Por Paula Hansen
El 10 de diciembre se conmemora el Día Internacional de los Derechos Humanos. Revista Broquel dialogó con Verónica Parodi y María de los Ángeles ‘Chiqui’ Ledesma, directoras del Espacio Cultural Nuestros Hijos, respecto a esta experiencia de construcción colectiva de memoria a través del arte y la cultura. Una entrevista que ante la reciente partida física de la inclaudicable activista, titular de la Asociación Madres de Plaza de Mayo y defensora de los derechos humanos, Hebe de Bonafini, se propone también conmemorarla a través de su legado.
El 24 de marzo de 2004 fue una jornada bisagra en la historia reciente de nuestro país, a partir de la decisión del gobierno nacional de instaurar como política de Estado el camino de la Memoria, la Verdad y la Justicia. El entonces Presidente, Néstor Kirchner, ordenó primero descolgar los cuadros de los dictadores Jorge Rafael Videla y Reynaldo Bignone del Patio de Honor del Colegio Militar de la Nación; para horas más tarde ingresar al predio que perteneciera a la Escuela de Mecánica de la Armada y brindar allí un discurso donde pidió perdón en nombre del Estado Nacional. Ese mismo día se efectuó la firma del Convenio N°8/04 donde se cedieron esas 17 hectáreas para la creación de un “Espacio para la Memoria y para la Promoción y Defensa de los Derechos Humanos”.
El proceso emprendido a partir de aquel anuncio se cristalizaría casi cuatro años más tarde con el histórico “Desembarco” de las Madres de Plaza de Mayo al edificio donde anteriormente funcionó el Liceo Naval, punto de partida para la puesta en marcha del Espacio Cultural Nuestros Hijos (ECuNHi), que lleva ya catorce años de labor ininterrumpida. Aquel jueves 31 de enero de 2008 las Madres ingresaron juntas, tomadas del brazo, rodeadas de amistades y familiares, al canto firme de “aparición con vida y castigo a los culpables”. Empuñando sus pinceles para llenar los lúgubres muros de flores y soles y decididas a cultivar memoria y sembrar vida en el mismo sitio donde se emplazó uno de los principales centros clandestinos de detención durante la última dictadura cívico militar. Se estima que unas cinco mil personas fueron detenidas-desaparecidas en esta pieza clave del engranaje diseñado en el marco del plan sistemático de secuestro, tortura y exterminio, desplegado con el golpe de 1976.
Revista Broquel: ¿Cómo describirían a alguien que aún no conozca esta Casa, qué es el EcuNHi?
Verónica Parodi: El EcuNHi es la Casa de la cultura, de la vida, de la esperanza, de las Madres de Plaza de Mayo. No podemos dejar de mencionar que está ubicado en un espacio como este, donde habitó todo el horror durante la última dictadura cívico militar, y que sólo ellas podían imaginarlo de esta manera. Ingresar a este lugar donde estuvo el terror, la muerte, la desaparición, la apropiación de niños. Pensarlo en un lugar de vida, de amor, de construcción, de esperanza, pero también en un espacio de memoria, de verdad y de justicia. Un lugar donde había que replantearse, repreguntar, pero siempre desde esa manera revolucionaria de mirar que tiene que ver con el amor, pensando en la patria y en las futuras generaciones y en cómo construir que esto nos pasó, que es una historia reciente.
Presentar el EcuNHi es presentarlo desde ese lugar: desde el amor pero con el peso de la historia, que es contundente, muy fuerte. Por eso eligieron este lugar, que era una escuela. Acá se formaban en el Liceo Naval. Todo el EcuNHi está lleno de aulas porque acá se formaban en la escuela secundaria. Pensaron en una escuela de arte, de oficios, de inclusión social. Atravesada por el arte porque es la única manera de poder hacer esa transformación, desde el dolor. Le preguntaron a una artista, “¿cómo se trae vida a un lugar helado? A un lugar de horror, de odio”, ”¿Cómo se transforma?”. Y bueno, se transforma a través del arte. “¿Qué tiene más vida?”. El sol, las flores.
Fueron las primeras en ingresar a este espacio, que en ese momento todavía era la ex Esma, el espacio del horror. Lo llamaron “El Desembarco”, cuando Nestor Kirchner le entregó los edificios a los organismos de Derechos Humanos. Llamaron ese día al Desembarco, y nos invitaron a todos y todas a pintar flores y soles en los muros.
RB: ¿Cómo es llevar adelante esta Casa de la cultura, que convoca al encuentro, en este aquí y ahora? Luego de haber atravesado, además, un suceso tan complejo como lo fue la pandemia.
Chiqui Ledesma: Somos 24 compañeros sosteniendo esta Casa, y un montón de amigos militantes. Está la Asociación Amigos del EcuNHi, que es un grupo de amigas y amigos militantes que nos sostienen desde ese lugar y que están siempre acompañándonos en los eventos. Para nosotros creo que es una misión. Ahí se mezcla también lo sagrado, la misión sagrada que las Madres nos dejaron como legado. Una misión política, cultural, pero también sagrada, que es sostener este espacio de la memoria para esta transformación, que es de todos los días.
Antes de la pandemia nos pasó el macrismo. El EcuNHi quedó completamente desfinanciado económicamente, dejamos de cobrar nuestros sueldos. Nosotros hacíamos convenios con el Estado, nunca fuimos empleados del Estado. Y ese período también tuvo más de 300 amenazas de bombas y de muerte. Entonces, era una manera de vaciar este lugar, porque hacíamos un evento, nos amenazaban y teníamos que desalojar por una cuestión de protocolo. Había que suspender los festivales, los eventos. Una manera sistemática de vaciar estos espacios de Memoria.
Resistimos todo ese tiempo, duplicamos la apuesta. Empezamos con nuevas propuestas, sumando a un montón de artistas que vinieron a tendernos la mano para que esta Casa no se cierre, imagínense, sin sueldos, sin presupuestos, sin caché para los artistas. No teníamos plata ni para comprar lavandina. De esa manera se acercaron los amigos de Momusi, se creó la Peña de los Abrazos, hicimos ferias de artesanos. Apostamos a algo diferente de lo que veníamos haciendo, que eran ciclos más formales dentro del arte.
VP: Lo que sí pudimos es sostener, que no es fácil. Repensar la Peña de los Abrazos como un espacio de resistencia, el Crece desde el Pie que hacíamos con el Momusi como un espacio de encuentro con las familias, los encuentros corales. Seguir con la propuesta educativa. Una vez desfinanciados es muy difícil continuar con esa propuesta, pero ese era el desafío más grande, que era el sueño de las Madres. Que esta sea una escuela de arte y oficios, un espacio de educación, de inclusión social. Sostener eso fue realmente complejo, pero, como dice la Chiqui, fue muy necesario. Los amigos, artistas de todo el país, docentes. Pusimos un bono contribución, voluntario, porque esta es una casa que está abierta para todos y todas. Hay compañeros que quedaron en un estado de mucha vulnerabilidad, y para sostener somos necesarios todos. No hay manera de construir esta casa si no es colectivamente. Lo hermoso de lo que pasó es que se pudo continuar.
Mi madre, Teresa Parodi, fue la primera directora del espacio cultural. Una de las pioneras. Lo soñó, lo armó y lo pensó junto a las Madres, junto a Hebe, y un grupo de trabajadores. Acá no había nada, absolutamente. Siempre contamos (sobre todo para pensar en esa Hebe que es la que nos motoriza y lo va a seguir haciendo siempre), que el día del desembarco mi mamá le pregunta “¿Cómo hacemos? Porque acá no hay nada”. “Hay que hacer. Hacer se hace haciendo”, le contestó Hebe.
Mamá armó un pequeño grupo de trabajadores, con ellos inició lo que hoy es esta Casa de la cultura, un emblema no solo en nuestro país. Una manera revolucionaria también el que lo hayan pensado dentro de este predio. Ahora por suerte está todo más habitado de esta misma manera, pero las primeras que lo pensaron así fueron las Madres. Esto fue muy revolucionario, y muy reñido dentro de los organismos. Imaginense que no es fácil, aquí en los distintos edificios hay muchos familiares, está Hijos, está Abuelas, están las Madres Línea Fundadora, todos los organismos de derechos humanos. Repensar este espacio no era sencillo, algunos estuvieron detenidos aquí también. Realmente fue muy complejo pensarlo, pero se logró porque la fuerza de Hebe y de las Madres lo pueden todo, y también la convicción de que este era el camino.
RB: Con el Desembarco comenzaron las discusiones respecto a cómo construir memoria…
CL: Era toda una experiencia que había que atravesar y era respetable todo lo que proponían, porque cada uno vivió y lo vive de diferentes maneras, pero realmente la visión de las Madres siempre está un paso adelante. Fue increíble, todos los espacios que están haciendo cosas están relacionados a esto: al arte, a la memoria, a la educación. Tanto los compañeros de Hijos, como de Abuelas, como de Madres Línea Fundadora (que tienen la Escuela que depende de la Universidad de la Plata), el Haroldo Conti. Un montón de espacios fueron tomando esta misma consigna que ellas dejaron.
VP: Antes era imposible pensar en un festival aquí para las infancias. Era imposible pensar en niños pequeños en este espacio. Bueno, todo eso nació acá en el EcuNHi. Porque las Madres tenían esa convicción y también nos demostraron que ese era el camino. no fue fácil pero fue contundente.
CL: Nosotros en ese sentido tenemos mucho vuelo, porque sentimos que estamos cumpliendo ese sueño. Que era el de construir este lugar como ellas lo soñaron, pero también como sus hijos lo soñaron. porque tiene que ver con una construcción también, con una patria que queremos.
RB: ¿Cómo fue esa etapa inicial que supuso la puesta en pie del EcuNHi?
CL: Esas primeras veces, cuando llegamos acá, no había realmente nada. Ni sillas, ni mesas, ni internet. Cuando Teresa nos convocó, que éramos un grupito de 6 o 7, nos dijo “chicos, empezamos a trabajar ya, porque las Madres no tienen tiempo”. Imaginate que hace 14 años eran grandes ya las Madres. “Las Madres tienen que ver esto funcionando”.
Los primeros recitales que hacíamos, por supuesto Teresa llamaba y convocaba artistas amigos: Raul Carnota, Liliana Herrero, Juan Falú, etc. Para ellos también era muy fuerte porque son de esa generación. Cuando los llamábamos, dudaban en querer venir a hacer música, tampoco sabían qué les iba a pasar cuando llegasen acá. En el caso de Juan Falú, él perdió un hermano en Tucumán, desaparecido, que hace muy poquito encontraron los restos. Era muy fuerte venir acá a tocar. Las primeras notas musicales que se escucharon acá fueron las de Juan. Que no pudo cantar, él solo tocó. Llegó, se sentó y empezó a tocar. No paró nunca de tocar y cuando terminó dijo “gracias, porque ahora yo siento que esto fue sanador”.
VP: Y el público éramos nosotros (familia, amigos, hijos, amigos de los amigos), porque la gente no se animaba a entrar. Hubo que trabajar para eso. Todavía era muy fuerte esa barrera que separaba. En estos 14 años por suerte se pudo revertir eso, el EcuNHi tiene otra energía. Esa misión que las Madres nos dieron, que le dieron a Teresa y que ella nos transmitió a nosotros, se está llevando a cabo.
CL: Y en la pandemia seguimos por las redes. También desfinanciados.
VP: Dijimos, ¿cómo hacemos para seguir? Porque, realmente, no podíamos detenernos. Nos parecía que, como las Madres, no había que parar. Hebe desde su casa hacía las Marchas de los Jueves. Una mujer de 90 años, en ese momento, transmitía desde su casa las Marchas. ¿Cómo íbamos a parar nosotros? Entonces empezamos a investigar y aprender cosas que no teníamos ni idea. Yo soy docente, no sabía cómo editar para armar un festival. Pedíamos a todos los que participaban que se graben en su casa, investigamos programas y así hicimos todo un festival, que fue lo primero que sacamos. Después empezamos a inventar ciclos, peñas, editando todo desde nuestros celulares. Ni bien nos dejaron ingresar, volvimos a filmar desde acá. Con protocolo y todos los cuidados.
Hicimos el festival María Elena, la ceremonia de la Pachamama. Momentos muy fuertes. Se conectaban de todo el país y nos agradecían mucho la posibilidad de acercarse al espacio de las Madres de esta manera, gente que quizás no tenía la posibilidad de viajar a conocer el ECuNHi. Por eso lo sostenemos. Todo lo que hacemos ahora, a partir de la pandemia, está en nuestro canal de Youtube, para que la gente de todo el país pueda participar y acceder. También trascendió las fronteras, como las Madres. En el primer festival había gente de México, de Chile. Fue muy emocionante, las Madres son amadas y respetadas en el mundo. Mujeres capaces de enfrentarse a todo, para que hoy podamos estar caminando y viviendo en democracia. Pudimos sostener eso y seguimos haciéndolo: que la gente conozca este espacio, revolucionario en el mundo, de construcción colectiva, arte, belleza, vida, pero sin perder el objetivo, que es la memoria, la verdad, la justicia y la lucha.
Hay una frase que Hebe nos dejó, que es “la lucha es para siempre”. No tenemos que olvidar eso. Ahora, en este tiempo tan complejo, tan difícil que estamos viviendo, donde el odio está al acecho (siempre estuvo agazapado), hay que tener mucho cuidado, escuchar y recordar esto que nos dicen las Madres. Encontrar esa palabra de ellas. Por suerte todo está grabado, y además están las Madres que nos quedan y que van a seguir todos los jueves, y que después será nuestra misión continuar con ello. Hay que acompañarlas más que nunca. La lucha es para siempre y hay que seguir luchando. Por los sueños, por las convicciones, por los derechos, por la inclusión.
RB: ¿Qué implica construir y compartir memoria a través del arte y la cultura? ¿Qué posibilidades ofrecen esas herramientas?
CL: Verónica está más a cargo de las infancias y las juventudes y yo de los eventos tales como las Peñas de los Abrazos, los festivales. En general, la gente que se acerca y la que invitamos tiene que ver con una propuesta artística o pedagógica, en el caso que haya talleres. Con la mirada y misión que nos han dejado las Madres, de construir desde lo colectivo y lo ideológico, desde este país que soñamos todos. Por ejemplo, en el encuentro de murgas que se hace en conjunto con el TAP (que es una escuela de murga), participan murgas de todo el país, es federal, y también en Uruguay. A la Peña de los Abrazos, que se hace todos los meses, vienen artistas de todo el país. Es federal, con mirada democrática, muy inclusiva. A veces nos cuesta la cuestión económica porque no tenemos apoyo para todo. Hay propuestas maravillosas que no llegan, no tenemos manera de traerlas. Muchos de los artistas quieren participar por lo que significa este espacio, por lo que son las Madres y lo que significa tocar ahí dentro. En general, la mirada tiene que ver con lo colectivo, con lo nacional y popular, y con esto de poder abrir las puertas a todo el que quiera traer una propuesta que tenga que ver con esta construcción y este legado que nos dejan las Madres.
VP: Desde la parte educativa es todo un desafío pensar en habitar este espacio para las infancias, para las juventudes, para la formación y la capacitación docente. Ahora tenemos tres programas educativos (antes había cinco). Durante el gobierno de Cristina pudimos desarrollar una propuesta educativa donde venían futuros docentes de todo el país a participar del programa “Memoria y desafío educativo”. Era fundamental porque lo más importante es eso, la formación para poder transmitir la historia que está, además, en constante movimiento. Es necesaria para transmitir a las futuras generaciones.
Desarrollar propuestas pedagógicas para los más chiquitos era todo un desafío. Ahí teníamos la herramienta más poderosa, el arte, para hablar de estos temas. Todas las propuestas educativas están atravesadas por el arte. Un cuento, una música, podían ser parte para contar esta historia. ¿Cómo y desde dónde? Desde la verdad. Nosotros no cambiamos la manera de hablar. Lo decimos de una manera más contundente para las juventudes, de una manera más amorosa para los más pequeños, pero siempre con la verdad. Con las preguntas. Siempre partimos desde lo que saben los chicos y las chicas. Ellos vienen con su historia, con lo que les han contado, lo que han trabajado en la escuela, o con sus familias, o los que no han escuchado nunca nada. Siempre hacemos un cuestionario que les da el colegio, vamos preguntando algunas cuestiones para saber desde dónde vamos a abarcar la visita que proponemos.
Hacemos una visita guiada por el ECuNHi, un recorrido. Vamos contando, participan de talleres de música y literarios. Para los más pequeñitos hacemos alguna proyección audiovisual, Paka Paka, que ha logrado propuestas muy acordes, y para los más grandes trabajamos con talleres más profundos, siempre entregando material para que puedan trabajar en las aulas y terminar de desarrollar todo lo que vivieron acá con sus adultos referentes. Es muy importante que los chicos vengan con sus adultos referentes para poder transitar esta visita con el arte. Es la manera que todos tenemos de canalizar lo que estamos escuchando, para luego atravesarlo con el cuerpo, el alma, y dejar esa huella. Por eso tenemos programas educativos para nivel inicial, para primaria, para secundaria, para formación docente y de acuerdo a las edades es la propuesta y los talleres están acorde a eso.
Después están los festivales, que son muy contundentes. Por ejemplo, el Festival Maria Elena Walsh, que es el primero, nace de la propuesta educativa. Elegimos para los festivales a figuras muy emblemáticas de la cultura, que en su obra nos atraviesan desde la memoria. En junio está el festival literario Gustavo Roldán, autor comprometido con los derechos humanos, que nos lleva hacia esa construcción relacionada con lo identitario, con lo nuestro, con lo de aquí. Todo el ECuNHi se transforma en una gran feria de libros. Las editoriales que se acercan con sus stands, con sus propuestas literarias, artistas que están más vinculados con lo literario y con lo musical, propuestas literarias y musicales para todas las edades. En septiembre es el festival de teatro Hugo Midón, figura muy emblemática en lo que tiene que ver con la memoria, con los derechos, con la manera de hablarle a las infancias.
Los tres tenían la misma mirada con respecto al arte. No esta división de “arte para algunos y para otros”, sino que el arte es uno y nos atraviesa a todos. Todo lo que tiene que ver con las infancias también está atravesado por sus padres, seres queridos, adultos referentes, docentes. Por eso el homenaje a estos tres referentes, parte de nuestra memoria cultural que para mí es irrenunciable. Tenemos que dar esa batalla cultural, como también nos enseñaron las Madres. Eso también está ahí al acecho, el querer desactivar todo lo que tiene que ver con nosotros, con lo identitario. Todos los artistas que participan en las propuestas tienen que ver con nuestra cultura, con nuestra memoria cultural. Artistas que vienen del interior. Referentes enormes como León Gieco, Teresa Parodi, Liliana Herrero, pero también todos los de ahora, las nuevas generaciones de artistas que están haciendo un trabajo inmenso defendiendo la cultura. Todos los profesores, que tienen esta mirada también, son parte de la construcción de esta casa, de nuestro legado. Sabemos que es por ahí el camino.
CL: Tenemos también otros festivales como el Wayra Warmis, donde se trabaja mucho con la inclusión, y el festival de Tango en abril. El cumpleaños del ECuNHi, también en abril, donde también participan las Madres, nuestra querida Teresa y amigos inmensos.
VP: Tenemos a los más grandes, como Víctor Heredia. Enormes artistas que han hecho un camino inmenso, y también la nueva generación de músicos, de artistas comprometidos con el país, con la memoria, con las Madres, con la lucha.
CL: Músicas y Musiquitas de Provincia, Mil guitarras para Victor Jara, que hacemos con la comunidad chilena. Lo organizan ellos, pero el ECuNHi es la sede. Igual que el festival de murga, Musiquita de Provincia, que es un encuentro federal, donde hay distintas expresiones para las infancias y para toda la familia. Talleres, conciertos, charlas, debates. Desde todas las artes, la literatura, la danza, la música, el teatro. Tenemos varios ciclos como el “Ciclo Coral”, la peña que se hace todos los meses y “ECUentos”, un ciclo de literatura donde hay narradores de todo el país y de toda Latinoamérica. Eso nació en la pandemia y se sigue sosteniendo vía virtual.
VP: Es un abanico inmenso, muy hermoso. Tiene una implicación muy valiosa que tiene que ver con el amor, con la esperanza, con la vida, con la patria grande.
RB: ¿Qué es EcuNHi Ediciones?
VP: EcuNHI Ediciones nace en la época neoliberal, a partir de la represión de Macri a la murga de niños de la villa 1-11-14. Un grupo enorme de autores e ilustradores de la literatura infantil y juvenil, muy vinculados con esta Casa, lanzaron un grito desesperado y armaron una forma de protesta, de visibilización, de lo que sucedió con esos niños y familias. Escribiendo poemas, ilustrando, todo en las redes. Me convocan a mí a ser parte, y ahí es donde nos ponemos a armar un libro donde quede plasmado y se pueda visibilizar. En ese tiempo, donde no teníamos un mango en ECuNHi, sacar eso era revolucionario, colectivo, con los apoyos de los autores donando sus trabajos para esa visibilización, armando un festival. Con todo lo recaudado en el festival pudimos editar el libro.
En un primer momento fueron parte de una muestra las ilustraciones y los poemas, después se transformó en el libro “Hasta la vida”. Tiene ese nombre porque Liliana Bodoc levantó la bandera de esa denuncia, “con los chicos no”, y de ese proyecto. Ella en su poema termina con un grito: “hasta la vida”. Ahí nació el nombre del libro y el sello editorial, con ese primer libro. Luego pudimos editar los libros del concurso literario para niños de primaria, a nivel nacional, en el marco del festival Roldán. Donde los niños escriben sobre la memoria, la identidad, los miedos. Temas que los atraviesan, pero que están relacionados con esta Casa. Con la memoria, con la verdad y con la justicia. Los escriben desde su escuela, con adultos referentes y participan. La verdad es que la participación es muy grande. Hasta escuelas de comunidades, es una maravilla. Es algo que nos llena mucho de orgullo. A partir de ahí pudimos editar CD’s.
RB: En tanto organización no gubernamental y a partir de todo el recorrido descripto, ¿Cómo conciben que debe ser el rol del Estado respecto a las políticas culturales e identitarias?
VP: Tiene que ser una política de Estado; la memoria, la verdad, la justicia. La inclusión social, el trabajo, la salud. Eso es lo que debemos exigir, es lo que nos enseñan las Madres. Lo que tenemos que hacer en la Plaza de Mayo, la plaza del pueblo. Tenemos un Estado, ahora, que está atravesando un tiempo complejo. Una situación que tiene que ver con todo lo que está pasando no solamente aquí, sino también en Latinoamérica y en el mundo. Pero a este Estado, que también escuchó y tiene una política de Estado relacionada con los derechos humanos, la memoria, la verdad, la justicia, también tenemos que exigirle. Como hacía Hebe en la Plaza cada jueves. Exigirle todo lo que no está haciendo porque no puede, por incapacidad. Hay que seguir ahí. El Estado tiene que estar, tiene que tener como política los derechos humanos, el trabajo, que no haya ningún niño pobre ni con hambre en las calles, la inclusión social, la salud, la educación. Es necesario que esté presente en todo esto.
Las Madres dejaron de marchar en la Plaza de Mayo el día que sintieron que en la Casa de Gobierno estaban siendo escuchadas. Fue cuando Néstor Kirchner asumió, con Cristina. Una vez que sintieron que eso no estaba más, el mismo día que asume Macri, volvieron a hacer la Marcha de la Resistencia, que dura 24 horas. Desde ese día hasta el día en que llegó este nuevo gobierno. Cuando volvieron a sentir que a este gobierno también necesitaban recordarle algunas cosas, las Madres estuvieron ahí, reclamando lo que había que reclamar. Eso es lo que ellas nos dejan como legado. Hay que salir a luchar, hay que salir a reclamarle al Estado (a la Plaza de Mayo aquí y en las plazas de las provincias, de los pueblos), porque el Estado tiene que estar presente.
CL: Un poco lo que siempre repetimos, la revolución es cultural. Cuando hablamos de cultura, hablamos de todo lo que somos nosotros. Como pueblo, como identidad, como memoria, como seres con derechos. La cultura es lo que somos como seres habitantes de este suelo. Por eso el reclamo va desde ahí. Que todo el mundo tenga la posibilidad de acceder a la memoria y a la cultura para entenderse a sí mismo, comprenderse y luchar por los derechos de cada uno y avanzar, progresar y estudiar. Tener el mismo derecho que algunos tuvimos y no todos han tenido. De todos los compañeros que éramos, quedamos 24. A veces se nos hace cuesta arriba, todos trabajamos de otras cosas. No sabemos qué va a pasar mañana. Ahora tenemos apoyo del Estado, pero estuvimos como siete años sin apoyo, solo de los artistas y de los amigos que venían a sostenerla. Quizás si tuviéramos más acompañamiento, sobre todo porque el arte es un trabajo. El artista tiene que cobrar su trabajo, y a veces no lo conseguimos. A pesar de todo siguen viniendo, siguen acompañando a esta casa a la par nuestra y a la par de las Madres.
VP: Es importante destacar esto también, porque el Estado está presente. Por ejemplo, ahora tenemos un apoyo del Ministerio de Cultura de la Nación. Es como se puede y en este tiempo también. Obviamente nosotros reclamamos un poco más porque para cada cosa que hacemos tenés que estar tocando puertas para que hagamos festivales, ciclos, etc. No todo está cubierto. El mantenimiento del espacio no está cubierto dentro del apoyo del Estado. Es una parte, no menor y fundamental, que tiene que ver con los salarios de los trabajadores. Por suerte, hace un año y medio eso sucede. Pero para todo lo demás como los artistas tenemos que tocar puertas para conseguir apoyo, los docentes también.
Los convenios con PAMI, Desarrollo Social, para el proyecto de adultos mayores. Eso sí se vio interrumpido en el gobierno de Macri porque no hubo manera de sostenerlo. En esta nueva gestión pudimos retomar esos dos proyectos fundamentales: el proyecto educativo y el proyecto para personas mayores. La posibilidad es que participen de talleres de todas las áreas, de música, de teatro, literatura y lo podemos hacer de manera virtual y a partir del año que viene en forma presencial. Necesitábamos el apoyo para los micros, para que puedan llegar de manera fácil y accesible a participar de los talleres aquí. Y que esté, por supuesto, el sueldo de los trabajadores. A partir de esos convenios que pudimos hace un año y medio retomar, se pudieron volver a realizar estas propuestas fundamentales para esta casa.
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