DERECHOS HUMANOSTAPA

NIETES: “La realidad que queremos se va a lograr en tanto nos comprometamos a participar en esta sociedad que queremos cambiar”

En diálogo con Revista Broquel, tres integrantes de la organización Nietes (regionales Rosario, Córdoba y Ciudad de Buenos Aires) compartieron sus miradas respecto a la situación actual de las juventudes en Argentina, las formas de pensar y hacer políticas que las caracterizan, y  los desafíos que supone la labor de continuar construyendo memoria, verdad y justicia en el contexto actual.

Por Paula Hansen

Ramiro Ceccón nació Pergamino, aunque actualmente vive en Rosario, donde cursa el profesorado de educación física y milita en el Museo de la Memoria. Lautaro Ayup, por su parte, reside en Córdoba y proviene de una familia con un extenso recorrido en cuestiones políticas y de derechos humanos: su abuelo transitó el exilio y varios familiares fueron presos políticos. Su abuela, quien también fue privada de su libertad por razones políticas, actualmente participa en la Casa de la Memoria de Río Cuarto, integró Hijos de Río Cuarto y tuvo sus acercamientos a la Liga Argentina por los Derechos Humanos. Él integra, a su vez, la Mesa de Trabajo por los Derechos Humanos de Córdoba. Por último, Francisco Locio cursa tercer año de Ciencias Políticas en la UBA y milita en el Partido Comunista. Tiene a ambos abuelos de parte materna desaparecidos, hecho que señala como una de las principales razones que lo acercaron a los derechos humanos, yendo desde muy chico a la Plaza el 24, con ambos padres participando en la Comisión por la Memoria u otras actividades relacionadas.

RB: En entrevistas anteriores se han presentado con el lema “la tercera generación en lucha”. ¿Qué caracteriza a esta tercera generación? ¿Cuáles son sus búsquedas y luchas?

Francisco Locio: Justo ese es un tema un poco polémico porque hacia dentro de la organización se discute sobre usar o no ese slogan. Hay consenso, sí, claramente de que somos la renovación generacional. Pero justo con esa frase hay un poco de discusión hacia dentro sobre si utilizarla o no. A veces se usa, a veces no. Lo que sí hay de consenso es que somos la renovación generacional de lo que fueron las luchas que dieron propiamente nuestros abuelos, nuestros padres. Sería la renovación en ese aspecto. En eso sí creo que no hay duda. Solamente hace falta ver el sector etario al que pertenecemos la mayoría de nosotros. Somos jóvenes, realmente muchos estudiantes, ahí también se nota.

Ramiro Ceccón: Sí, también la importancia de esta nueva generación en lucha es, más allá de que sea tercera, cuarta o todas las discusiones, decir “bueno, levantamos las banderas de Abuelas, de Madres, de Hijos”. Ahora también venimos también de esto, de que no somos nietos, sino que somos Nietes. Venimos a sumar otras luchas que tienen que ver con nuestra generación y con un montón de cuestiones que se siguen discutiendo al día de hoy, y que seguimos luchando para cambiarlas también. Si bien estamos en democracia, tenemos que ver también qué democracia tenemos. Tenemos y queremos. No alcanza solamente con ir a votar y hay un montón de cosas que nos están atravesando como generación.

Lautaro Ayup: Sí, el slogan tiene eso, que es bastante slogan porque no queremos tapar la realidad, como si los derechos humanos comenzaran a partir de la vuelta de la democracia. La lucha por los derechos humanos tiene una larga historia en Argentina, hay organizaciones de derechos humanos que tienen casi 100 años. Pero lo de la “tercera generación” sí me parece algo concreto, de volver a darle y fortalecer el valor de memoria verde y justicia a las luchas de Abuelas y Madres, la lucha de Hijos. El no quedarse con el “dictadura o democracia”, sino qué democracia queremos, que creo que es lo que más compartimos la mayoría de Nietes. Y además, si bien no en todas las regionales suele ser muy abierto, que Nietes sea bastante abierto a la población. Eso me parece algo como tercera generación muy importante, de que quien se sienta niete integre la organización.

RB: ¿Cómo fue la experiencia de construir ese “nosotres” que es Nietes? De empezarlo como espacio, juntarse, interpelar a más personas para que se sumen también.

FL: Ahí está el gran desafío que tenemos como espacio. Dentro de ese gran desafío también hay una gran virtud, que creo es que ninguno acá es ignorante respecto al avance que ha tenido el discurso contrario, negacionista o cuanto menos uno que minimiza la gravedad de lo que pasó. Frente a esa realidad, como organismo de derechos humanos se nos plantean nuevas dificultades. Repensar cómo levantamos nuestras banderas, de qué manera las hacemos llegar a la gente. Cómo logramos que la gente las entienda. Cuando hablamos de situaciones que pasaron hace tanto tiempo, es difícil que puedan pararse e interiorizar esa información. Más allá de que Argentina es un país que en el campo de los derechos humanos se ha destacado. Tenemos un pueblo con memoria, eso no lo dudo, pero hay nuevas generaciones que quedan cada vez más lejos, propiamente la nuestra, de lo que fueron nuestros eventos, que hay que ver cómo la logramos concientizar al respecto.

El hecho de que Nietes esté compuesto por gente joven tiene en parte la ventaja de que ya estamos más incorporados a las redes sociales, que es un espacio de disputa de los discursos y de la comunicación muy importante, frente al cual también hay que dar de la discusión política y avanzar, ocupar posiciones. Acoplar nuestro discurso a lo que son las redes, que implican distintas metodologías, maneras de abordarlo. Las redes tienen soporte visual, pero suele primar lo que es más efímero. Hay un montón de características que tenemos que entender de cómo se ha modificado la comunicación, ¿no? Quizás parece algo muy práctico eso, pero en realidad la disputa está ahí. En cómo encaramos nuestro discurso para que le llegue a la gente.

Hubo una época en la que el discurso hacía un poco más de foco sobre el heroísmo o por ahí sobre el horror que hubo en ese momento, que funcionó. Hoy en día, me parece, por la realidad que vemos, hay un avance, un fortalecimiento, de los discursos que están en oposición a nosotros, y eso requiere que hagamos un análisis. ¿Por qué estamos en esta situación? ¿Por qué avanzaron estos discursos y el nuestro se ha debilitado? Implica sentarse a mirar. Por un lado, ellos han sabido adaptarse muy bien a las nuevas tecnologías y a los nuevos medios de comunicación. Han logrado tener una discursiva eficiente. Ahora nosotros tenemos que pensar y ver cómo hacemos para tener también una discursiva eficiente. Poder adaptarnos a esto. Vemos que a la gente más joven le cuesta sentirse identificada con algo que pasó hace tanto tiempo. ¿Cómo hacemos que lo logre? Eso lleva un proceso muy complejo, digamos.

En las últimas reuniones que hemos tenido en Capital, un tema que ha estado muy presente ha sido ese, ¿cómo vamos a modificar nuestro discurso para hacer que llegue más a la gente? Esto lo digo quizás a título más personal, pero yo sí creo que nuestro discurso no es igual de eficiente que antes, sí o sí hay que modificarlo. El tema es ¿cómo? Creo que el discurso anterior quizás limitaba mucho las fronteras del discurso a lo que era una experiencia más familiar. Quizás no hacer tanto foco en las historias personales, que son importantes, y tratar de trasladar algo que sea menos “temporal”, que pueda interpelar a la gente de hoy. Las banderas, ¿no? ¿Por qué se movilizaba esa gente que después desaparecía? ¿Qué valores promulgaban? Por ejemplo, con el tema de la democracia hay un intento de incorporar una propuesta concreta, sacándolo más de las situaciones personales. Sino, corremos el riesgo de caer en la teoría de los dos demonios. El “algo habrán hecho”. Hay que explicar eso que hicieron, esa militancia que tuvieron ¿qué buscaba conseguir? No es que los 30.000 son relevantes porque los mataron únicamente, los desaparecieron, no son relevantes solamente por eso, hay que incorporar más sus banderas, quizás en nuestra discursiva también. Y eso va a permitir quizás que nuestro discurso pueda llegar más a la gente, encontrar puntos de encuentro.

También es un gran problema hoy en día en nuestra Argentina la poca participación política, la inmovilización política también, que no se se esté dando tanto la discusión o que la gente no se sienta llamada a participar, nos obliga a repensar cómo hacemos, cómo articular nuestra discursiva y qué cosas realzamos por sobre otras. Nosotros traemos otras luchas[1] , aparte de las que traían Madres, Abuelas e Hijos. Traemos luchas nuevas, que son más contemporáneas, nuestras. Hasta se ve en nuestro nombre, con el lenguaje inclusivo. Nietes, como espacio, además de dar una renovación generacional, también implica una renovación discursiva, una manera de hacer y exponer lo que son los derechos humanos y lo que fue el horror de la dictadura, las consecuencias que tuvo y tiene hasta nuestros días. Un espacio de militancia de esta nueva generación que implica una renovación también, traer banderas “viejas” e incorporar banderas nuevas. Y eso hace a una renovación discursiva de todos esos mismos conceptos.

LA: Podría agregar sobre las redes, que es algo por lo que banco mucho a Nietes, la idea de tener más concepción federal. Desde la página de la organización nacional siempre se divulga lo que se está haciendo en las distintas regionales. En la de Córdoba, Santa Fe, Mendoza, La Plata, etc. Y eso sí es un trabajo que en otras regionales donde Abuelas e HIJOS ya no están tan activos, da lugar a poder seguir teniendo una visión general, ya que la mayoría de organismos de derechos humanos que quedan son más de regionales. En ese sentido me parece bueno ese rol que toma Nietes. Saber lo que está pasando nacionalmente siempre.

RC: Mi primer acercamiento, fue en 2020 en medio de la pandemia con reuniones virtuales. Mucho más adelante yo me vengo al Rosario y conozco a la gente de Nietes del Rosario y empiezo a militar presencialmente. Pero sí que es un espacio que se está conformando y se está construyendo nacionalmente. Entonces, desde cada regional hay distintas particularidades ,que está buenísimo que las estemos articulando. Por ejemplo, hace unas semanas hubo un juicio acá, estuvo Guerrieri IV y vinieron compañeres de Santa Fe. Nosotros les contamos de las charlas en las escuelas y distintas actividades que estamos llevando a cabo en Rosario, y nos preguntaban cómo llevarlas a cabo allá, porque eran pocas personas, porque no encontraban la manera. Se hace una riqueza también en esto de ir compartiendo desde cada lugar cómo llevamos la militancia. Porque si bien cada regional tiene sus particularidades, a nivel nacional tenemos todavía que discutir ciertos lineamientos que tengamos todos en común, que es algo que estamos organizando. Mientras tanto lo estamos articulando de esta manera ya que hay algunas cuestiones que están en discusión para dentro del espacio, y que está buenísimo también que se den. Son discusiones que hay que darlas.

RB: En tanto integrantes de esta renovación generacional, ¿Cómo trabajan la interpelación de cara a aquellas juventudes que no están tan familiarizadas con lo acontecido durante la última dictadura cívico eclesiástico militar, o que no se hayan interpeladas por la discusión política actual?

LA: Con Nietes todavía no estamos pudiendo hacer un trabajo territorial, pero sí con la Mesa, y tenemos esa discusión de cómo llegar a nuestra generación. Ni siquiera hablar de intergenciación, sino de generación misma. Sale la primera concepción que es “llegá y escuchá”, más que llegar y plasmar ya lo que queremos hacer, sino escuchar para a partir ahí buscar consenso común. Lo que se plantea y lo que se desea en común. Es muy necesario saber escuchar. Yo recuerdo cuando estaba en el secundario, por ejemplo, que ya era militante por los derechos humanos, recuerdo la poca posibilidad de ser escuchado a partir de la necesidad que teníamos. Entonces me parece que sigue siendo por ahí, por lo menos desde este punto regional del país.

FL: Sí, bueno, ese es nuestro gran desafío, no sé si en la actualidad hay una respuesta concreta. Algo que se me ocurre como para sumar a la pregunta es articular con la cultura. Con Argentina 1985 se generó una suerte de fenómeno. Tuvo mucha repercusión, mucha gente la vio, hubo mucho movimiento alrededor, y más allá de que uno como militante de derechos humanos quizás pueda tener algún comentario para hacer, es algo positivo porque llegó a mucha gente y a muchos sectores de la población. Se proyectó mucho también. Llegás a alguien que capaz no tiene una posición formada o no sabe del tema, y lo dejás con más información que antes. Entonces, a partir de ahí ya es más fácil interpelar. Una película es mucho más fácil de ver que por ahí leer un libro. Es un primer acercamiento. En Capital la película la proyectamos aprovechando que estaba en boca de todos,  y buscando interpelar a la gente.

También es importante ver qué medio utilizamos para interpelar. Por ejemplo, para interpelar a nuestra generación. ¿Nuestra generación consume diarios? No, la mayoría no. El formato es importante, cómo se accede a nuestras ideas, a nuestra propuesta, a nuestra discursiva. Si Nietes tuviera un diario y no le llega a la gente joven, nunca se van a enterar. Entonces, incorporar el arte como herramienta para poder transmitir, incorporarse a las redes sociales que sí es algo que nuestra generación utiliza mayoritariamente, y es un espacio donde los discursos negacionistas han sabido capitalizar muy bien desde las redes. Ahí nos primeriaron, en el cómo desenvolverse en las redes, que también es un espacio en el que tenemos que ir a dar la lucha. Con la práctica, vamos viendo las herramientas y las maneras, pero ahí yo creo que hay algo importante. Son masivas, llegan a un montón de gente, muchos sectores de la población tienen celular hoy en día. Entonces es un lugar a donde apostar, por ejemplo. Pero, insisto, es la gran incógnita. Cómo vamos a interpelar a esta generación nueva, que vemos que al menos una parte no se quiere involucrar con  el tema, lo minimizan o adhieren a discursos directamente negacionistas.

Después, creo que la clave está en no perder tampoco la militancia más clásica. Ir a las escuelas, participar en medios de difusión, articular con redes, con la cultura, tenés que también tener propuestas que sean de un bagaje teórico más pesado. Es necesario que des todos los espacios para poder atraer a todos. No quedarse solamente en una discursiva o manera de interpelar más amena o más simple, sino poder ir proponiendo distintas alternativas para dar una discusión cada vez más avanzada.

RC: Como dice Fran, es una incógnita que estamos laburando. Más allá de Nietes, hay toda una sociedad bastante preocupada en ver de qué manera se crea conciencia. Justamente en la búsqueda, lo que estamos intentando hacer es articular todo esto de la militancia en las escuelas, de hacer algún taller de formación, si podemos meter música, poesía, invitar gente, organismos, organizaciones. Y después ver, también, cuando vamos a las escuelas o cuando nos encontramos gente de diferentes edades, de qué manera les llegamos, que también lo vamos aprendiendo de a poquito. No le vamos a hablar de la misma manera a alguien de 12 años que a alguien de 20 o 30.

Llega mucha gente de 20 y pico, o de 30 y pico, que no tiene ni idea de un montón de cuestiones que por ahí nosotros pensamos que son básicas como construcción de la sociedad y que también hay que tenerlo en cuenta. No solamente las pibas, la juventud, la adolescencia que está apolítica o descreída o desganada, sino que hay mucha gente grande que también está en esa, y que ahí también tenemos que dar la discusión. Es mucho más preocupante. Me parece que nosotros que crecimos en democracia es un contexto totalmente distinto. Hay que seguir dando esas discusiones a toda la gente, de todas las edades.

RB: En este año electoral, se escucha con más frecuencia a personas intentando interpretar “qué le pasa a la juventud”, “en qué piensa la juventud”, “por qué vota como vota” ¿qué es lo que vienen escuchando en relación a problemáticas, a desafíos, a deseos también? ¿Qué respuestas vienen sintiendo o no en relación a la disponibilidad de estas otras generaciones para hacer lugar a esas problemáticas y a esos deseos.

LA: Yo lo que veo en un panorama muy general, y es algo que tiene mucho que ver con toda la sociedad y en nuestra generación, es que es de muy alto consumo y que cree que los problemas venideros los tiene que resolver el Estado. Entonces, si algo tiene mucho que ver es la poca participación en cómo generar los medios para esa realidad de consumo que uno quiere tener. Esa me parece una de las cuestiones que más atraviesa, lo que se ha llamado muy famosamente el “quiero todo ya”. No me gusta quedarme en la estigmatización de que la juventud vota a Milei, de que la juventud se derechizó. Lo que veo es que las juventudes están totalmente en un estado de conflicto permanente entre sí mismas, porque en definitiva no podés meter a la juventud en una sola definición. Hay una juventud que está totalmente decidida a luchar, hay otra juventud que está muy atravesada por la violencia, otra juventud que está muy atravesada por la delincuencia y otra juventud, incluso de clase, que eso sí ha denotado su intención de voto en las PASO, y que creo que también le va a denotar en las generales. Por eso la necesidad de ponerse a escuchar y a partir de ahí plantear la cuestión de los derechos humanos.

FL: Estoy de acuerdo con él, no creo que sea tan simple de decir así. Hay una expresión dentro de todo eso, del candidato que ya sabemos y lo que propone, más allá de que claramente no avalamos la realidad es que es legítima la expresión de la gente. Hay un gran descontento y creo que esos votos de descontento cayeron ahí. Complejizándolo un poco más que “el voto bronca”. La ciudadanía se encontró en una situación en la cual hay muy poca confianza en los partidos tradicionales e, intentando buscar una solución a los problemas, que los tenemos, apoyaron esta alternativa nueva, que daba soluciones. Imposibles, claramente, pero las daba. Soluciones concretas, rápidas, fáciles de entender. Eso claramente tuvo éxito. Yo, como alguien joven, si bien no vengo de un pasar económico familiar muy malo, encarar individualmente una casa, un auto, ser propietario y esas cosas, es un sueño muy lejano. ¿Qué queda para alguien de las villas? Es imposible.

Entonces, tenés una situación en la cual tenés descreimiento de los partidos tradicionales y mala perspectiva de futuro, en una creciente individualización de la sociedad, que es algo que el sistema favorece mucho. El consumo de lo digital también tiene mucho eso, lo individual, efímero, rápido. Nos van cambiando nuestras maneras de ser y hacer las cosas. Y yo creo que por ese se termina eligiendo la alternativa que se apoyó. Hay que hacer un análisis más complejo que decir, “son todos unos loquitos estos chavones”, o que simplemente “voto bronca”. Pensar bien el “por qué” detrás. El pueblo no se equivoca, no vota mal. Si votó así hay una razón atrás. Hay que tratar de entenderla y poder actuar en consecuencia, pero esto lo miramos desde nuestra particularidad. Yo vivo en Buenos Aires y mes a mes ves más gente durmiendo en la calle. Es una realidad eso y es durísimo de ver, pero es un ejemplo de cómo lo ves materialmente. Más allá de los alquileres, que son carísimos, ves una realidad en la cual la perspectiva de futuro se complica mucho.

Ahí es también donde se complejiza nuestro discurso, porque es difícil hacerle entender a la gente la importancia que tienen los derechos humanos y nuestra memoria, cuando la realidad material e inmediata es tan negativa. Creo que a la juventud le pasa eso, yo creo que hay una perfecta a futuro mala, donde se ha lanzado mucho el individuo también, porque uno puede decir, bueno, puede haber una oferta a futuro mala, pero que la respuesta pase por una oferta más colectiva. Por ejemplo, supongamos que este descontento lo canalizaba la izquierda. Algo que no sucedió y hay que pensar por qué no pasó. Porque también era una alternativa por fuera de lo que son los partidos tradicionales. No sucedió porque bueno, se ha avanzado mucho en esto, una fuerte individualización, el “sálvese quien pueda” que el mismo sistema fogonea, y reaparece en los peores momentos. Cuando ves que se está vulnerando tu calidad de vida o que por lo menos que algo está cambiando para mal. Creo que es un problema que se está profundizando porque no se participa políticamente, no se da la discusión política, como decía ahí Rama, no se soluciona, solamente con ir a votar y listo, a uno o al otro. Hay que militar, hay que dar la discusión política, hay que involucrarse. Te tenés que involucrar.

Nosotros no podemos exigir representantes que realmente nos representen si no estamos dispuestos a participar en la construcción de esas figuras o de esos espacios, eso también es un gran problema. Militar, mal que bien, es un proyecto colectivo. Incluso si militás para la derecha, termina siendo un proyecto colectivo. Ir a marchar con gente ya es una actividad colectiva. De alguna u otra manera, estás saliendo de “yo mismo, yo solo”, incluso aunque estés defendiendo consignas con las que yo personalmente no estoy de acuerdo. Pero bueno, eso hay que lograrlo. Involucrarse y dar la discusión política y militar y por proyectos que consideremos que pueden llevarnos a un puerto mejor que el horror que se nos está avecinando ahí. Creo que pasó por ahí lo que le sucede a la juventud, creo yo, ¿no? Como la mala perspectiva de futuro, combinado con todo este proceso de cada vez menor participación política, da como resultado lo que estamos viendo ahora. Cuando se involucran, se involucran desde un lugar negativo. Ahí es donde tenemos que operar nosotros e intentar disputar esos espacios e interpelarlos de que, bueno, “este descontento tuyo es genuino, pero bueno, hay que intentar volcarlo en alternativas, en este caso políticas, ¿no? Que realmente puedan dar una solución a tus demandas”. No hay espejitos de colores que es como lo que se vende, Desde este candidato que ha sacado la mayoría de los votos.

RC:  Bueno, y esto de compartir también el día a día. La situación es terrible y nos atraviesa para llegar a fin de mes, con el estudio, con el trabajo. Si tenés trabajo, intentar mantener un trabajo es re difícil para les jóvenes, conseguir algún laburo en blanco. En general, vas de changa en changa buscando algo inmediato y con pocos derechos también. También viene re de la mano con esta oferta inmediata que hablaba un poco Lauti de, “bueno, yo te doy algo rápido”. Qué es lo que se busca, por ahí. Creo que la parte más importante de todas es justamente la relación esta, o la comparación de lo individual y lo colectivo.

No es casual, si hablamos justamente de políticas neoliberales de la dictadura, que vino a desarmara una generación por sus ideas y por su compromiso, a este presente, donde justamente lo que se busca es la salida individual y no una participación política. Esa fue una gran consecuencia de la dictadura, que hay que tenerla en claro. Tanto en los centros de estudiantes como desde cualquier lugar. Lo digo porque ahora nos acercamos al 16 de septiembre, y sale mucho esto en las escuelas. Muchos discursos que vuelven al presente, el “no te metas”. Si vos hablás con gente más grande, de los 70, lo normal era militar. Te encontrás con alguien y era “bueno, ¿dónde militás vos?, ¿dónde milita tal?” Vos te presentabas “y, yo milito”. Y ahora es raro, si alguien está militando en algún lado es el rarito. De eso nos tenemos que apropiar, tenemos que sentir orgullo también. Decir “bueno, sumate, vení”. Porque también tiene que ver con esto, con un montón de discursos de odio que se siguen dando al día de hoy en la sociedad. Esto del “algo habrán hecho”, en su momento, ahora cuando matan a un pibe porque va a robar también es “bueno pero qué hacía, si no iba a robar”. No te justifica para matar a nadie. Entonces, tomar herramientas de distintos discursos y decir “bueno, al día de hoy, ¿cómo estamos?”. Hacer base en la construcción colectiva, y que la salida siempre va a ser colectiva y a través de la organización y de la participación. Pero bueno, si empiezan a participar con esta idea distinta, más negacionista, también hablarlo. Acercarnos y fundamentar el por qué no está bueno eso. En realidad siempre termina siendo una charla de historia, de hablar de que lo que nos vienen a ofrecer son cosas que ya nos ofrecieron antes, y que no funcionaron. Y después, obviamente, de una calidad humana también, desde los derechos humanos, principalmente

RB: ¿Cómo se organizan en Nietes? ¿De qué manera llevan a cabo el laburo cotidiano y la articulación entre las distintas regionales que conforman la organización?

RC: Cuando yo me sumé a Nietes fue de manera virtual. Tengo a mi hermano que estudió muchos años en la Plata, que ahora vive en la Plata, y él me me mandó una noticia de que había gente en la Plata que se estaba organizando como Nietes. Una nota de un diario. Yo lo miré y me emocionó un montón. No me lo esperaba, era algo que suponía que iba a salir por ahí más adelante. En algún momento nos íbamos a encontrar y nos íbamos a organizar, pero fue como una sorpresa para mí. A partir de ahí nos juntamos virtualmente, la gente de la Plata, de Buenos Aires, bueno nosotros que éramos de Pergamino. Eso fue el principio. Después, con el tiempo, a medida que se fue consolidando cada regional, dejamos de tener tantas reuniones seguidas y era algo más informativo. “En Rosario se está haciendo tal cosa”, “en Córdoba se está haciendo esto”, o “cómo piensan que podemos abordar esto”. Y ya no eran reuniones quincenales sino que nos juntábamos puntualmente para hablar sobre algo específico, sobre un temario. Eso a nivel nacional.

Después acá, a nivel regional, en Rosario, nos juntamos una vez por semana. Rondamos en la Plaza de las Madres los jueves, y después de la ronda tenemos nuestra reunión. En la reunión planificamos las actividades que tenemos semanalmente. En Rosario no tenemos como requisito tener algún lazo biológico con alguna persona desaparecida o exiliada, sino que también esto lo dejamos en claro y desde el principio que se arma de acá que se construye así, se invita a quienes quieran participar a que se sumen. Entonces en el camino, en diferentes charlas en las escuelas, talleres, actividades que vamos armando, a las que nos van invitando y que vamos organizando, siempre se nos va sumando alguna persona nueva. Ahora estamos articulando mucho más con otras regionales de cara a realizar un encuentro nacional para sentar las bases de Nietes nacional, por ahí más allá de la individualidad de cada regional que queremos necesarios también pero esa es la manera de organizarnos que tenemos.

LA: Estamos viendo para a fin de año tener nuestro primer encuentro federal. Me parece importante que Nietes siempre va tratando de mencionarlo así. Es un encuentro entre las partes que conforman el todo, y no de un todo como si estuviera conformado por una sola cosa. Se le da respeto a lo que hace cada regional. A partir de ahí sí, tenemos mucha expectativa que podamos decir algo más de lo que es Nietes a nivel nacional. En cuanto a Nietes Córdoba, si bien estamos creciendo y estamos siendo unos cuantos, la realidad es que somos bastante dispersos. Tenemos Nietes en Córdoba, en Río Cuarto, en Villa María, en Río Ceballos, entonces es más difícil organizarnos físicamente. La decisión que tomamos en nuestra regional es participar como Nietes en los espacios locales que tengamos de Derechos Humanos. Entonces nuestra compañera en Villa María participa en su universidad, mi compañera de Río Ceballos participa desde su lugar en la municipalidad, el compañero de Río Cuarto desde un organismo de Derechos Humanos de Río Cuarto y yo en la mesa de Derechos Humanos de Córdoba. Y así vamos dándole ruedo, con la necesidad de querer darle una mirada nacional, que es lo que nos importa desde Nietes. Dar una mirada nacional, que no quede todo en lo local y que se sigan dando los lazos necesarios.

FL:  Hay un funcionamiento en común. Después cosas más puntuales, como dividirnos en grupos, en base a las áreas. Yo, por ejemplo, estoy en el grupo de formaciones también. Desde Nietes CABA damos formaciones, algunas abiertas y otras internas para nuestra propia militancia de la regional. Por un tema de ir formándonos a nosotros mismos para poder ser más eficientes a la hora de dar la discusión. Sí tenemos también una cierta flexibilización respecto al vínculo sanguíneo. También hay una postura de trabajar con todos aquellos espacios que impulsen la lucha por la memoria, de la línea que sean. Está esa idea de trabajar con todos.

RB: Retomando esto que plantearon previamente respecto a la desconfianza de las nuevas generaciones respecto a los partidos políticos tradicionales, y en función de su propia experiencia desde Nietes, ¿cómo ven el hacer político actual? ¿Qué avances y deudas identifican de cara a la juventudes?

LA: Lo que han tenido los partidos políticos en las últimas décadas es una absoluta burocratización, además de su verticalismo. Mucho ninguneo político interno, que lleva a que obviamente la juventud no quiera saber nada. Si algo que tiene nuestra generación es que no le interesa estar bajo el poder de nadie, no quiere tener a nadie encima. Eso lleva mucho a romper con las lógicas estructuralistas y verticalistas. Por eso hoy en día son mucho más reconocidas las formas horizontales, y por eso no me parece raro que gane un tipo que no tiene un cuerpo partidario en todo el país. Me parece que empezar a discutir desde ahí, desburocratizar las estructuras políticas que son tan necesarias para justamente entender que no se puede llegar sin el Estado a lo que buscamos.

FL: Una deuda pendiente, no sé si “para con la juventud” sino también “de la misma juventud”, es esto de que la militancia no está tan extendida como sí quizás estaba antes, y eso es algo negativo. Por ejemplo, el movimiento estudiantil en este último tiempo ha estado bastante detenido. Detenido no implica que no están haciendo nada, pero sí comparado con lo que fue la militancia pasada. Esto es saldo de la dictadura, la destrucción de esas generaciones políticas enteras. Hasta el día de hoy seguimos trayendo la carga de las consecuencias de que fue todo ese proceso. Uno puede hilar su finalización formal hasta el 2001 donde sus políticas económicas se mantuvieron sin ninguna modificación hasta el estallido social. Eso tuvo su impacto en la militancia también. En lo que es la juventud, eso de que en comparación a la militancia que nos precedió, es una militancia menos movilizada.

Por otro lado también hay una situación paradójica sobre eso. El kirchnerismo tuvo en su momento como gran particularidad esa. Logró incorporar a la juventud como sector. Ofelia Fernández habla de que evidentemente la juventud tuvo en algún momento la posibilidad de expresarse de esa manera con una representante de ese sector etario. No me parece algo menor. Hay cosas positivas para destacar del último tiempo porque también la juventud se ha volcado a levantar banderas como la del ecologismo, la emancipación de la mujer, un montón de cosas donde la juventud ha sido partícipe importante. Así que tampoco hay que decir estrictamente que la juventud no está movilizada. Remarcando lo que dijo mi compañero, la estructura de los partidos ha quedado medio anticuada. Esa burocratización es un problema que aleja a las dirigencias de las bases entonces quizás la juventud se está movilizando por otras partes y no por las vías tradicionales. Hay una reconfiguración de lo que es la militancia, pero yo creo que la juventud se moviliza siempre. Lo que pasó en las PASO es una manera de participación política, de intentar satisfacer tus demandas. Hay que visualizar que esta expresión es una decisión política. No están satisfechos con su realidad y buscan cambiarla.

RB: A 40 años del retorno democrático, con todos los balances, frustraciones, preguntas, deudas, logros, ¿qué respuestas vienen encontrando o construyendo en relación a qué democracia queremos construir?

LA: A mí lo que me hace ruido de los 40 años de democracia, es que han sido más años hablando de lo que no queremos que pase que lo que queremos lograr. Y muchas veces hablamos de pedir que tengan memoria, pero siempre que tengan memoria con respecto a los fantasmas que creíamos que eran fantasmas pero que volvieron a ser sujetos en carne y hueso dispuestos a revivir lo que los dinosaurios hicieron. Entonces me parece que por un lado está bueno hablar sobre quienes lucharon y por qué lucharon, y a partir de ahí empezar a construir memoria e historia de lo que queremos lograr. Si vos me decís qué es lo que queremos lograr hoy, yo quiero una democracia, como diría Néstor Kirchner, con una juventud desobediente y contestataria. Eso es lo que me parece fundamental, empezar a cuestionar organizadamente la estructura.

FL: La democracia que queremos, los representantes que queremos, la realidad que queremos ver se va a lograr en tanto nos comprometamos a participar en esta sociedad que queremos cambiar. Esa sociedad mejor que queremos implica que nosotros participemos en ella para cambiarla. Dar la discusión política, informarse. Necesita compromiso. Hay que convertir el horror que nos dio esto que pasó en las elecciones en que sea un propulsor para formarse más, militar más, buscar organizar más, intentar interpelar a tu vecino, a tu amigo. Me gustaría llamar a la organización. La solución se encuentra en organizar y dar la discusión política. Horrorizarse no sirve de nada. Hay muchas maneras de participar políticamente. Algunas más comprometidas, otras menos. La militancia no es necesariamente súper sacrificada todo el tiempo, podés hacerlo de distintas maneras. Pasa por ahí la solución de lo que no nos gusta de la sociedad y de lo que nos horroriza.

RC: En cuanto a la democracia que queremos y al presente que queremos es con más participación política desde donde se pueda. A mí mismo me pasa con mis amigos y amigas, que te apoyan pero queda ahí. Cada uno, cada una, tiene algo para aportar. Si vos tenés inquietudes y tenés broncas, si no estás conforme con la realidad y hay algo que querés cambiar. Bueno vení y vemos de qué manera lo podemos hacer. Si te es más fácil el uso de las redes, podés aportar desde ahí. Si no tenés mucho tiempo porque estás todo el día laburando y estudiando y lo que podés hacer es recibir mensajes y organizar reuniones, entonces vos organizás las reuniones. Si lo que podés hacer es poner el cuerpo todos los miércoles hasta tal ahora en tal lugar, bueno los miércoles a tal ahora lo harás. Si hay cinco escuelas que piden personas y no podés ir a las cinco y podes ir a una, bueno andá a una. Si podés ir a tres, vas a tres. Pero todas las personas tienen un granito de arena para aportar desde el lugar que sea. También desde el arte, desde un montón de lugares que podemos articular y que se pueden sumar. Yo hablo desde Nietes, pero desde la participación desde el centro estudiante de la escuela, desde un centro barrial. Cada persona buscará cuál es el lugar donde se sienta más cómoda. Pero la idea es esa, si nace esta bronca, si nacen estas ganas de cambiar las cosas, no quedarse con decir “son todo lo mismo” o “ninguno sirve para nada”, sino pensar que si ninguno sirve fíjate e involucrate para cambiar la realidad.

Nietes no es solamente ir a dar una charla o compartir algo en redes, sino un espacio de contención re zarpado y creo que eso es algo de lo más importante. Termina siendo como una gran familia, con gente con la que vos discutís los mismos quilombos que estamos hablando y que nos atraviesan, ya sean del laburo, del estudio, de la militancia, de las elecciones. Acá también vas a tener un compañero o una compañera para hablar de esto, no solamente de los temas que vamos a tratar. Eso también es necesario, los lazos amorosos que justamente intentaron destruir. Creo que esa es una base fundamental de Nietes, que proponemos y compartimos.

LA: Me gustaría, como cierre, expresar que Nietes lo que tiene es que está abierto a escuchar las necesidades. Si sos estudiante y te encontrás con una realidad que conocés mejor que nosotros y no sabés cómo transformar, acá tenes una organización para empezar a generar. Igual que si sos joven trabajador, acá tenés una organización. Sos músico, sos artista, etcétera, tenés una organización para expresarte y para que tus propuestas empiecen a ser discutidas desde los derechos humanos.


Comentarios(2)

  1. Gracias por la nota, a pesar de su extensión quedó muy clara para donde apunta.

    • Gracias a ustedes por su tiempo y predisposición para poder concretar la nota, aportándonos nuevos interrogantes y puntos de vista para pensar estos temas tan necesarios! Saludos!

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