“En los Cuarteles de Ciudadela se juega cómo entendemos la memoria, cómo hacemos memoria, qué reivindicamos, qué no reivindicamos, qué memoria hacemos de Malvinas también.” Entrevista a Verónica Hendel, integrante de la Comisión de Familiares y Compañerxs de Detenidxs-Desaparecidxs de Tres de Febrero.
Por Redacción Broquel
El pasado 26 de junio se concretó la reseñalización de los Cuarteles de Ciudadela como Sitio de Memoria del Terrorismo de Estado, en cumplimiento con la Ley Nacional N° 26.691 y la Ley Provincial N°13.584. “Aquí se planificaron y ejecutaron crímenes de lesa humanidad”, reza el cartel colocado por la Secretaría de Derechos Humanos en conjunto con la Subsecretaría de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires, con el propósito de reconocer y visibilizar las acciones de terrorismo de Estado coordinadas y ejecutadas en dicho predio durante la última dictadura cívico eclesiástico militar. En los Cuarteles operaron dos unidades militares, el Grupo de Artillería 1 y el Grupo de Artillería de Defensa Aérea 101, funcionando el primero además como centro clandestino de detención durante ese periodo. El acto contó con la presencia de funcionarios tanto nacionales como provinciales y municipales, al igual que con la participación de múltiples actores de la comunidad (vecinas y vecinos, organismos de derechos humanos, integrantes de escuelas y universidades del distrito, entre otros).
Revista Broquel dialogó con Verónica Hendel (integrante de la Comisión de Familiares y Compañerxs de Detenidxs-Desaparecidxs de Tres de Febrero), quien compartió el recorrido transitado colectivamente para lograr tanto la efectiva señalización de los Cuarteles de Ciudadela, como las construcción de espacios de memoria en los distintos barrios que integran el distrito, con el objetivo de recuperar las historias de lucha locales, históricamente invisibilizadas.
Revista Broquel: Recientemente se llevó a cabo la reseñalización de los Cuarteles de Ciudadela como sitio de memoria. ¿Qué significado tiene este hecho para la memoria colectiva local?
VC: Para nosotros esta reseñalización, y está bueno recalcar que es una reseñalización, tiene un sentido especial por algunos hechos que tuvieron lugar a lo largo de los últimos años. En los Cuarteles de Ciudadela desde hace varias décadas funciona el Museo del Ejército Argentino. Lo que empezamos a identificar es que desde el museo, que depende del Ejército y del Ministerio de Defensa, se llevaban a cabo prácticas negacionistas. Entonces confluían dos cosas. Por un lado, que el cartel que se había colocado en el 2012 estaba en muy mal estado y, por otra parte, que el mismo museo, que es básicamente lo que le da sentido a ese lugar hoy, o lo que hace que vayan muchos niños, niñas y jóvenes de Tres de Febrero y de otros lugares, negaba aquello que estaba señalizado. Es decir, aquello que sucedió en ese predio durante la última dictadura militar.
Eso lo comenzamos a investigar junto con un grupo de estudiantes secundarios de una escuela secundaria pública de Caseros, que tomaron por objetivo un poco registrar qué era lo que pasaba. Son ellos quienes hacen la visita al museo y una docente le pregunta a la guía (las guías no son del Ejército, son lo que ellos mismos llaman “civiles”), “¿qué pasa con ese cartel?”, y la guía les dice “nosotros no tenemos una bajada, no hablamos al respecto”. Además, hay que tener cuenta que en ese predio muchas escuelas hacen la promesa a la bandera y que la municipalidad de Tres de Febrero el año pasado, con motivo de los 40 años de Malvinas, impulsó que las escuelas visitaran ese lugar. Esta sumatoria de cosas hizo que para nosotros reseñalizar este lugar tuviera un sentido sumamente importante. Aclaro esto, porque desde la Comisión de Familiares y Compañerxs de Detenidxs Desaparecidxs de Tres Febrero no ponemos una mirada especial en la señalización de los ex Centros Clandestinos de Detención (CCD), sino que nos interesa más bien sacar a la luz las historias de lucha de resistencia, de organización, que tuvieron lugar en los barrios. Pero ante todo lo que estaba pasando, el año pasado empezamos una campaña especial para hacer fuerza para que este espacio fuera reseñalizado.
RB: ¿Cómo fue el recorrido transitado para lograr tanto aquella primera señalización como la actual reseñalización de los Cuarteles?
VC: En relación a la primera señalización, hicimos un pedido formal a lo que en ese momento era el Archivo Nacional de la Memoria, que era quien se ocupaba en ese entonces. En relación a esta señalización, nosotros empezamos a trabajar con este grupo de estudiantes que estaban haciendo su proyecto. Y era como, bueno, ¿qué hacemos? Nosotros, en general, cuando trabajamos con escuelas secundarias, les proponemos que lo que investiguen traten de que tenga un resultado, aunque sea mínimo. Es decir, no tiene sentido hacerlo porque sí, más allá de que está bueno conocer, aportar información. Y nosotros teníamos algún vínculo con la Dirección de Sitios, en particular con Lorena Battistiol, la directora, que es parte de Abuelas de Plaza de Mayo. Entonces enviamos una carta pidiendo la reseñalización e incluyendo una foto que mostraba que el cartel estaba en malas condiciones. Además de mencionar esta cuestión del negacionismo que se profesa desde el Museo del Ejército que allí funciona.
Nosotros tenemos un proyecto que se llama Afiches por la Identidad, y con este grupo de chicos que participó en la investigación de los Cuarteles, en octubre del año pasado fuimos a la ex ESMA a inaugurar la Muestra de Afiches por la Identidad 2022, a la Casa Por la Identidad de las Abuelas de la Plaza de Mayo. Nos acompañó Adriana Taboada, a quien habíamos invitado. Le contamos la investigación, lo que pasaba, y la llama a Lorena. Entonces ahí los chicos hablan directamente con ella. Cuando contamos lo que pasa, dicen, “bueno, en Defensa hay un área de derechos humanos”. Entonces lo que hacemos es presentar una denuncia, transcribiendo los textos de ese audio que los chicos habían conseguido a partir de la pregunta de la profesora. Una cosa viene atada a la otra, el pedido de reseñalización con el pedido de que el Ejército deje de negar lo que allí sucedió.
Ya era fin de año, no tuvimos más respuesta que un “recibido”. En marzo sucede el conflicto en Santos Lugares. Íbamos a recolocar una baldosa en la Plaza Illia, que habíamos tenido que sacar cuando se remodeló. Ahí el gobierno municipal nos acusó de autoritarios, de hacer cosas sin permiso. Como si uno tuviera que pedir permiso para colocar una baldosa en homenaje a sus desaparecidos en una plaza, cosa que venimos haciendo desde hace más de 10 años. En algunos casos hemos informado, pero jamás hemos pedido permiso y entendemos que no tenemos por qué hacerlo. Es un derecho, que está consagrado entre otras cuestiones en los nueve principios de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. En esa instancia, en el marco de ese conflicto, que vinieron autoridades nacionales (Lorena, Pietragalla, etc.), volvimos a hacer presión para que se reseñalizara el GADA. Porque entendemos, también, que en los Cuarteles de Ciudadela se juega cómo entendemos la memoria, cómo hacemos memoria, qué reivindicamos, qué no reivindicamos, qué memoria hacemos de Malvinas también. Entonces volvimos a reiterar el pedido delante de todo el mundo. Ahí se da una conjunción entre esta presión que hacemos y el apoyo del bloque de concejales del Frente de Todos. Al poco tiempo empiezan las conversaciones, empezamos a tener reuniones semanales, quincenales, para llegar a la reseñalización. En ese proceso participan sobrevivientes y familiares directos de quienes pasaron por los Cuarteles, de quienes estuvieron secuestrados y luego desaparecidos, es decir, los familiares de Szir, de Oesterheld, etc.
RB: En el discurso leído durante la jornada de reseñalización, subrayaron la importancia de visibilizar las singularidades de las prácticas de terrorismo de Estado desplegadas en este territorio ¿Cómo se articula esa historia y esas singularidades con las discusiones en torno a los sitios de memoria?
VC: Es complejo. Por un lado, hay algo que me parece interesante decir, y que es un debate que empezamos a dar, que tiene que ver con el modo en que el Estado concibe los espacios de memoria y la idea de señalizar. Nosotros tenemos una ley nacional y una ley en la provincia de Buenos Aires. Son bastantes iguales y en ambos casos el Estado lo que ha hecho, que es muy importante, es señalizar exclusivamente los lugares donde se cometieron delitos de lesa humanidad. Y esa es su tarea. Es decir, quedan por fuera de eso las baldosas en homenaje a los desaparecidos, etc. Eso hizo que tuviéramos que dar algunos debates. En la Comisión trabajamos desde la autonomía. Hace ya varios años que tenemos una gestión local del PRO, que es Diego Valenzuela con quien, a partir de distintos hechos que sucedieron, como la designación de Juan Manuel Lucioni como secretario de seguridad, no tenemos diálogo.
En estos debates que tuvimos con el Estado, una de las cuestiones era qué información se colocaba en los carteles. Nosotros trabajamos fundamentalmente en una clave local. Entendemos que es fundamental que los vecinos y vecinas, las jóvenes generaciones, los niños, entiendan que esa historia, que por momentos parece lejana, tuvo lugar en la cuadra de su casa, a dos o tres cuadras. Que sus barrios en otra época fueron distintos, que muchos de los barrios donde hoy viven tienen cloacas porque en los años 70 se dio una organización que permitió que así fuera, o se lotearon terrenos, o se construyeron casas en forma colectiva, o se peleó por el derecho a tener esas viviendas, como el caso del Barrio Carlos Mugica.
Entonces para nosotros era importante que los carteles de la reseñalización, que fueron dos en lugar de uno, dieran cuenta de alguna manera del vínculo del GADA 101 y el GADA 1 con el distrito de Tres de Febrero. Bueno, eso no lo logramos por una cuestión de espacio, entre otras cosas, se consideró que eso no tenía que ir ahí. La información que se pone en los carteles en realidad la propone la Dirección de Sitios de Memoria, y construye ese conocimiento a partir de los testimonios de los juicios. Entre la señalización del 2012 y esta reseñalización tuvieron lugar juicios que aportaban nueva información. Por ejemplo, esto de que habían funcionado dos grupos, y por eso se colocaron dos carteles.
Ahora, nosotros dijimos las cosas que dijimos en el discurso que leímos en la inauguración de la reseñalización, justamente para dar cuenta de la forma en que esos grupos, que si bien formalmente no actuaban sobre Tres de Febrero, sí lo hicieron en los hechos. Por eso mencionamos algunos casos, como el de Carlos Hobert. Como el rastrillaje en el barrio Carlos Mugica (también conocido como Fuerte Apache), los días posteriores al golpe de Estado. Que es una historia no contada, es una historia que está en el barrio. Y también porque había muchos jóvenes ese día, y nos parecía importante que pudieran apropiarse de esa historia, darse cuenta de que lo que estaban viviendo era importante, no solo porque es un hecho de justicia que ese cartel esté ahí, sino también porque tiene que ver con la historia del lugar donde viven o donde van a la escuela. Esa es un poco la síntesis. La información que finalmente aparece es la información formal de cómo funciona la represión, cómo funcionaban los circuitos y dónde actuaban, pero está esta otra historia que nosotros la podemos contar porque hace muchísimos años que la estamos reconstruyendo, y es para nosotros la que hace sentido, o la que le da sentido a la reseñalización para el distrito de Tres de Febrero.
RB: ¿Por qué considera que la historia del barrio Carlos Mugica ha resultado tan invisibilizada?
VC: La historia del barrio Carlos Mugica, que además cumple años este año, 50 años, es paradigmática, porque es un barrio que ha tenido muchísima organización desde sus inicios. Trae consigo la experiencia del Movimiento Villero, que deja de ser villero cuando llega al barrio, pero que se transforma en una organización por tiras, por nudos, con una vida comunitaria muy importante.
A nosotros, por lo menos a quienes somos un poco más jóvenes, nos cuesta imaginarnos que ese barrio era un barrio hermoso. Era un barrio muy lindo, con espacios públicos, verdes. Pero luego hay una historia que lo transforma en otra cosa y una influencia sumamente fuerte de los medios de comunicación en la construcción de esto como “Fuerte Apache”. Que, ese nombre también entendemos que es reivindicado por las generaciones jóvenes, así que no lo vamos a negar, pero sí sabemos que se lo pusieron los medios de comunicación. Y el nombre Ejército de los Andes se lo ha puesto la dictadura. Así que estamos, como siempre, en este proceso de sacar a la luz o traer al presente esas historias que están en el barrio, que mucha gente sabe y otra no, pero es que han sido barrios sumamente golpeados, barrios donde hoy está, nuevamente, muy fuerte la venta y el consumo de drogas, los tiroteos en la calle, con un montón de casos de jóvenes que lamentablemente han sido asesinados o muertos o por las fuerzas de seguridad o por las peleas entre bandas.
Hay una historia que ha sido negada, que ha sido invisibilizada, que va hasta el nombre. O sea, hasta no reconocer su nombre original, que es justamente el nombre que le puso la gente: Barrio Carlos Mugica y Liberación. Pero que también permite entender por qué, a lo largo del tiempo, el barrio se transformó en lo que se transformó. Por qué hoy el barrio es lo que es. Reconocer esas historias previas, puede ser o sería una fuente posible para autoreconocerse de otra forma. Para darse cuenta de que la situación en la que está el barrio hoy es el producto de relaciones de poder, de lo que quisieron hacer con él. Y bueno, hay un proceso necesario de desempolvar todo esto y de sacarlo a la luz. Hicimos un archivo histórico popular ahí, lo iniciamos en ese barrio. Empezaron a aparecer fotos de los primeros jardines de infantes, de cómo era el barrio. Es una historia muy compleja, creo que hay lugares donde el poder se ensañó, y entonces transformar eso es mucho más complejo.
No es que no se esté tratando de hacer eso hace mucho tiempo, pero es mucho más difícil y además es real que hay una dimensión arquitectónica muy compleja. Porque es un complejo habitacional pero que no fue creado de la mejor forma y que además requiere mucho mantenimiento. Cuando vos tenés un barrio donde los espacios públicos no se respetan del todo, donde los ascensores prácticamente ya no funcionan. En el caso de los edificios más altos, las escaleras están en malas condiciones. De hecho, bueno, una de las cooperativas con las que trabajamos trabaja sobre eso. Y durante décadas ningún gobierno ha hecho la inversión necesaria para que las vecinas y vecinos del barrio vivan en buenas condiciones, con una buena calidad de vida. Las calles no tienen nombre. ¿Entienden? Vos querés recibir una carta y hasta eso es complejo. O sea, no solo la estigmatización de lo que implica decir que vivís ahí para ciertos sectores o para acceder a determinados trabajos, sino que ni siquiera es claro el lugar donde vivís. Hay mucho trabajo para hacer. Y hay algunas organizaciones que sí lo están haciendo, con dificultad, pero lo están intentando. Y una situación muy compleja con las fuerzas de seguridad, en general.
RB: ¿Qué trabajo vienen desarrollando actualmente desde la Comisión?¿Cómo abordan la articulación con los distintos actores de los barrios y con las nuevas generaciones?
VC: Bueno, la Comisión en realidad viene de antes. Surge durante la dictadura, nosotros retomamos después en democracia. Tiene distintos períodos. Hace casi 15 años que retomamos este trabajo con la idea de reconstruir las historias colectivas de lucha, organización y resistencia en los barrios. Por eso empezamos por la historia que le dio lugar a un espacio de memoria que es muy importante para nosotros, el Pasaje de los Sueños Compartidos en Villa Bosch. La tarea es difícil porque vamos pasando por distintos períodos. Así como hace 15 años por ahí pasaban otras cosas en la sociedad con el tema de los derechos humanos, en los últimos años esto se ha ido modificando. Seguimos con nuestra tarea, pero tal vez no tiene la misma recepción que tenía en otro momento o no genera el mismo consenso o interés. A lo largo de este tiempo hemos trabajado fuertemente en la creación de espacios de memoria (decimos espacios de memoria a la colocación de baldosas, que en muchos casos van acompañadas de murales, o en el caso del Barrio Carlos Mugica es una esquina entera). Entendemos eso no como llegar a un barrio y colocar una baldosa sino como un proceso de unos cuantos meses, a veces de años.
El caso más emblemático es el Barrio Carlos Mugica. Nos llevó diez años llegar a concretar el espacio de memoria y fue un proceso colectivo, de diálogo, de vínculo con las organizaciones de los barrios, con los clubes, las escuelas, las sociedades de fomento, las cooperativas, etcétera. Al mismo tiempo empezamos a trabajar con las escuelas. Al principio porque nos llamaban, nos invitaban a dar charlas, y hace cinco años creamos un proyecto específico que se llama Afiches por la Identidad. Entendíamos que apelaba a algo que tiene un consenso muy importante, que es la búsqueda de los nietos y las nietas, que todavía no saben quiénes son y que han sido apropiados durante la última dictadura cívico militar eclesiástica. Ha ido creciendo con el paso del tiempo, a punto tal que 60 escuelas participan. Hemos podido capacitar docentes en distintas instancias. Al mismo tiempo, ese proceso nos ayuda a darnos cuenta de todo lo que falta. A veces creemos que hay un consenso muy grande en torno a estos temas o que hay mucho conocimiento y no es tan así.
Al mismo tiempo hacemos un trabajo de investigación, tenemos una Casa de la Memoria, tenemos un archivo histórico, y estamos terminando el libro con la historia de todos los desaparecidos de Tres de Febrero, que son más de 300. El número ha ido creciendo porque a partir de la investigación y de entrar en contacto con vecinos y vecinas de los barrios aparecen nuevos datos. Hemos tenido que modificar espacios de memoria porque ese listado inicial se modificó.
Ahora, particularmente, estamos trabajando en Barrio Derqui y Barrio Evita, en la zona de Caseros, de Tres de Febrero. Son dos barrios emblemáticos del distrito y lo que notamos, entre otras cosas, es la importancia de recuperar esas historias, que en estos barrios tienen mucho vínculo con la formación de los mismos, que se desconocen, y que es esa historia de organización inicial la que les permitió luchar por derechos, acceder a casas, a servicios. Ahí son veinte desaparecidos (entre los dos barrios) y hay un busto de Evita en la calle Puan y Avenida San Martín, que entendemos que está ahí porque una compañera, Natalia Cecilia Almada, sacaba un busto a la calle durante la época de la resistencia peronista, en ese lugar, a una cuadra de ahí, y el barrio lo transformaba en un altar cada 26 de julio. Cecilia lo había encontrado en un basural, y lo sacaba dentro de un cajón de verdura embellecido, digamos, y el barrio iba y le ponía flores, y luego la policía le hacía retirarlo. Me parece que esto simboliza un poco la tarea que tratamos de hacer, que es, en este caso, devolverle a ese busto, que hoy es una estatua, esa historia de lucha que tiene oculta y que le da otro sentido.
Es todo un desafío y, por otra parte, si no lo hacemos nosotros, ¿quién lo va a hacer? Si no lo hacemos ahora, ¿cuándo? De ahí también la importancia de las jóvenes generaciones, es el momento de contar esas historias, porque no sabemos si dentro de 20 años van a estar quienes las puedan contar. Ahí hay un desafío enorme. Por otra parte, son barrios donde, por ejemplo, hoy la venta de drogas cunde, como en otros barrios de nuestro distrito. Hay generaciones que no saben que hubo una organización previa que le dio origen a ese barrio. Estas historias son como la lucecita que tal vez permita que otras generaciones piensen el barrio de otra forma y se pueda volver a una idea más colectiva, de comunidad, de hacer sociedad, de hacer barrio, de hacer espacio público. Porque el otro gran debate en este momento tiene que ver con el uso del espacio público. Y el intento de controlarlo por parte de la gestión municipal.
RB: ¿En qué consiste ese debate?
VC: La gestión de Valenzuela ha puesto muchísima relevancia en el diseño del espacio urbano y en cómo se habita. Es básicamente ahí donde ha trabajado, entre otras cosas generando corredores más seguros, iluminando, etc. Eso, en general, es bien visto por la sociedad, lo cual es lógico. Ahora, hay dos procesos. Uno es un aumento importante del cemento y del asfalto, que no necesariamente se vincula con la seguridad, eso es obvio (y luego hay que pensar qué entendemos por seguridad).
Luego, en marzo de este año nosotros tenemos este problema, por primera vez, digamos, con este nivel de escalada. Porque nosotros ya habíamos tenido espacios de memoria vandalizados en diversas ocasiones. Y uno en particular, por parte de la gestión municipal, que es el bosque en homenaje a las mujeres desaparecidas de Villa Bosch, el Bosque Dagmar Hagelin. Nosotros lo que hicimos fue una intervención sobre los bancos que habían hecho y la municipalidad los pintó todos de gris y de blanco, los tapó. Ahora, cuando generamos esta actividad en marzo y el intendente sale por LN+ mostrando imágenes nuestras, diciendo que era autoritario colocar una baldosa en homenaje a los desaparecidos, lo que él pone en escena es un discurso sobre qué es lo que se puede hacer y qué es lo que no se puede hacer. Y que para colocar cualquier cosa en un espacio público hay que pedirle permiso a la municipalidad. Como si ellos le preguntaran a alguien cada vez que reforman una plaza. Porque lo que han hecho es reformar todas las plazas del distrito a lo largo de los últimos casi ocho años.
Nosotros además empezamos a dar un debate, pero vemos que es un debate que las fuerzas políticas en principio no están dando. Y que sí es sumamente importante, porque tiene que ver con cómo concebimos el espacio público, que para nosotros es un lugar de relativa libertad, un espacio de encuentro. Además, a lo largo de ese mes, un espacio de mujeres y disidencias hizo una actividad vinculada el 8 de marzo en la Plaza de Caseros y les labraron un acta. Entonces, hay incluso una “persecución” o “criminalización” del espacio público que es algo que en realidad no tiene demasiados antecedentes en el distrito. Esto tiene distintos correlatos, y nos parece sumamente grave en una sociedad que viene de la pandemia, que está todavía saliendo de ese proceso de meterse para adentro, y que vos quieras organizar o generar actividades y que la respuesta sea ésta. No sé, tiene un montón de aristas más, pero como simplificadamente tiene que ver con esto. Es cómo una municipalidad avanza sobre el espacio público, definiéndolo sin contemplar los intereses y las necesidades de los vecinos y al mismo tiempo cuando uno quiere intervenir sobre el espacio público en forma colectiva y basándose en el derecho a la memoria, en este caso, se encuentra con este tipo de actitud.
RB: ¿Cuáles consideran que son los principales desafíos de cara al futuro?
VC: Los desafíos a futuro, con respecto específicamente a los Cuarteles de Ciudadela y a la señalización de ese espacio como lugar donde se cometieron delitos de lesa humanidad, nos parece que se vinculan con dos cuestiones. Una es que la historia de lo que allí pasó, específicamente en relación al distrito de Tres de Febrero, sea conocida por la comunidad en general y muy especialmente por quienes forman parte del sistema educativo. Es decir, que todos quienes visiten el Museo del Ejército conozcan lo que allí pasó. En ese sentido decimos que no alcanza con los carteles, que esa memoria y esa información tenemos que manejarla todes porque la información específica sobre los lazos de ese lugar de represión con el distrito no está en los carteles. Ahí hay un desafío de dar a conocer esa historia, y los docentes entendemos que cumplen un rol clave en la transmisión de esa información. Por otra parte entendemos que el Museo del Ejército tiene que tener un espacio, una sala donde haya más información y se cuente lo que allí sucedió. Es decir, del Centro Clandestino de Detención que ahí funcionó. Y por supuesto que las y los guías cuenten a quienes visiten el lugar esta parte de la historia que hasta el momento ha sido negada e invisibilizada.
RB: En los últimos meses se puso bastante en agenda la problemática de los discursos de odio y su propagación. ¿Qué mirada tiene respecto a este fenómeno? ¿De qué manera debería ser abordado?
VC: Nosotros entendemos que los discursos de odio que han salido a la luz en el último tiempo y que parecerían tener cada vez mayor consenso, han sido habilitados por algunas gestiones. Específicamente por la de Mauricio Macri. Ahora, eso no quiere decir que esos discursos no existieran. Entendemos que es algo que ya estaba en la sociedad. Nosotros durante mucho tiempo hemos dicho, y seguimos diciendo, que la teoría de los dos demonios es hegemónica. Esa batalla no se ganó. Y eso tiene que ver, también, con que hay debates que no hemos dado como sociedad. Uno de esos debates tiene que ver con las formas de lucha y de resistencia que tuvieron lugar en Argentina de forma previa a la dictadura militar.
En relación a la situación que vivimos hoy, entendemos que más que nunca hay que dar estos debates, hay que salir a la calle. Hay que recorrer los barrios, no solo visibilizando las historias de lucha que allí sucedieron, las historias de vida de les desaparecides, las unidades básicas que funcionaron en esos barrios, las actividades que se hacían en los clubes, en las sociedades de fomento, las diversas formas de organización que había, los centros de estudiantes, sino también escuchando a los y las vecinas y entrando en diálogo con ellos y con ellas con argumentos sólidos. No tratando de convencer solamente, sino de entrar en un diálogo profundo que pueda conmover a quienes hoy sostienen argumentos negacionistas o quienes no saben qué es lo que pasó, que también es una amplia mayoría de nuestra sociedad.
Entonces, ahí hay una tarea fundamental. También, en el caso de Tres de Febrero, queremos terminar de crear los espacios de memoria en cada barrio. Que cada barrio tenga su espacio en conmemoración de los y las desaparecidas que allí vivieron o militaron o fueron desaparecidos. Hay otra dimensión que tiene que ver con las jóvenes generaciones, que son en definitiva quienes el día de mañana van a contar esta historia, van a seguir investigando, van a seguir buscando a los nietos y nietas que todavía no hemos podido encontrar, buscando información acerca de qué pasó con nuestros familiares desaparecidos y entonces hay un trabajo de transmisión intergeneracional de este proyecto de transformación social. Porque, en definitiva, lo que buscamos es que esas historias de lo que pasó antes entren en diálogo con el presente, porque entendemos que ahí reside la posibilidad de crear un proyecto transformador hoy.
Para conocer más acerca del trabajo que realiza la Comisión de Familiares y Compañerxs de Detenidxs-Desaparecidxs de Tres de Febrero:
http://memoriaentresdefebrero.blogspot.com/
Si tenés dudas sobre tu identidad o conocés a alguien que puede ser hijo o hija de desaparecidos, contactate con Abuelas:
¿Dudás de tu identidad?: dudas@abuelas.org.ar
Para aportar información sobre hijos/as de desaparecidos/as: denuncias@abuelas.org.ar
También podes consultar la página oficial de la Asociación https://www.abuelas.org.ar/pregunta-frecuente
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