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“El Caso Breccia”: recuperar el patrimonio cultural argentino

muestra breccia ccr
Por: Juan Manuel Ciucci
Fotos y video: Leandro Sánchez  

Entrevista a Judith Gociol, periodista e investigadora, quien ha realizado la curaduría, investigación y textos de la muestra que en el Centro Cultural Borges exhibe originales del artista Alberto Breccia que fueran hallados tras el robo de sus obras y que ahora forman parte del proceso judicial que investiga este delito. “Me parece interesante que es una muestra para un público amplio, no hay obras para especialistas salvo la página que se recuperó en Italia de Mort Cinder, es obra que no se vio, de un estilo que Breccia tuvo pero no es su característico, por el que se lo reconoce”.

Revista Broquel: ¿Cómo surge la muestra “El Caso Breccia”?

Judith Gociol: La muestra fue una iniciativa del Ministerio de Cultura junto con Interpol, porque el Área de Protección del Patrimonio Cultural que se ha involucrado con este caso cumple 20 años. Entonces la idea era visibilizar su trabajo, al mismo tiempo que hacer una denuncia de la obra que es robada, para que socialmente se vaya sabiendo que esto ocurre, existe y que hay una base de datos donde vos antes de comprar una obra podés recurrir y fijarte que esa obra no sea robada. Todo eso ocurrió antes de que yo me incorporara. Cuando me sumé la propuesta era mostrar algunas de las cosas que INTERPOL hace en el área cultural, que es más vasto que lo de Breccia, porque se tienen desde momias egipcias hasta obras precolombinas. La Argentina tiene una tradición de devolver a los países la obra, entonces en eso también interviene Interpol. Y en algún momento se definió que era mejor empezar por una de las cosas, que iba a ser la obra de Breccia y como yo trabajo en el Archivo de Historietas de la Biblioteca Nacional, me llamaron a ver si quería curar la muestra. Así que ese fue un poco el arranque, lo que dependió más de mí fue mirar la obra, hacer una decantación de lo que se encontró, porque en el listado de la obra que salió del estudio de Alberto Breccia hacia el depósito de la empresa Firme SA (que la custodiaba, pero que luego de su quiebra fue que se realizó el robo) son más de 1000 piezas. Las que se recuperaron, que Interpol informa son 200 porque cuentan página por página, había obra que Alberto Breccia tenía pero no era de él…por ejemplo del hermano hay una cantidad importante de obra que también se recuperó. Pero lo que es de él y se recuperó, es lo que está en la muestra. Es ese el patrimonio que tenía Interpol y que se pudo exponer.

RB: Teniendo en cuenta la vasta obra de Alberto Breccia, ¿cuál es la importancia de lo que se recuperó y aquí se exhibe?

JG: Para mí tiene una relevancia no tanto numérica, porque cada obra ganada es una obra para la Argentina y la familia. Me parece interesante que es una muestra para un público amplio, no hay obras para especialistas, salvo la página que se recuperó en Italia de Mort Cinder, que es una de las historietas más importantes de Breccia y uno de los episodios, el de la Batalla de las Termópilas, más importantes de Mort Cinder. El resto de la obra importante aún no se ha recuperado, quienes lo robaron no son tontos. Está localizada y no devuelta, o no está localizada. De todas maneras, lo que hay me parece importante y lo fui viendo ahora que la muestra abrió y que el público fue viniendo. Incluso, gente muy entendida de historieta. Por ejemplo, las primeras obras que están ahí, esas témperas, llaman mucho la atención porque él las hizo para sí mismo. Esas obras que vas a ver que tienen paspartús es que estuvieron enmarcadas, pero en su casa, su estudio. Entonces, esa es obra que no se vio, de un estilo que él tuvo (tuvo muchos estilos Breccia) pero no es su característico, por el que se lo reconoce. Son color, no son blanco y negro. Después, las obras siguientes, una de ellas fue publicada en una revista, pero son obras de la década del 60, muy influidas por Saúl Steinberg, un dibujante que marcó a toda esa generación: Oski (Oscar Conti), Carlos Garaycochea, a Landrú, pero era poco conocido que Breccia hubiera incursionado con esa influencia y en el humor gráfico, que no es lo que predomina cuando vos pensás en su obra. Pensás en la aventura, en lo que se llama la historieta seria. También hay parte de esa obra que él hacía todo el tiempo, porque todo el tiempo dibujaba, probaba y lo interesante de la muestra, por lo menos aquella pared es que en buena medida es inédita. Hay obras fechadas un mes antes de su muerte, o cuando ya estaba enfermo. Y esa es obra que sí que nunca salió en ningún lado y que tiene que ver más con ejercicios que él hacía, que se llaman para aflojar la mano, por más que Breccia no lo necesitara… O de apuntes al natural: iba a un bar y copiaba, iba al médico y copiaba, venía un amigo y lo dibujaba. Y la otra pared sí tiene que ver con obra publicada, un poco con la obra didáctica que hizo durante muchísimo tiempo, por más que no es lo más conocido. Publicó mucho en Billiken, hizo muchas láminas. Y después está Vito Nervio, que es una obra de las clásicas. A partir de Vito Nervio da el gran salto con la Editorial Frontera, pero lo público muchísimos años en Patoruzito. Hay también una experiencia que hizo después en los 70 de retomar el personaje con el guionista ya como detective jubilado que había abierto una escuela de detectives. También todo cobra otro sentido, porque en el marco de esta muestra y con este recorrido de las obras que recupera Interpol, justo se recupera la obra de un detective, todo adquirió otras dimensiones, significados y simbolismos.

RB: Teniendo en cuenta todo esto que no se ha recuperado aun o que no se ha devuelto, ¿qué más puede llegar a hacerse para que retorne al país?

JG: Hay una parte de las obras que en la muestra están proyectadas que está localizada, saben en qué país está, y tienen orden de captura de Interpol. Lo que pasa es que esa obra ya fue encontrada, incluso por ejemplo en Italia se retiró de los lugares en los que estaba, pero después se hizo un juicio y los jueces de Italia o Bélgica consideraron que él último que las tuvo las compró de buena fe, entonces hubo que devolvérselas. La Argentina sostiene que es obra robada, que entonces debería volver. Ahí queda medio trabado todo. La Argentina no las compra, porque no se pueden comprar obras que no son habidas de buena fe y comprarlas significaría reconocer que no es obra robada. Entonces está ahí como en un terreno gris, por eso las proyectamos en la pared en una zona gris. En lo particular no sé qué queda por hacer, salvo que la obra sigue teniendo pedido de captura, no puede salir al mercado para la venta y no puede exponerse sin que Interpol actúe. También imagino que todos los que las tienen ya tienen el aviso. Quizás con el tiempo o cuando le llegue a algún familiar y no sepa, esa obra vuelva a circular. Lo que puede ser es que circulen las otras que todavía no están localizadas o que en algún momento la jurisprudencia cambie y se pueda recuperar. De todas esas obras, la que está acá de Mort Cinder es porque un juez aceptó que la Argentina tenía razón, pero fue uno de los cinco jueces italianos que intervinieron en las causas y en los otros países no. Interpol dice que no pierde las esperanzas, pero a mí me parece que está todo un poco trabado.

RB: Teniendo en cuenta la historia de la historieta, esta muestra y en algún sentido esta causa judicial pone en valor a la historieta como un bien cultural…

JG: Pone en valor a la historieta y pone en valor la obra de Breccia, también, con una cuestión medio paradójica porque gran parte de su vida trabajó e hizo toda esta diversidad de cosas en las que siempre puso calidad y corazón, pero no todas eran su idea artística. Mucho, como él dice, trabajaba para el puchero. Fue un hombre que siempre vivió del dibujo, entonces los valores que toma ahora la obra son un poco impactantes. 5000 euros la obra no le han pagado nunca, ni debe Breccia haber soñado con que una página podía valer eso. Pero ahí también, cuando el arte entra al mercado empiezan a jugarse cosas muy diferentes, más allá de la calidad artística. Yo creo que consiguió eso porque a partir de los 60 empezó a publicar y tener reconocimiento en Europa y creo que por eso llega a los valores que llega. Pero fue como independiente de lo que era la historieta en ese momento, que era como el ganapan de muchos de ellos. Era lo más parecido a una industria que llegó a tener la historieta y circulaba por esos carriles. Incluso en el valor artístico lo adquirió después, desde los 60 en adelante. Antes también se perdieron originales, no había fotocopias, con lo cual mandaba a Europa los originales, era celoso de los mismos y trataba de recuperarlos. Los de Vito Nervio los recuperó él mismo, que los pidió en la editorial, pero en general ellos se veían como su trabajo cotidiano y quizás ni pensaban que podían recuperarlo o no se preocupaban por eso. Hacían un dibujo y la semana siguiente otro. Historietas largas las hacían en poco tiempo y no pensaban en el valor artístico que tenían y que iban a tener después cuando la historieta se jerarquizó como lenguaje. Tenía mucha llegada popular, era un género con mucho reconocimiento popular pero no había adquirido, quizás hasta la bienal del Di Tella, hasta que el Louvre expuso historietas, hasta que hubo estudiosos que le dieron ese lugar, no tenía esa jerarquía. Además, salían en las revistas y tampoco se guardaban. Ni siquiera son un libro, tenían mucha circulación. Yo trabajo en el Archivo de Historietas de la Biblioteca Nacional, y hay historietas que ahora nos cuestan encontrar que no podés creer porque tenían una circulación increíble, pero bueno, es lo que uno hace con las revistas. Se la pasa a alguien de la familia, después a un amigo, se te van como escapando de las manos.

RB: Ya con la visita del público a la muestra, ¿qué análisis hace de la misma y que impresiones se han ido modificando desde que la imaginaron?   

JG: Me parece que vale la pena porque me parece que la recuperación hay que hacerla, hay que tratar de recuperar esta obra que es patrimonio argentino. Si bien Breccia era uruguayo, trabajó acá, la hizo acá, siempre se sintió parte del barrio de Mataderos. Me parece que nos corresponde como país tenerla, la tenga el Estado o la tenga la familia, pero que esté acá, que se pueda ver. Me parecía importante que se mostrara, la obra de Breccia se vio poco, hace muchas décadas que no se veía. Hubo una muestra muy importante y muy buena en la Casa del Bicentenario en el 2019 previo a la pandemia, que eran una cantidad impresionante de obras de un nivel impresionante, pero que estaba en Europa, que vino, se expuso y volvió a Francia. Esta puede ser menor, pero está acá, la tenemos nosotros. Y de lo que veo de la gente que viene, muchos fanáticos de la historieta que ya incluso han visto la muestra de la Casa del Bicentenario, les impacta reencontrarse, ver cosas que no habían visto, cosas que eran más del ámbito de lo privado. Y me parece que está bueno que se haga en un lugar como el Centro Cultural Borges, que es estatal, que se recuperó, donde se reúnen áreas que habitualmente no circulan juntas y me parece importante que Interpol intervenga en estos casos, porque la verdad que es la única herramienta que hay efectiva para que se pueda intervenir en otro país. Me parecía que valía la pena, con todas las dificultades que implicaba, con los riesgos, con que es una muestra muy particular porque viene con custodia las 24 hs, con cámaras de seguridad, por un lapso determinado, con autorización judicial, con actas que se han firmado, que fueron firmadas por quienes estuvimos ese día. No se la puede intervenir, no la pudimos restaurar ni nada, la obra hay que mantenerla como está porque es parte de una causa judicial. Creo que con todo eso valió la pena y vale la pena que se haga. Y además, para que socialmente tomemos conciencia de esto, yo ni siquiera sabía que Interpol intervenía en estas cosas. Que existe eso, que además tenemos una responsabilidad social. Si vamos a acercarnos a una obra, hay una base de datos que Interpol tiene abierta al público, donde vos podés chequear si la obra que te están ofreciendo es obra robada o no, así que es importante. No es que todo el mundo va a ir a comprar obra, pero si estás en contacto y la vas a exponer, si querés comprar, si una galería quiere comercializarla o exponerla, bueno, que haya un lugar de referencia para que podamos empezar a discernir. Es la única manera en la que ese mercado negro pare y no pueda circular con tanta pasividad.

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