OPINIÓNTAPA

La Filosofía del Derecho en la formación del jurista

Por: Patricio Sanna*
Imagen: Victoria, de la serie cuerpo a cuerpo 1996-2011, Graciela Sacco, MNBA. 

Compartimos el trabajo final presentado por Patricio Sanna en el Seminario “Cómo defender al Estado” dictado por el Director de la Escuela del Cuerpo de Abogados del Estado, Guido Croxatto. “Es fundamental que los Abogados del Estado podamos comprender el papel fundamental que cumple la Filosofía del Derecho en las currículas de cada Facultad del país, y así tener una formación iusfilosófica que nos permita ver la realidad, en cada decisión que se toma, y en cada medida que se implementa”.

Parto de la afirmación de que el ordenamiento jurídico se corresponde solo con la dimensión normativa del derecho. Sin embargo, el derecho no se agota en esta mirada reduccionista sino que puede definirse, según Carlos Cossio, como “conducta humana en interferencia inter subjetiva” (Cossio, 1964) o como un fenómeno complejo que está compuesto también, por una dimensión social, una axiológica y que además, tiene un vínculo indisoluble con la política y la Filosofía. En consecuencia, asimilar el conocimiento del derecho al solo conocimiento del ordenamiento jurídico, implica una mirada parcial, sesgada, que da cuenta de un reduccionismo normativista que no expresa en su totalidad lo que el derecho es. El saber, en este marco, es entendido como aquel conjunto de información referida a hechos o abstracciones, que se expresan en proposiciones lógicas y responden a algún criterio de verdad admitido como válido para el caso. Sin embargo, es preciso señalar también, que esta definición genérica del conocimiento debe completarse con los conceptos propios de los distintos grados de saberes que fueron consolidándose históricamente, tales como la filosofía, la ciencia, la tecnología, el saber empírico o popular y el religioso (Vega López, 2001).

Siguiendo esta base de fundamentos sostengo que el Derecho es un entramado complejo resultante de la interacción diversa de diferentes grados de conocimiento y que, si bien tiene una fuerte base normativa, va más allá de ella, conjugándose con una variedad de saberes y fundamentos filosóficos que lo complementan y fundamentan. El derecho en la actualidad, es el producto de esa interacción de saberes que posibilitan un entendimiento más amplio del mismo.

Puede parecer que hoy, cuando la ciencia ocupa la primacía en el conocimiento, la filosofía estaría superada; sin embargo la filosofía desarrolla el pensamiento crítico, reflexivo, analítico, con una visión ética y una orientación moral que proporciona recursos para mejorar nuestras cualidades individuales; pero además sirve para reunificar el conocimiento, porque el saber está cada vez más parcelado y especializado; así como también, por su carácter multidisciplinar es la que aporta conceptos para fomentar el diálogo y los vínculos entre el arte, la religión, la biología, la tecnología, etcétera.

Sin la filosofía nos habríamos perdido de la Lógica (Aristóteles fue el primero nos dio las herramientas para poder construir argumentaciones con validez), y sin la lógica nos faltaría la luz racional necesaria para analizar los discursos, las sentencias judiciales y detectar las falacias que, en muchos casos contienen argumentos con sólo apariencia de validez.

De hecho, toda teoría científica está guiada por procedimientos lógicos y reflexiones filosóficas que son básicas para el progreso científico. Por ejemplo,  la epistemología o la teoría del conocimiento han permitido abrir nuevos caminos y esperanzas en momentos de crisis intelectual, como cuando se reconoció el error milenario de la teoría geocéntrica según la cual la Tierra era el centro y todos los astros giraban a su alrededor.

Puedo afirmar que el modelo tradicional de enseñanza del derecho es preeminentemente positivista, esto quiere decir que las Facultades de Derecho enseñan mayormente técnicas de operación normativa esencialmente instrumentales de forma tal que son idealizadas por los estudiantes como única o principal perspectiva de un futuro desenvolvimiento profesional. Es así como el saber jurídico se centra en la transmisión de los textos legales y accesoriamente en las interpretaciones doctrinarias y jurisprudenciales. Los contenidos se clasifican en jurídicos y extrajurídicos y son presentados en los claustros universitarios como un discurso único e irremplazable.

Una de las principales consecuencias del abordaje Mono-paradigmático del derecho es la formación de un único modelo de abogados: el que nos concibe como receptores, retenedores y reproductores de reglas jurídicas vigentes en un determinado tiempo y lugar.

Sin embargo, están cada vez más asentadas las perspectivas iusfilosóficas que proponen un abordaje multidisciplinar y transdisciplinar del derecho. Es decir, conocer todas las aristas del fenómeno jurídico (el derecho como ordenamiento jurídico, como realidad social, como justicia, etc.), y en colaboración con otras disciplinas científicas auxiliares tales como la Sociología, Antropología, Política, Filosofía, Lógica, Argumentación, etc.

Es fundamental que los Abogados del Estado podamos comprender el papel Fundamental que cumple la Filosofía del Derecho en las currículas de cada Facultad del país, y así tener una formación iusfilosófica que nos permita ver la realidad, en cada decisión que se toma, y en cada medida que se implementa.

Es primordial  llegar a una concepción de enseñanza que signifique una alternativa a esa tradicional “educación bancaria” (Freire, 2006), expresión de una visión epistemológica del conocimiento como mera información a ser transferida, y así los abogados, vamos a tener una visión más amplia del ordenamiento jurídico para poder comprender ciertos factores sociales alejados del positivismo y cercanos a la Filosofía del Derecho como principio propedéutico a la hora de resolver cada uno de los problemas que se generan en nuestra actividad diaria y sobre todo aplicar según el caso, los criterios de justicia correspondientes.

Entender la Defensa del Estado como una vocación de servicio, es indispensable para pensar el Derecho, no de un modo mecánico como pretenden  las universidades que suprimieron la Filosofía del Derecho para que cada vez se reflexione menos y se actúe sin tener en cuenta lo relevante que es formar una sociedad civil al decir de los contractualistas, y siguiendo a los que la ven de un modo positivo, con lo que implica entregarle al estado el monopolio legítimo de la fuerza, pero desde todas las aristas sobre todo filosóficas y políticas, que no implique un aprovechamiento de ése monopolio para “vaciar al estado” , no solo económicamente sino mantener sesgada de pensamiento a una sociedad cautiva del engaño de los medios de comunicación hacia la utopía de una revolución de la alegría, que con globos tapaba los problemas reales por los que atraviesa el Estado.

Afirma Sacristán que “la educación invariablemente responde a vínculos de autoridad que, en relación al saber, no son de dominio o imposición sino de mediación dialéctica entre la explicación, la norma y la utopía podremos configurar aprendizajes relevantes.” (Sacristan, 1978) . Afortunadamente, todavía existen Docentes que se encargan de fomentar un pensamiento más profundo, que conduce a los alumnos de Derecho a formar un criterio, a cuestionar la Axiología y el Derecho, la validez de las normas, y que la importanciade la Filosofía del Derecho nos da una visión completa del universo jurídico.

Bibliografía Consultada

Cossio, C. (1964). La Teoría Egológica del Derecho y el concepto jurídico de libertad, 2a. ed. Buenos Aires: Abeledo-Perrot.

Freire, P. (2006). Pedagogia de la Autonomia. Mexico: Siglo Veintiuno Editores.

Sacristan, G. (1978). Explicación, Norma y Utopía en la Ciencia de la Educacion. Salamanca: Sígueme.

Vega López, J. (2001). la Idea de Ciencia en el Derecho. Oviedo: Pentalfa Ediciones.

* Abogado Egresado de la UNT, Abogado Dictaminante de la Dirección General de Asuntos Jurídicos y Docente Universitario de las Cátedras de Lógica y Sociología de la Facultad de Educación Física de la UNT.

Las opiniones expresadas en esta nota son responsabilidad exclusiva del autor y no representan necesariamente la posición de Broquel.

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