A través de la Resolución 1997/2023 del Ministerio de Salud se aprobó el Plan Nacional de Salud Mental 2023-2027, que será ejecutado por la Dirección Nacional de Abordaje Integral de la Salud Mental y Consumos Problemáticos.
Por: Redacción Broquel
El plan se propone “incorporar un enfoque de cursos de vida, especialmente para incluir a niñeces y adolescencias como sujetos protagónicos de la transformación en salud mental”. En este sentido tiene el objetivo de ser una herramienta clave en el cumplimiento del carácter comunitario que promueve la Ley Nacional de Salud Mental y se basa en valores, preceptos y objetivos históricos de este campo.
Este es el resultado de un trabajo colectivo realizado en once rondas consultivas desde noviembre de 2020 a marzo de 2021 con la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), las y los responsables de Salud Mental y Consumos Problemáticos de las 24 jurisdicciones del país y el Órgano de Revisión Nacional de la Ley 26.657.
Por otra parte, participaron también de estos encuentros, el Consejo Consultivo Honorario en Salud Mental y Adicciones con las 30 organizaciones que lo componen, 14 organizaciones de personas usuarias y familiares vinculadas a los servicios de Salud Mental, ocho asociaciones de profesionales del campo de la Salud Mental, 12 organismos públicos entre los cuales se encuentra la Sedronar (Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación Argentina), cuatro organizaciones de la sociedad civil, dos sindicatos, 10 espacios académicos y 10 expertas y expertos en la materia, además de diversas áreas del Ministerio de Salud de la Nación.
anexo_6958865_1En su prólogo, el Plan resalta que “la pandemia de SARS-Cov-2, declarada por la OMS el 11 de marzo de 2020, ha trastocado la vida de las comunidades, las familias y las personas en forma global, tanto por la pérdida de vidas, como por las consecuencias sobre las condiciones socioeconómicas, los cambios en las pautas de vida cotidiana, la inserción en los espacios de pertenencia y los vínculos en general”. Y destaca que “esta crisis se suma a una deuda histórica que nuestro país tuvo con el campo de la salud mental en general, y con las personas con padecimiento mental en particular”.
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