GÉNEROSTAPA

“Lo que hace el proyecto es distribuir mejor los cuidados en términos de género”

proceso participativo
Por: Paula Hansen

Entrevista a Lucía Cirmi Obon, subsecretaria de Políticas de Igualdad en el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación, respecto al Proyecto de Ley Cuidar en Igualdad que propone crear un Sistema Integral de Políticas de Cuidados en Argentina.

El proyecto de Ley emerge como resultado de un proceso participativo que incluyó la constitución de una una Comisión Redactora de especialistas, el desarrollo de instancias consultivas con organismos pertinentes, sindicatos, cámaras empresarias, organizaciones feministas, LGBTI+, de personas con discapacidad, de la niñez, de las personas mayores y de la economía popular, así como la realización de 6 parlamentos territoriales.

Revista Broquel entrevistó a Lucía Cirmi Obon, subsecretaria de Políticas de Igualdad en el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación, para profundizar en los puntos claves de este proyecto que se propone construir un Sistema Integral de Políticas de Cuidados en Argentina. 

Revista Broquel: La pandemia impulsó a posar la lupa sobre una temática central para el abordaje de las desigualdades económicas desde una perspectiva de género: las tareas de cuidado. ¿Cuál es su mirada respecto al impacto de la situación de emergencia sanitaria vivida, en lo que concierne a este ámbito?

Lucía Cirmi: Yo creo que en la emergencia sanitaria se pudieron ver tres cosas. Por un lado, la mala distribución dentro de los hogares, pasando las familias mucho más tiempo dentro del hogar. Eso nos muestran las encuestas provisorias del Indec para la pandemia, pero también las estructurales de la nueva encuesta nacional de uso del tiempo.  Por otro lado, se vio el trabajo del cuidado comunitario que también está feminizado, organizando los barrios. Ambas como una parte de la economía que no se frenó en la pandemia. Por último, también se vio como muchas veces la política tiene que ser explícita en materia de cuidados, o de lo contrario puede generar una crisis de cuidados.

Como mesa interministerial de Políticas de Cuidados, que lideramos desde el Ministerio de las Mujeres, Género y Diversidad (MMGyD), fue muy importante trabajar en que cada uno de los pedacitos de esa articulación, de esa reorganización de los cuidados en pandemia en el marco de las medidas de aislamiento y de distanciamiento, estuviera saldada. Que las personas con discapacidad se pudieran trasladar, que las trabajadoras de casas particulares pudieran volver a sus casas y cobrar un salario de todas formas, que los hogares monomarentales pudieran ir a los comercios con los niños. Un montón de cosas que para mucha gente pueden ser obvias, pero si no las hacíamos explícitas no iban a ocurrir.

RB: Recientemente se presentó el Proyecto de Ley Cuidar en Igualdad. ¿Qué implica la construcción de un Sistema Integral de Políticas de Cuidados? ¿Cuáles son los ejes claves abordados a través de esta iniciativa?

LC: Justamente el proyecto de ley Cuidar en Igualdad es una respuesta estructural a esa desigualdad. Es estructural porque hoy el cuidado está familiarizado y feminizado, y lo que hace el proyecto es distribuir mejor los cuidados en términos de género. Eso con la parte de la reforma de licencias del proyecto de ley, y ya no deja más sola a las familias con los cuidados, socializa los cuidados a través de un Sistema de Cuidados (Sinca). Por un lado reforma las licencias para decir que los varones son igualmente responsables, además de crear derechos de tiempo para cuidar para la diversidad familiar. 

Por otra parte crea un sistema, que es un conjunto de espacios físicos, una formación y un subsidio a personas dedicadas a cuidar, trabajadores y trabajadoras del cuidado en los distintos sectores. El proyecto incluye en el Plan Médico Obligatorio (PMO) un servicio de cuidadores domiciliarios de personas mayores y obliga al Estado a remunerar a las trabajadoras comunitarias cada vez que éste efectúa un convenio con un espacio registrado de cuidado comunitario.

RB: ¿De qué manera repercute la implementación del presente proyecto en los segmentos del mercado de trabajo abocados a tareas de cuidados?

LC: Específicamente tenemos un montón de trabajadoras y trabajadores del cuidado con distintas formaciones, con distinto grado de certificación de esas formaciones y con distintos grados de remuneración y jerarquización de su trabajo de cuidado. En el caso del sistema se creó un registro de cuidadores. Se plantea que el Estado tiene que planificar la oferta formativa, y al incluir a los cuidadores domiciliarios en el PMO lo que se hace es justamente instar a que se internalice el costo de recibir esos cuidadores domiciliarios de personas mayores que hasta hoy no era posible. Esto a través de un baremo que evalúa los distintos grados de dependencia, fragilidad y de situación socioeconómica.  En el caso de las trabajadoras comunitarias, esta medida de que el Estado a partir de ahora remunere su situación, las pasa a ser trabajadoras registradas y con un salario acorde. Así que sería efectivamente una remuneración.  También me parece que, en relación al mundo del trabajo en general, al ampliar las licencias, pero además al agregar licencias para monotributistas y autónomos, lo que estamos haciendo es ampliar derechos de cuidado para todos los trabajadores y trabajadoras.

Por último, también lo que hace este proyecto de ley es plantear que el sector de casas particulares tiene que trabajar con indicadores técnicos mínimos, afip particularmente. Eso es identificar, imaginar, en función de qué tan grande es un barrio privado, un edificio, cuántas trabajadoras de casas particulares probablemente estén allí, y trabajar desde la figura de la presunción. Esto está en línea con un programa que venimos liderando desde el MMGyD, Registradas.

RB: ¿De qué manera se articula esta iniciativa con las transformaciones socioculturales que viene atravesando nuestro país a la hora de pensar y significar no sólo las tareas de cuidados sino también diversas cuestiones que interpelan a la temática de las desigualdades (como por ejemplo las mapaternidades, las crianzas, las violencias por motivos de género)? 

LC: Yo creo que justamente este proyecto de ley acelera esas transformaciones socioculturales que, si bien se ponen en discusión, el tema de la feminización de las tareas de cuidado, la brecha salarial, las paredes de cristal, todo eso son categorías muy económicas.  Hay como un sistema económico que fuerza eso entonces uno puede trabajar el cambio cultural, pero tiene que forzarlo o adelantarlo desde la política pública. Otorgando por ejemplo, licencias igualitarias, uno elimina matemáticamente directamente el sesgo que existe para un empleador de contratar un trabajador en vez de una trabajadora porque ambos tienen la misma chance de irse a cuidar. Al reglamentar como hemos reglamentado el artículo 179 de la ley de contrato de trabajo, que habla de guarderías ya no para una cierta cantidad de mujeres sino para más de cien personas eliminamos el sesgo para que nos contraten a nosotras. Y esas son cosas que después impactan. Si tenemos el tiempo de cuidado mejor distribuido tenemos después nosotras también más tiempo para trabajar y eso puede impactar en cerrar o ayudar a cerrar la brecha salarial.

También impacta la situación de la feminización de la pobreza, hay muchos hogares monomarentales que no reciben ningún pase de alimentos o cuota alimentaria por parte de la ex pareja. Si podemos involucrar a los varones en los cuidados desde los inicios, podemos hacer que después esos vínculos no se rompan tanto.

RB: ¿Cómo impactan en la economía nacional la inversión y el fortalecimiento de políticas en materia de cuidados?

LC: La inversión que realizaría el Estado con este proyecto de ley, pero también con las políticas de cuidado que ya viene haciendo en materia de infraestructura de cuidado, con el reconocimiento previsional, pero puntualmente también con este sistema, son políticas que son eficientes en términos económicos porque van directamente a la población que más lo necesita, traccionan la economía de los barrios, y eso también después termina yendo a la recaudación. Además de que es una inversión y no un gasto porque la mejora en la calidad de vida a través del cuidado es prácticamente un bien público para el resto de la sociedad, que haya una persona cuidada. Además de ahorrarle al Estado otro gasto que aparece cuando las personas, por ejemplo los niños, no recibieron todos los cuidados que necesitaban.

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