmente un desafío de tratar de demostrar que las cosas se pueden hacer bien desde el Estado. He insisto, para mí es un orgullo y una gran responsabilidad ser director de legales de la línea de bandera de todos los argentinos.

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